viernes, 31 de mayo de 2013

DEVOLVER UNA LLAMADA


Cuando llamamos a alguien y no devuelve, le volvemos a llamar. Las personas reconocen esto como una interrupción porque llega en un mal momento y quita concentración. La mejor forma de evitar esa llamada en un momento inadecuado es devolverla cuando es bueno para nosotros. Tome el teléfono y salga de cualquier llamada pendiente que tenga y que pueda realizar con éxito.


EL DINERO Y LA AUTOESTIMA


lunes, 27 de mayo de 2013

LA LEALTAD NO ES UNA OBLIGACIÓN

Es un comportamiento apegado a valores que no se doblan. Si considero que es una obligación, pensaría que hago algo contra mi voluntad para conseguir ser leal. Si creo en ser fiel a mí, a mis valores, a mi familia, a mi trabajo, a mi país... entonces lo tomo como un comportamiento natural y soy feliz de ser leal.


Las personas tenemos valores y son a los primeros que debemos ser leales si queremos vivir en una sociedad justa. No debemos ser leales contraponiéndonos a los valores, eso sería muy peligroso… en los regímenes militares se apela a esa práctica para contar con una colaboración incondicional.

La matanza de Josephus en medio de la segunda guerra mundial ha sido caso de estudio precisamente por la lealtad ciega. Un batallón de reservistas alemanes fue llevado a Josephus en la frontera de Polonia. Más de 500 jóvenes menores de 20 años tendrían que ejecutar a las mujeres y los niños del pueblo, simplemente por ser judíos. Los hombres serían hechos prisioneros por otro batallón.

Era algo lamentablemente común durante el holocausto, la única diferencia en este caso fue que el jefe del batallón 101 les dio la oportunidad a los reservistas de decidir si participaban en la matanza o no. Les prometió que no les pasaría nada a los que desistieran de ese horrendo acto.

Sólo uno dijo de inmediato que él no tomaría parte. Al ver que no le pasó nada, tres compañeros más se le unieron. ¿Por qué no se integraron al grupo más personas? Hay muchos análisis y estudios, todos descartan la posibilidad de un gen asesino en esas personas, pero coinciden en que gran parte del problema del comportamiento lo hace la lealtad ciega a los superiores malintencionados.

Es importante ser leales, pero encontremos primero a qué somos leales. Inmediatamente será muy fácil aplicar la lealtad. Si nuestros valores están alineados con los de la sociedad, la familia y la empresa, entonces le damos continuidad al compromiso asumido, no importando las dificultades externas que podamos encontrar en el camino.

Faltar a la lealtad es quebrar uno de los principales valores sociales. La lealtad es una obligación de fidelidad que un sujeto o ciudadano le debe a su estado, gobernantes, empresa, familia, comunidad o a sí mismo. Las personas leales a los demás son valoradas y seguidas. Un gran líder debe ser leal a lo que representa. Un individuo que se compromete es considerado de fiar.

En mi libro ¡Alcanza la Cumbre! desarrollo el tema de los valores y la importancia de tener una filosofía de vida para alcanzar el éxito, sin necesidad de dañar a nadie ni dañarse uno. Estamos viviendo tiempos que la lealtad es tentada a ser abandonada. El dinero puede comprar deslealtad. Hay personas que miran más lo que pueden adquirir o recibir a cambio de una deslealtad, que lo que pueden perder por no ser leales. Lo primero que se pierde y nunca más se recupera es un valor invaluable… la honra. Cuando no somos leales nos deshonramos a nosotros mismos, a nuestros padres y a nuestros hijos. No tenemos que ser descubiertos, simplemente nosotros sabremos el resto de nuestras vidas que no somos de fiar… posiblemente paguemos caro; quizá nunca más nos fiaremos de nadie.



FRASE DE LA SEMANA

“Logrando la lealtad a mi compromiso propio, me soy leal a mí.”
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Conferencista y Escritor

LA ZONA DE CONFORT CREA DEUDAS





Es algo muy reconfortante llegar a un punto en nuestras vidas en el que sintamos comodidad y tranquilidad. Muchas veces podemos quedarnos tranquilamente en él por un tiempo. El inconveniente es que la vida se encarece más rápidamente que el crecimiento de nuestros ingresos.

A mí me encanta estar en una zona de confort en cuanto a mi estatus. Estoy consciente de mi estatus, sé que puedo mejorarlo, pero no me interesa. Eso me ayuda a no perseguir el consumismo. O sea, la moda no me hace gastar mi dinero; el envejecimiento sin deterioro de mi vehículo, tampoco. Así puedo enumerar una cantidad importante de cosas que, por mi forma de ver la vida, no me hacen entregar mi dinero innecesariamente a los percusores de cambios. La mala noticia es que hay cosas que se van encareciendo, no importa que no haga desperdicios. Mantener nuestra calidad de vida se hace difícil si mantenemos los mismos ingresos.

La zona de confort nos lleva a estar felices con nuestra vida, pero también nos mantiene atados al empleo o una forma de llevar nuestra empresa. Las ansias de crecer son guardadas en una gaveta. Nos dedicamos a defender nuestra posición, lo que muchas veces es contraproducente para la empresa. Sin crecimiento profesional, posiblemente los ingresos no crezcan al ritmo necesario para mantener el confort que hemos definido como nuestro estándar.

Cuando nuestros egresos crecen más que nuestros ingresos tenemos un déficit. Al inicio, comenzamos a recortar gastos superfluos. A continuación, reduciremos cantidades en nuestras compras, gustos y diversiones. El siguiente paso es el cambio de productos por otros de menor precio. Si todo esto fuese por gusto no sería malo, pero como es por economía diría que es una reducción de nuestra calidad de vida.

Ese sería un proceso de una persona que se maneja bien con su dinero. Las que no están dispuestas a bajar de estatus lo primero que hacen es utilizar las fuentes de crédito que tienen a su alcance para tratar de mantenerse en la zona de confort y su calidad de vida. Primero, las tarjetas de crédito; luego, los préstamos más cómodos, llámese familiares, institución financiera, etc., para terminar en los préstamos informales.

Cuando utilizamos dinero que no nos pertenece la ecuación se complica. Si ganamos 10 y necesitamos 12 para mantener nuestra zona de confort, 2 tendrán que salir de algún lugar. Esos dos se acumulan y pronto serán 20. Para conseguir esos veinte necesitaremos comprometer parte de los diez que recibimos. En otras palabras, recibimos diez, quizá nos quedan nueve, pero queremos vivir una vida de doce... Lo que nos indica que el faltante pasa a ser 3. Será una bola de nieve si no decide pronto salir de su zona de confort.

Momentito, no le quiero decir que baje de estatus, mi recomendación es que se mueva y agrande su zona de confort. Si quiere puede mantener los mismos gustos, pero no se canse de buscar crecimiento económico, claro, sin sacrificar su calidad de vida. ¿Dentro de la empresa hay puestos para crecer? ¿Sabe invertir el dinero que ahorra? ¿Consigue aumentar sus ingresos pasivos más rápido de lo que los gastos suelen incrementar? ¿Está previendo gastos extras que pueden llegarle, por ejemplo, con el crecimiento de la familia o crecimiento de los hijos?


FRASE DE LA SEMANA


“El crecimiento natural de los gastos no debe robarnos la calidad de vida.”
Diego A. Sosa
Consultor, Coacho, Conferencista y Escritor