sábado, 12 de noviembre de 2016

¿TACAÑO O AHORRATIVO?

¿TACAÑO O AHORRATIVO? 
En una sociedad que predomina el consumismo, el que no gasta todo lo que ingresa por lo regular es observado con cuidado por sus semejantes. Como la mayoría me dice que el dinero no alcanza para ahorrar, entonces podemos casi deducir que el que no lo gasta todo es por tacaño.
Siempre pregunto en mis cursos de Inteligencia Financiera Personal: Si el que no lo gasta todo brinda a los demás, ¿sigue siendo tacaño? La respuesta categórica es “no”. Con esta sencilla prueba queda demostrado que guardar no define al tacaño, sino el que no brinde.
Hoy existen diferentes categorías de tacaños, iniciando con el envidiado por su comportamiento y llegando hasta el miserable o más allá. Algunos viven tranquilos con su forma de ser, otros se sienten incomprendidos, y los más agarrados pasan por indeseables.
El tacaño real es muy difícil de tratar. Son personas que: Pudiendo cubrir una necesidad no lo hacen; todo se lo encuentran caro, para ellos nada vale su precio; se aprovechan de los demás; no disfrutan un compartir si involucra pago; etc. Las relaciones humanas con alguien así son muy complejas. Tienden a terminar aislados de los grupos que comparten momentos y costos.
En la categoría más alta del tacaño encontramos al miserable. Individuo que teniendo dinero para disfrutar de algo que le gusta, prefiere esperar una víctima que se lo brinde. No come bien por no gastar, mucho menos acompaña a los demás, para que no le hagan erogar el más mínimo centavo. 
El ahorrativo no es obligatoriamente tacaño. Él tiene un plan y le asigna su dinero a necesidades propias. No es que guarde dinero por no utilizarlo, sino que tiene una asignación para diferentes necesidades. Diversión, educación, imprevistos, futuro, etc. Una parte no parece tener un fin específico, pero sabe que lo necesitará más adelante, como para no pagar intereses por necesitar el dinero de otros.
Muchos no lo entienden, piensan que el ahorrativo desperdicia su vida. “Tienes que disfrutar, no sabes si te mueres mañana”–le dicen buscando que gasten su dinero en gustos presentes, aunque no cubran necesidades que mejoren su calidad de vida.
“El dinero está hecho, solo hay que buscarlo”. Es otro de los pronunciamientos que sentencian el futuro de muchos. Con una filosofía acorde a ésta escuché a un ‘asesor en enriquecerse’ hace unos días y sentí pavor. Dice que meterse en un lío nos hace salir de la zona de confort. Para algunos estoy seguro que funciona… verse en la necesidad puede moverlos, se llenan de adrenalina y cortisol y salen a la batalla. Lo malo es lo que sufren en el camino. Lo peor es que la mayoría no encontrará la salida de tan arbitraria encrucijada.
Por mi parte prefiero ofrecer a las personas herramientas para que primero se muevan y luego gasten. Una de ella es el ahorro. Reunir dinero para iniciar un negocio lo considero más útil que una deuda para sentir que tengo la necesidad de crear un negocio.
Vivir la inmediatez o hasta la vida por adelantado (adquiriendo lujos con dinero que no nos hemos ganado) no es de vivebien, es de desorganizados sin visión ni previsión de futuro.
El dogma que recomiendo no es no adquirir el lujo, debemos disfrutar de muchas cosas que se adquieren con dinero. Algunas satisfacen necesidades muy importantes en la vida. Pero sin pagar más por no esperar.

FRASE DE LA SEMANA
“Construir el futuro en vez de empeñarlo lo considero de sabios”
Diego A. Sosa
Consultor, Conferencista, Coach y Escritor



jueves, 10 de noviembre de 2016

"A JUVENTUD OCIOSA VEJEZ TRABAJOSA"


Les dejo aquí mi columna de la Revista Forbes




A JUVENTUD OCIOSA, VEJEZ TRABAJOSA

La vida es larga y corta a la vez, todo depende hacia dónde miramos y de cómo la estemos pasando. Las personas que disfrutan de salud y buena fortuna pueden sentir que el tiempo pasa volando. Aquellos que no tienen ingresos suficientes para honrar los compromisos asumidos pueden ver los meses como años y los años como décadas.
Mirar hacia atrás, por lo regular, nos da la sensación de que el tiempo pasa volando. No importa cuántas vueltas dio el reloj o la cantidad de hojas que le quitamos al calendario, casi siempre fue rápido; el fin de semana, 15 días de las vacaciones, la juventud… sí, menciono eventos buenos. Un año de mal vivir parece una década, al igual que dos días en un trabajo de mal gusto aparentan una semana.
Si nuestra perspectiva es al futuro pensamos que tenemos mucho tiempo. Si a las siete de la mañana miramos todo lo que pensamos hacer nuestro día parecería tener cuarenta y siete horas; cuando está terminando es que nos damos cuenta que no rendía tanto como creíamos. Al inicio del mes pensamos que lograremos tantas cosas que hasta vamos dejando algunas para más adelante. Las metas de principio de año por igual. ¿Qué pasará con nuestro futuro financiero? Falta tanto que muchos empujan la decisión de crearlo para más adelante.
Siempre recuerdo un anuncio televisivo sobre la jubilación en España. Salían los jóvenes españoles de fiesta, mucha “marcha” era su dogma. Los comparaban con los alemanes, quienes según el anuncio estaban trabajando de sol a sol. Luego salían los ibéricos más maduros, con menos fuerzas y aún trabajando. Los alemanes retirados aparecían de “marcha” en las playas españolas. El mensaje era que mientras los españoles estaban de fiesta, los alemanes trabajaban, pero al momento de jubilarse se invertían los papeles.
Analizaré algunos puntos por los cuales pienso que el futuro le llega a la mayoría de las personas, y que mi generación no estará preparada financieramente para vivir esa etapa sin declinar gran parte de su calidad de vida.
Vivimos más tiempo: La tecnología y los avances médicos han llevado la expectativa de vida a niveles impensables. Mientras a principios del siglo pasado era poco más de treinta años ahora estamos rondando los noventa. Hace cuarenta años una persona de sesenta parecía un anciano y le quedaba poco de vida (salvo algunos que subieron el promedio del conjunto), no hacía falta demasiado dinero para vivir los años de retiro. Hoy hablamos de más de 25 en promedio. ¿De dónde saldrá dinero todo ese tiempo?
Las deudas: Veo la sociedad moderna recibiendo más ingresos que nunca antes; como reflejo tiene un poder adquisitivo mayor y por ende una posibilidad mucho mayor de endeudarse, o sea, de adelantar el futuro utilizando el dinero de otros. Aunque aparentamos tener mucho, como vehículos, vestimenta y viajes, en realidad si no lo hemos pagado no son nuestros. La vivienda es para mí una obligación, siempre que sea dimensionada a mis necesidades y mis posibilidades. Muchos sacan su balance después de muchos años trabajando y deben el vehículo que tienen, aún queda 20 años por pagar la vivienda y tienen deudas de consumo. Es poco lo que les resta.
Vivir cada día como si fuera el último de mi vida: El dogma de vivir hoy pensando que mañana puedo no estar vivo nos lleva a que cada día nos equivoquemos y no creemos nuestro futuro.
Sacar una parte de nuestro dinero para el futuro no es desaprovechar nuestro presente, es tener dinero para no pagar intereses y crear capital para recibir ingresos sin tener que trabajar. Puede: Aumentar su plan de retiro; invertir en bienes raíces; adquirir certificados financieros o papeles en la bolsa de valores; etc. Lo importante es construir el inminente futuro.

“Mi peor inversión a futuro sería no invertir en mi porvenir”
Consultor, Conferencista, Coach y Escritor



"ME DEJÓ EL AVIÓN"


“El otro día me dejó el avión”: Escuché a un participante en uno de mis seminarios decir, como si el ave metálica fuese la culpable de no llevarlo a su destino. Esta frase la puedo unir a otras tantas que expresamos con la intención de quedar fuera del problema: “Se acabó el agua”, ¿será que nadie se la tomó? “El profesor me puso una mala nota”, para pasar la materia me imagino que será paciente y esperará a que el profesor cambie de comportamiento.
Me fascina escuchar a las personas alejarse de la situación, ver todo desde fuera, encerrarse en una burbuja de inocencia que los aleja de toda responsabilidad. Echan la culpa a otros de situaciones que les afectan a ellos. No ver la menor intención de involucrarse en la solución es lo que más me asombra, porque creo que si me molesta una situación debería involucrarme en solucionarla.
¿Podemos hacer algo para que el avión no nos deje? Pienso que llegar antes. Quizá no podamos por causa del tránsito. Y si pienso que salir más temprano suele ayudar, me imagino que encontraremos otra razón lógica para explicarnos la imposibilidad de que el avión no nos deje… precisamente a nosotros y no a los demás que van en él.Ya sé, los otros tienen buena suerte.
Vivir como víctimas nos pone a la merced de los demás. Les entregamos el poder de nuestra vida cuando les echamos la culpa de nuestras circunstancias. Solo el culpable de la situación tiene el poder para cambiarla… quedamos en las manos de las circunstancias, del destino.
El pensamiento de protagonista, que trabajo por extenso en mi libro Migomismo – Su inteligencia Emocional Interna, me pone como parte del problema, solo así podré ser parte de la solución. Le he llamado el “Pensamiento Asertivo”, una manera de sentirnos responsables de lo que haremos suceder, sin ser culpables por lo acontecido.
Decir:“el avión me dejó” es dejarlo a la suerte. Pensar que no llegué a tiempo ya me hace parte de mi futuro. “El profesor me puso una mala nota”genera nada,“no supe cómo pasar el examen”, sí. “Nos tomamos el agua” me hace parte de reponerla. ¿Se atreve a cambiar una frase basada en la culpabilidad de otro en el pasado por una que lo involucre a solucionar una situación del futuro?