domingo, 10 de julio de 2016

SOMOS GUIADOS POR OBJETIVOS

Muchas veces solemos sentirnos perdidos; normalmente es por no tener claro nuestro próximo paso, el que formará parte del batallón de pisadas que nos llevará a nuestra meta. También debemos tomar en cuenta que a los que guiamos no los mueven o motivan los mismos objetivos que a nosotros.
No es productivo confundir lo que en realidad queremos, tampoco pasar por alto qué deseamos. Empadronar los sueños es el primer paso de la larga y divertida caminata que debemos emprender. Siempre recomiendo listar los sueños y objetivos; profesionales y personales; a corto, mediano y largo plazo.
Es importante soñar, pero para convertir un sueño en realidad estamos obligados a despertar… quedarnos soñando sería nunca vivir tan lindo pensamiento. La siguiente etapa, un vez despertamos, es planificar lo que deseamos; luego debemos dar pasos para lograr el objetivo.
También planificamos logros para nuestros hijos; pensamos que lo deseado para ellos debe motivarlos a dar los pasos: Buenas notas, estar entre los mejores en algún deporte, etc. Nos sorprendemos cuando no consiguen lo que queremos, pero muchas veces no nos preguntamos si en realidad ellos desean lo mismo que queremos para ellos, o por lo menos, si está dentro de sus prioridades.
Algunas cosas debemos hacerlas aunque no sean nuestra motivación; para lograrlas les pongo decisión y disciplina. ¿Cómo ayudar a nuestros hijos y colaboradores? Lo importante no será motivarlos, sino guiarlos a lograr lo mejor sin intentar la perfección. Obtener resultados puede ser más efectivo que buscar los mejores resultados.
¿Sería ser conformista recibir una nota buena y no excelente? Para mí lo importante es donde me lleve esa nota. Si es importante para facilitarme la entrada a la universidad creo que debe ser prioridad. Si la nota es solo para satisfacer necesidades de autorealización, diría que debemos buscar una motivación diferente, mucho más energizante, como explico en mi libro ¡Alcanza la Cumbre!

Buscamos resultados y eso nos motiva; el objetivo propuesto no debería ser castigo (como el látigo utilizado para domesticar al burro). Pienso que es mejor el método del pescado que le obsequiamos al delfín cuando aprende o muestra un truco. Aunque tampoco estoy de acuerdo con las recompensas otorgadas por realizar un deber… es peligrosa la costumbre de movernos por premios. ¿Se atreve a encontrar un motivo que lo mueva o mueva a alguien a lograr un objetivo?

No hay comentarios.: