sábado, 19 de noviembre de 2016

TRES ETAPAS DE LA VIDA FINANCIERA

En la vida pasamos por diversas épocas. En lo financiero se marca mucho… lo que pase o hagamos pasar en cada etapa construirá (para bien o para mal) lo que acontecerá en las siguientes.

Claro está que no para todos es igual, hablaré de la gran mayoría y de los comportamientos típicos y sus consecuencias. Los que no se sientan identificados pueden analizar su propia realidad y ver cómo construyen lo que desean con las mejores prácticas.

PRIMERA ETAPA, MANTENIDOS: Nuestros padres son los encargados de suplirnos el sustento. Vivir es muy fácil, abrimos la boca y todo está a la mano… ya sea para alimentarnos, vestirnos o divertirnos. Una etapa que suele terminar a los doce años para los menos pudientes, entre los dieciocho y los veintitrés, por lo general, y mucho más lejos para algunos.
La guía de nuestros padres durante esta etapa forjará nuestra vida profesional. Es común que alguien que lo recibe todo fácil, sin obligaciones a cambio, suela concentrarse en el dinero y no en los logros. Piensa que todo se conseguirá con lo que gane y como no le da mucho valor a lo que consigue se encuentra que todo es poco. Son la mayor fuente de personas infelices laboralmente y de ninis (los que ni trabajan ni estudian).
Aquellos que trabajan durante esta etapa le toman valor al trabajo, no tanto así al dinero. Como no tienen que trabajar por la moneda sino por deseo, el efectivo no pasa a ser la motivación, sino una consecuencia. Luego son más felices en sus trabajos y logran unas finanzas más sanas. No recomiendo obligar a los jóvenes dependientes a trabajar, pienso que es mejor motivarlos a ganar dinero. Esto complementado con una buena educación financiera y un ejemplo asertivo de los padres en su manejo financiero puede lograr una excelente trova de personas libres y con una alta autoestima.

SEGUNDA ETAPA, DEPENDIENTE DE UNO MISMO: Al salir de la realidad de mantenido nos encontramos en el mundo financiero real. Tenemos obligaciones e ingresos. Equilibrar lo uno con lo otro es cuestión de conocimientos y dogmas más que de arte de magia. El dinero no le alcanza al que no sabe mesurar sus deseos de acuerdo a sus posibilidades.
Siempre es posible gastar más, casi todos tenemos deseos por encima de los ingresos que podemos lograr. Lo más interesante es que podemos duplicar nuestras pretensiones con el simple hecho de duplicar nuestras esperanzas de ingresos… para muchos una promesa de cierre de un gran negocio es suficiente para irse de compras con el dinero aún no obtenido.
Erigir la próxima etapa dependerá del dogma que en mi libro Arco Iris Financiero enseño como: “El Porciento”. Gastar el 100% o más lo llevará a la pobreza senil. Construir capital para que trabaje para nosotros nos hará libre de trabajo y dádivas.

TERCERA ETAPA, LIBRE O ESCLAVO: Llega el momento en que no podemos trabajar, no queremos o no nos quieren en el trabajo. Cualquiera de las opciones nos deja fuera de la creación de ingresos a base de nuestro accionar diario. Estamos obligados a vivir de lo producido: si fueron deudas estaremos pasando a una etapa horrible; si no construimos ningún capital estaremos obligados a recibir de alguien para poder seguir adelante; si nos dedicamos a guardar y con conocimientos financieros hacer crecer lo reservado tendremos ingresos pasivos sin necesidad de pedir o trabajar.


FRASE DE LA SEMANA
“Lo que construya es lo que obtendré; mi plan es claro, será grande y fuerte”

Conferencista, Escritor, Consultor y Coach

martes, 15 de noviembre de 2016

VIVIR ENTRE EL PERFECCIONISMO Y LA DEJADEZ


No es que estemos de un lado en unas ocasiones y en el otro en las demás, la idea es lograr estar en el medio y saber cuándo irnos para uno u otro extremo.
Los perfeccionistas ya comenzaron a estresarse solo de pensar en un punto que no sea la perfección.
Los dejados ya están nerviosos al ver la opción de pensar en salir de esa vida tan tranquila que viven. Ambos tienen razón, pero no dejan de sufrir o hacer sufrir a los demás… Analicemos:
El perfeccionista: Personaje en el que se pueden confiar trabajos de alta precisión…
Siempre que tenga cuidado con la fecha de entrega. Este tipo de personas pone mucha atención en el resultado y no así en el tiempo. Por lo regular, revisa y modifica varias veces antes de entregar.
A veces la vida no les favorece, las tareas no siempre necesitan precisión quirúrgica. Sufrir por errores o potenciales errores que no causan daño es muy estresante.
No cumplir con los tiempos por temor a cometer errores es improductivo. Como jefes son muy complicados, no aceptan errores y les da mucho trabajo delegar. Las tareas que otros realizan terminan siendo revisadas con rigurosidad y son blancos fáciles para sugerencias (obligatorias) de mejoras… en muchos casos muy buenas, en otros, solo hacen perder tiempo porque no son de fondo, sino de forma. Ser perfeccionista solo en casos que el resultado sea lo importante sería mi recomendación; salirse del extremo, pudiendo así lidiar más con las tareas urgentes sin que se conviertan en un estrés que le hará daño a su salud y al equipo que le rodea.
El dejado: Persona que tiene sus propios medios para determinar la importancia de una tarea. Errores de forma no le son representativos, como los ortográficos. ¿Lo malo? Quien recibirá el trabajo puede dar importancia a esos deslices y pasan a ser parte del fondo. Cuando jóvenes (típico del género masculino) solo ponen interés a lo que a ellos les interesa.
Mi recomendación es abandonar ese extremo y colocarse más en el medio, aprender a ser también perfeccionista para cuando se requiera y seguir con la dejadez extrema cuando no importe el resultado, como al practicar un hobby individual.
Prefiero ser ni uno, ni lo otro, pero moverme al extremo requerido cuando se demanda.
¿Podría ajustarse a este modelo en la próxima tarea que realice?