Para muchos, el sistema
establecido del castigo es la mejor solución para enseñar: ¿Por qué no hay un
castigo por malgastar y endeudarse? Quizá sea una solución a la “pobreza
senil”. Si podemos enseñar a las personas a no gastar por encima de lo que
reciben lograremos que no desperdicien dinero en altos intereses y que
construyan su propio futuro financiero.
Castigar es muy usado, aunque por
lo general odiamos ser castigados. Más cuando pensamos que el verdugo no tiene
la razón. El sistema viene de tiempos antiguos y muchos insisten en que son
quienes son gracias a los castigos… esos que en la mayoría de los casos fueron
sobredimensionados y en otros totalmente injustos.
Veo que muchas personas respetan
las leyes para evitar el castigo; es muy natural porque el libre albedrío nos
guía por un mundo egoísta y sin consecuencias. Sin embargo, prefiero a las
personas que han sido educadas de tal forma que no piensan en el castigo de
infligir una regla o ley, simplemente no hacen lo indebido a pesar de saber que
no serán descubiertos… como no pasar un semáforo en rojo no importando que no
haya policías o cámaras que los lleven al castigo (la multa) o no quedarse con
una cartera encontrada a pesar de no ir a ser descubiertos.
Nuestro cerebro se acostumbra a
actuar de acuerdo a las consecuencias. Las reglas morales se han inventado
después que el instinto de supervivencia no es tan importante. Hasta no hace
tanto tiempo, el humano sólo tenía que preocuparse por cubrir sus necesidades
básicas y las de seguridad, las comodidades no eran frecuentes… lo importante
era estar vivo. Con el pasar del tiempo hemos cambiado la sociedad y cometer
errores ya no es cuestión de vida o muerte.
Estoy casi seguro de que nadie es
perfecto… sé que la gran mayoría de los humanos (por no decir todos) cometemos
errores. ¿Cuál es la razón que encontramos para imponer los castigos? Pienso
que es poca tolerancia a los errores, los que muchas veces nosotros mismos
hemos cometido.
Enseñar me resulta más efectivo
que castigar. Cuando nos basamos en el pasado nos concentramos en querer
corregir el error cometido, ¿lo logra el castigo? Yo me permito dudarlo.
Mirando al futuro puedo concentrarme en la enseñanza. Sin retaliaciones ni
rencores, con tolerancia y reconociendo que tampoco soy perfecto; también
cometo muchos errores.
Los castigos son variados: El
reproche, castigo que busca amedrentar psicológicamente al receptor; Agresión
física, por lo general ocurre cuando dejamos que la parte del cerebro que
llamamos amígdala (no las de la garganta) se adueñen de la reacción y nos
preparan para la batalla soltando hormonas específicas, siempre se ejecuta
contra alguien más débil; Castigo monetario, como la pérdida de trabajo, en
ocasiones necesario por la persona no ser capaz o por haber costado
demasiado... Interesante me resultó escuchar un señor decir que no sacaba de su
empresa al que ya había cometido un error de éstos; consideraba que había
pagado para obtener el aprendizaje, sacarlo ahora era un error. Puede encontrar
más en mi libro Migomismo II en el capítulo sobre la crianza emocional.
El castigo nunca se considera
necesario cuando es contra nosotros, pocas veces merecido según los demás, pero
siempre justificado según el verdugo.
No se castigue por los errores
financieros cometidos… mejor ocúpese de corregirlos.
FRASE DE LA SEMANA
“Cuando creo que debo castigar una falta es porque cometí algún error al
enseñar”
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Conferencista y Escritor