martes, 28 de diciembre de 2010

¿CAMBIAR POR CAMBIAR?

Mucho hablamos de los cambios y de la necesidad de no quedarnos estáticos en un mundo versátil. Sin embargo, el objetivo no es cambiar sólo por cambiar. Veo personas, familias y empresas, que se embarcan en cambios, simplemente porque el cambio se ha convertido en una moda.


El objetivo de cambiar debe ser mejorar algo. Ya sea algo que está mal, o algo que podemos mejorar. Cuando algo está mal, los cambios son drásticos, debemos soltar las amarras que nos atan a esa costumbre que consideramos no productiva o destructiva. Pero cuando sólo queremos mejorar algo que está bien, entonces es el momento de afinar cosas, pero no de saltar del barco que nos llevó a puerto.

Me concentraré en la segunda necesidad de cambio, la que es para una mejora de algo que está bien.

Veo como empresas que han sido exitosas con un modelo se embarcan en cambiar de barco. Claro, siempre habrán barcos mayores que nos llaman la atención. Pero lo malo es cuando llega algún vendedor y nos convence de saltar apresuradamente de nuestro barco que nos ha llevado seguro a puertos maravillosos.

Posiblemente la tripulación del barco maravilloso no sea la más adecuada para el nuevo barco. Entonces comienzan a entrenarla para ponerla a punto, hasta que llega el momento, todos están perfectos para dar el salto al otro barco... ¿o quizá el salto al vacío?

Lo que pasa a continuación es que los resultados no son satisfactorios y los empleados inician una desmotivación por la falta de resultados y la presión de los altos mandos. Como los resultados no son los esperados, entonces hay que bajar costos y no hay mejor lugar para cortar que... los sueldos de los empleados: «Tenemos que sacrificarnos por el porvenir» se escucha la voz motivadora decir en cada oportunidad (lo malo es que cuando llega el porvenir no les llega a todos). Se cortan beneficios variables y luego se reduce personal.

En medio del proceso se llama a reuniones para atribuir culpabilidades y se desmotiva más a los que llevaron el barquito anterior a los mejores lugares. La responsabilidad no es de los que tomaron las grandes decisiones, sino de los que simplemente tienen que ejecutar las decisiones erradas sin las herramientas adecuadas. Mientras los directivos sólo le dan vuelta a los números para justificarse ante los accionistas y poderles vender una idea de un porvenir grandioso.

La realidad es que cuando decidieron el cambio, no contaron con los clientes. Si uno cambia todo, tiene que contar que hoy el cliente elige donde ser atendido. Si hacemos una nueva empresa, tendremos que pensar que el viejo cliente también era parte del viejo barco y en él se sentía bien porque decidió embarcar en ese viejo barquito. La rentabilidad de una empresa tiene que contar con el tipo de cliente y no con números preciosos que los consultores podemos variar cambiando un número en un programa de computación.

Cambiar para abandonar lo que nos ha dado resultado es una forma de empezar de nuevo. Los riesgos son altos... tenemos que saber si los queremos correr.

En lo personal es exactamente lo mismo. Un gran cambio para mejorar algo que nos ha resultado, es un riesgo que no siempre se toma, porque casi nunca da los mejores resultados. Si quiere cambiar algo que resulta... trate de modificar el curso, no de dar un giro de 180 grados. Insisto, si es algo que está bien. Pero si es algo que va mal, entonces salte lo más rápido posible del barco y comience un cambio no por cambiar, sino por mejorar.

El cambio de año nos motiva a introducir cambios en nuestras vidas, no dude en implementarlo. Planifique bien cuál es su objetivo y cómo llegará a él. Tome en cuenta lo más importante, el objetivo de su cambio. Si quiere más dinero para aumentar su calidad de vida, no podrá, por ejemplo, sacrificar su tiempo con los que ama, porque eso sería disminuir la calidad de vida que quiere aumentar. No soy de los que cree en que el tiempo no debe ser mucho sino de calidad... creo que el tiempo debe ser mucho y de calidad. No sabemos cuánto tiempo tenemos con lo que podemos disfrutar, la hora de disfrutarlo es ahora que lo tenemos. Sí, ahora... es que luchamos mucho para lograr algo, porque lo dejamos de lado para conseguir algo más, que a la larga no nos dará satisfacción porque nos embarcaremos en conseguir alguna otra cosa más.

Disfrutemos lo que tenemos. Cada segundo cuenta... nos lo quitan de nuestro saldo y no vuelven a ponerlo. Definamos cada minuto de nuestra vida como algo especial.




WEB: www.DiegoSosa.info





FRASE DE LA SEMANA


“El cambio es parte de nuestra vida; pero primero es nuestra vida parte del cambio.”

Diego A. Sosa

Consultor, Coach, Conferencista y Escritor

lunes, 13 de diciembre de 2010

¿SERÁ DURO EL 2011?

 Se ha convertido en una constante escuchar en diciembre la aseveración de que el próximo año será duro, difícil, de austeridad, arduo, severo... La esperanza de un nuevo año de prosperidad se ve cortada por los presagios de mala suerte y fortuna incierta. La gente cambia la esperanza por el desánimo y terminamos entrando en el siguiente año con el convencimiento de que todo lo malo sucederá y nada bueno llegará.

Por otro lado, estar esperanzados tampoco nos sirve de mucho, es como dejarle las cosas al destino y a la suerte y luego quejarnos de que no nos llegó, pero al vecino sí. Entonces, “para qué esperanzarnos si total, a los demás siempre les va mejor.”

Lo que le propongo es que no esperemos que la suerte llegue a nuestro año 2011 sino que nos hagamos cargo de ese gran año que en pocos días nos regalarán. Si quiere bienestar y prosperidad no puede esperar que lleguen de repente sin usted hacer algún tipo de movimiento para encontrarlos. Hay varias partes de su ser que tendrá que trabajar si quiere que la llamada suerte toque su puerta en el 2011 y en cualquier momento de su vida.

· Hágase cargo de su cuerpo. Sí, el que yo llamo el hotel que lo hospeda a usted toda su vida. No espere que la salud le llegue sola, ni que el hotel le dure por siempre si no le da mantenimiento. No vea el ejercicio como un fin para conseguir un cuerpo sano, véalo como la meta misma, disfrute de mantener su cuerpo en buen funcionamiento, le aseguro que lo disfrutará día a día y su mente le pedirá ese ejercicio que quizá ahora usted odia.

· Sus emociones deben estar bajo control. Usted no podrá dejar de enojarse, pero es responsable por el tiempo que le dure ese enojo. La reacción es lo que le pido que controle, no la emoción en sí. No deje que el mundo externo sea responsable de su vida emocional, tenga la suficiente inteligencia para evolucionar emocionalmente y hacer de su vida una obra de arte.

· Sus relaciones deben ser pulidas y traerle algo a su vida. Tenemos que relacionarnos con las personas que nos entregan algo y no con las que nos restan. Vivir peleando con los demás no es la mejor opción de una vida con placer. Si una que otra persona nos hace la vida difícil, podemos tratar de mejorar la relación o debemos reducir al máximo nuestro roce con ella. Pero si chocamos con todos, entonces es el momento de analizarnos nosotros mismos para ver la posibilidad de conseguir relaciones de calidad. Mejore las técnicas de comunicación; éstas son esenciales para las buenas relaciones.

· Nuestro tiempo es propio y debemos tratarlo como tal. Matar el tiempo o entregárselo a otros no es una buena opción para ser felices. Hoy todos nos quejamos de la falta de tiempo pero poco hacemos para dosificarlo. Administrarlo no es la mejor manera, tendrá que hacer algo para conseguir hacer más en menos tiempo, con menos estrés y con mayor disfrute. El método de manejo de tareas es el que recomiendo. No pierda tiempo en cosas que no quiere y no tiene que hacer. No se distraiga cuando está haciendo alguna tarea (por ejemplo con los teléfonos inteligentes). No deje las cosas por mitad para hacer otra. Diga no cuando le quieran sacar su tiempo para dedicárselo a otros (me refiero a la parte personal, el jefe le paga por su tiempo y podrá negociar, pero él debe poner las prioridades). Viva organizado, pero sea flexible.

· Si sus finanzas no están en orden, entonces nada lo estará. Salga de las deudas mientras ahorra. Busque el problema que lo llevó a las deudas, en la mayoría de los casos fue una conducta inapropiada de gasto, basada en una actitud de consumo para mostrarle a los demás que podemos comprar cosas, o sea, una autoestima basada en lo que tenemos y no en lo que somos. Una vez tenga ahorros, tendrá que saber de inversiones para hacer su dinero crecer y convertirlo en un futuro en su seguridad para vivir libre el resto de su vida.

Es poco el espacio para enseñar todo lo que está en mis siete libros, si quiere ver estos conceptos ampliados puede procurarlos y aplicar mis métodos para conseguir de su vida la obra de arte que ha querido elaborar. Están de venta en la Librería Rodali de Puerto Plata, Librerías Cuesta de Santo Domingo y Santiago y en todo el mundo en las versiones impresas y Digitales: www.lulu.com/mercurio

   TÍTULOS
  • Arco Iris Financiero
  • ¡Alcanza la Cumbre!
  • Mi Binomio
  • ¿No tienes tiempo?
  • Click -¿Quién tiene el control de tu vida?
  • ¿Forastero yo?
  • ¿Cómo vendo más seguros?


FRASE DE LA SEMANA
“El año que viene será duro para los que no decidan ser duros para el año que viene”

Diego Sosa

Conferencista, Coach, Consultor y Escritor Dominicano

lunes, 6 de diciembre de 2010

¿QUÉ ME REGALO?

El cambio de año trae mucha felicidad. Son tiempos muy emotivos: disfrutamos mucho, damos mucho y recibimos... no sé si mucho, pero recibimos. Luego llega enero y muchas personas se encuentran con sus tarjetas de crédito hasta el tope. Los bancos se frotan las manos y el sufrimiento para los que no se supieron controlar durará once meses.

Hay costumbres que nos van creando estrés. No sabemos controlar esas costumbres y al final de cuenta pagamos con el deterioro de nuestra preciada calidad de vida. Nos pasamos un mes rompiéndonos la cabeza buscando los regalos y once meses sufriendo por habernos salido del presupuesto. No creo que esto se una buena costumbre, creo que cometemos excesos y debemos controlarnos si queremos tener la calidad de vida que merecemos.

Llenar la tarjeta de crédito es una de las reacciones típicas. Casi todos sabemos que uno de los créditos más caros que hay es el de las tarjetas. Al llegar la factura muchos abonan el mínimo y comienzan a pagar intereses. Ya los regalos que compró crecieron en costo. Ya los especiales que aprovechó, salieron más caros. Ya las oportunidades que encontró, resultaron pérdidas. Ya los gustos que se dio, resultaron en dolores de cabeza.

Otros utilizan todo lo que les entra para satisfacer el ego, tratar de hacer feliz a otro o cumplir con una ley de intercambio de regalos. Los regalos que recibe no le sirven para nada y los que da son regalados más adelante o utilizados por simple compromiso. Sólo un 10% de los regalos son de provecho, el resto no sabemos qué hacer con ellos. Por lo regular respondemos con una cara de alegría y nos alegramos realmente de la intención.

Otros toman créditos para poder cubrir su presupuesto de diciembre –paradójicamente en diciembre solemos tener los mayores ingresos del año–. Estos pueden ser con un sobregiro en el banco, con un retraso en el pago de alguna cuenta, con un préstamo informal o hasta con una promesa de pago. El dolor es retrasado con la posibilidad de un pago tardío.

No quiero que piensen que mi intención es que no regalen... eso nunca lo propondría. Mi intención es que esté consciente de lo que le cuesta cada regalo. No es lo que usted paga, sino lo que termina pagando, incluyendo sus emociones futuras y los recargos. Quiero que sea maduro al regalar, que su regalo no sea un simple compromiso. Estoy interesado en que la importancia del regalo no sea su costo, sino su intención y utilidad.

¿Y yo qué me regalo? Aquí quiero llegar. Le regalamos a todos y no nos regalamos a nosotros. Nunca sobra para reglarnos, nunca nos damos la importancia que merecemos. Es lo mismo que explico en mi libro “Arco Iris Financiero”, para ahorrar uno tiene que sacar lo del ahorro antes de gastar, no de lo que sobre. Si se quiere regalar (que debe hacerlo) hágalo de primero. Su mejor regalo puede ser un abono extra al préstamos de la casa. Terminar de pagar por adelantado el crédito que tiene. Comprarse lo que en mi libro mencionado llamo “gallinas”. O sea, comprar algo que le produzca dinero (fondos de inversión, certificados de depósitos, acciones, etc.). Guardar dinero para eventualidades. Comprar calidad de vida al hacer un plan de gastos para diciembre y no pasarse, para no estar el siguiente año buscando dinero extra para poder pagar hasta el colegio de los hijos.

En definitiva, regálese a usted... recuerde que esa es la persona más importante en su vida. Regálese de primero. Le aseguro que los que lo quieren le agradecerán más una vida sin estrés que cualquier costoso regalo que usted le pueda hacer.


Nos vemos en la próxima entrega.



Mis libros están de venta en todo el mundo en www.lulu.com/mercurio y en la Rep. Dominicana en la Librería Rodali de Puerto Plata y Librerías Cuesta de Santo Domingo y Santiago.



FRASE DE LA SEMANA

“El mejor regalo para los que me rodean, es mi tranquilidad y felicidad.”
Diego Sosa
Conferencista, Coach, Consultor y Escritor Dominicano

lunes, 22 de noviembre de 2010

QUERER NO ES HACER

Llega diciembre y comienzan a llover los deseos para el próximo año. Deseos que muchas veces se vienen mudando de año en año y pocas veces los vemos realizados, por no decir que no los vemos ni comenzados. Muchas personas se envuelven en las festividades y la presión de cierre de año y no consiguen planificar el año próximo. Llegará enero y en un abrir y cerrar de ojos estará por mitad el primer mes del año y algunos tendrán la excusa de no planificar porque ya no lo hicieron. En mi tierra decimos “la carga se acomoda en el camino”. Craso error si se quiere lograr algo con eficiencia y eficacia, sin desperdiciar recursos ni energías.


Bueno, la realidad es que tener un plan es sólo “querer”. Sí, yo quiero algo o hacer algo, lo pongo en un papel o en la pantalla de mi computadora. La diferencia está en llevar ese “querer” al estado de “realizado”. Sólo cuando el plan sea ejecutado, usted tendrá la satisfacción del resultado.

Para lograr lo que uno quiere yo siempre digo que hay que tener un plan individual para cada objetivo. Muchas veces ponemos deseos en nuestra lista, pero no pensamos cómo llegaremos a ellos. Yo recomiendo además de la lista de resumen, hacer un detalle para cada deseo. Por ejemplo, si desea cambiar su vehículo el próximo año, tendrá que saber cuál será su presupuesto, cómo llegará e él, cuál es la mejor forma para pagar menos, cuáles alternativas tiene, cuánto tendrá que ahorrar mensualmente, comenzar a ahorrarlo o aumentar lo que viene ahorrando...

O sea, hace falta un mapa que nos haga llegar al objetivo. Sólo al tener el mapa podremos ser capaces de comenzar a realizar esos deseos, que ahora pasaron a llamarse “metas”. Si tengo que ahorrar, no puedo esperar a septiembre para darme cuenta que es el mes de mi cumpleaños y quiero comprar el auto, pero no ahorré nada... el deseo sigue siendo un sueño.

La mayoría de las metas no se logran porque se quedan en la categoría de deseo, no llegan a ser vistas como algo que puedo lograr, mucho menos como algo que creo poder lograr.

Noviembre es un mes sensacional para planificar el próximo año. Aún tiene esa hora que necesita para hacer el plan... sí, en una hora usted puede hacer un plan completo de deseos y rutas para convertirlos en metas. En diciembre hay demasiadas excusas para no sentarse a hacerlo, por eso recomiendo hacerlas en noviembre y en su defecto planificar en enero para doce meses, o sea, de febrero a febrero.

Entre sus metas debe tener claras las partes de su vida que quiere fortalecer. Yo recomiendo que piense en su parte emocional, su parte física, su tiempo, sus relaciones y sus finanzas. El orden de los factores no altera el producto, todas son prioritarias y ninguna le quitará fuerzas para realizar las otras... la idea es llevarlas a tener bajo su control absoluto.

Sé que son muchas, pero no puede abandonar su vida a lo que el mundo exterior decida hacer con una vida que usted quiere vivir. Es mucho lo que hay que hacer para convertir una vida en una obra de arte, por eso mis siete libros tratan estos temas en detalle, porque hay material suficiente para pasarse toda una vida disfrutando de un camino que se llama FELICIDAD.



Hasta la próxima entrega.





FRASE DE LA SEMANA

“El día que no me encargo de mi destino, ese día soy víctima de la mala suerte”.

Diego Sosa

Consultor, Escritor, Conferencista y Coach dominicano.

miércoles, 27 de octubre de 2010

LOGRAR MIRANDO LO LOGRADO

En muchas ocasiones nos desmotivamos en medio del trayecto. Hemos salido en busca de un objetivo y aún no llegamos. Muchas veces creemos que no hemos avanzado nada.

Ya sabemos que un deseo no es un objetivo, mucho menos una meta. En gran parte de los casos, nos ocurre que deseamos algo, pero sólo lo queremos. Muchos dicen que querer es poder, aunque para mí, no es suficiente. Sin un plan, sin comenzar a ejecutarlo y sin creer en su realización, para mí no es posible llegar. En otros casos, somos perfeccionistas, nunca estamos conformes con lo que hemos logrado, queremos más y mejor. Y en ocasiones, nos desmotivamos por el hecho de no saber ni donde estamos.

Si tenemos un deseo, armemos el plan para lograrlo. Ya estará en la categoría de objetivo, y al ejecutar el plan, pasa a la categoría de meta. Ya estamos caminando, o sea, llegamos al lugar donde inicia este artículo… en la mitad del camino.

Nos sentamos, miramos adelante: “Uff, nos falta demasiado”. El perfeccionista no está contento, el que arrancó sin plan está desmotivado y el que tiene el plan está dudando… El paso a dar lo describiré con una frase de mi libro “¡Alcanza la Cumbre!”:

“Cuando caminas y miras lo que falta, te puedes desmotivar; observa lo que has logrado y sabrás de lo que eres capaz.”

Es como el tiempo, mientras más breve parece, es porque más hemos logrado. Ver la meta a lo lejos, o sentir que debimos tenerla más cerca, nos lleva a pensar que no seremos capaces de conseguir lo que nos planteamos. Cuando subí al Pico Duarte, en cada subida me concentraba, un paso tras otro quitaba metros entre la meta y mi cuerpo, pero muchas veces sentía que no avanzaba, la subida era interminable y el oxígeno parecía no querer llegar a mis pulmones. Mi mente perdía el objetivo de su visión y mis fuerzas me abandonaban. Hasta que, por casualidad y observación, descubrí un truco: miré hacia atrás y vi lo alto que estaba, me di cuenta que en pocos minutos había logrado un gran ascenso… ¡Qué alegría! No era verdad que no avanzaba, no era cierto que no llegaría, estaba convencido de que era capaz de seguir el camino y de que me faltaba mucho menos que al inicio.

En mi vida no me gustaba mirar para atrás (quizás ya lo conocen de mi libro “¿Forastero yo?”), pensaba que el pasado era un camino recorrido y que eso era sólo pasado (sacando los buenos recuerdos, esos sí me encanta revivirlos). Sin embargo, en momentos de desmotivación, revivir el pasado y usarlo como aditivo, es una buena forma de saber que somos capaces de lograr cosas.





FRASE DE LA SEMANA

“No siempre uno sabe si llegará, pero tiene la obligación de estar convencido de que el objetivo será alcanzado.”

Diego A. Sosa

De “¡Alcanza la Cumbre!”

viernes, 24 de septiembre de 2010

CAMBIAR ES MI DESICIÓN

“En ocasiones sentimos que la vida se estanca, que todo está en contra nuestra”. Nuestro presente lo consideramos una basura, no es el futuro que una vez planificamos, ni mucho menos creemos que la vida cambiará... “hasta llegamos a creer en la mala suerte”.

Los pensamientos negativos nos invaden y hasta nos ponemos depresivos. Tenemos momentos que no sabemos qué hacer y la tristeza se convierte en nuestra fiel acompañante.

La realidad es que hay momentos en nuestra vida que no hemos planificado y otros que nos han salido al contrario de lo que quisimos conseguir... eso no nos lo evitará nadie; no todo sale como queremos, y no todo estará en el momento preciso en el lugar indicado.

Lo bueno es que aprendemos más de las malas experiencias que de las buenas. Y la otra buena noticia es que nuestra vida depende más de lo que nosotros hagamos, que de lo que otros hacen. Nuestro presente es lo que tenemos y no podemos cambiarlo; pero ese estado dura tan poco tiempo, que es mejor concentrarse en construir el futuro.

Una conclusión lógica: el futuro es lo que podemos construir, y dependerá más de nosotros que de manos ajenas. ¿Quiere mejor noticia que esa? El futuro está en sus manos, y no sólo el futuro lejano, estamos hablando del mañana y del hoy.

“El mejor día que tienes es el que posees, EL HOY”. No hay que buscar muy lejos para empezar a construir la felicidad, es comenzar a disfrutar de “el día que hoy te han regalado”. No es una obsesión de los próximos diez años. El próximo segundo es el futuro... éste es el momento de darme cuenta de todo lo que tengo para ser feliz.

“Sonríe, que tu corazón se alegrará”. No es medirse con los demás lo que nos hará feliz o infeliz, es una propia decisión lo que nos dará el estado deseado. Hay millones de personas que están peor que nosotros, aunque existan millones que estén mejor. Eso no debe influir en nuestra felicidad... nuestra felicidad debe depender de nuestro interior, de lo que yo decido.

Muchas veces nos sujetamos al pasado y no queremos dar el paso que nos ayudará a modificar nuestro estado de insatisfacción; “suelta las amarras y hazte al mar, que nadie te cierre el camino. Corta las cuerdas que te atan al pasado y construye un futuro mejorado”.

La mayoría de los que no cambian, es porque se concentran en las ventajas de quedarse igual y sólo ven lo malo de mudar lo que tienen. Para hacerse cargo de los cambios hay un truco muy certero: “mira las ventajas de cambiar” y observa las desventajas de quedarte igual.

No dejes en manos ajenas lo más preciado, no pienses que el destino dicta lo que tendrás... al nacer te han dado las oportunidades y el libre albedrío, eso es para que tu elijas a qué lado girar al llegar a cada intersección de tu vida... así que: “toma el control de tu vida, esa será tu misión”.

Cada momento de nuestra vida es nuevo, cada instante nos pide una decisión, cada paso construye nuestro futuro, y cada cosa que nos pasa es la última vez que nos sucederá, lo que pasó ya es pasado. “En la vida todo ocurre por primera vez”. La canción la puede escuchar y bajarla en sus dos versiones en http://www.diegososa.info/sonrie/


Nos vemos la próxima semana, de seguro que con un futuro mejorado.


                         FRASE DE LA SEMANA

       “Caminar hacia delante depende de ti; no dejes tu futuro en manos ajenas”.
                             Diego Sosa (1966 – )
           Escritor, Coach, Conferencista y Consultor dominicano


© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.

e-mail: Diego@DiegoSosa.info
WEB: www.DiegoSosa.info

lunes, 13 de septiembre de 2010

LEVANTARSE TRAS LA CAÍDA

Si fuera por lo que se ha filosofado al respecto, nadie quedaría en el piso cuando tiene un tropiezo. Sin embargo, podemos ver cómo mucha gente tarda en levantarse después de una caída, mientras otros se ocupan de cavar un hueco en el que pasarán el resto de sus vidas y otros simplemente se sacuden el polvo y siguen su trayecto.


En mi escalada al Pico Duarte, en la Rep. Dominicana, pude notar que hay diferentes caídas y diferentes actitudes ante estas. Al hacer un símil con la vida real, me pude dar cuenta de lo que nos pasa a los humanos en las diferentes situaciones.

Cuando iba subiendo tropecé en algunas ocasiones, pero el ímpetu no me dejaba quedarme lamentando el traspié, miraba al frente y con mucho ánimo y decisión seguía mi camino a la cima, olvidando rápidamente la piedra que me había hecho tropezar. En esas horas de regocijo que me ofreció la naturaleza, pude darme cuenta que las personas en el diario vivir actuamos de la misma forma, un traspié cuando estamos subiendo en nuestra carrera profesional, casi no duele, nos hace fuertes y nos motiva a conseguir el objetivo. Puede ser un revés en un deporte o en una conquista, pero por lo regular lamemos nuestras heridas y seguimos adelante con más fuerza.

En un momento casi me caigo en una bajada que me presento el ascenso. Y la vida es así, encontramos descensos cuando vamos subiendo, pero tampoco representan un gran obstáculo, la emoción de llegar a la meta era más poderosa que cualquier contratiempo que me pudiera llevar al piso.

Una vez alcanzada la cima, comenzó el descenso. En esta etapa conocería el piso con muchos detalles. Es que caemos más cuando estamos bajando que cuando ascendemos, por muchas razones. El caso es que en esas caídas el ánimo no subía, sino que me desmotivaba, tenía que ser fuerte para volver a pararme y mantener la cabeza en alto. Mi mente se ocupaba más de la caída que había pasado, que del camino que tenía por recorrer... es que para mí la meta estaba ya alcanzada y esto era simplemente el camino de regreso. Pero la ironía de la vida es que la cima no es la meta, sino el camino lo es. El objetivo no podía ser llegar arriba, sino hacer todo el camino.

En la vida vamos recorriendo un camino y cada caída nos representa algo, pude aprender que subiendo las caídas son fáciles de tratar y se olvidan con rapidez, porque tenemos un objetivo en mente. Mientras que cuando estamos en un momento de descenso, nuestra mente no tiene un propósito bien definido y eso nos hace quedarnos más tiempo en el piso y nos motiva a acomodarnos en lo más profundo del hueco que cavamos o que nos han cavado.

En medio de la lluvia que nos atrapó descendiendo y después de varias caídas, me tracé una nueva meta, que era terminar el viaje en el punto cero. Sí, es que mi mente había terminado el viaje al coronar el Caribe, cuando alcancé los 3,087 metros de altitud. Sin embargo, el disfrute no había terminado, la bajada no era un castigo, sino parte del paseo. Las condiciones no eran ideales, pero la naturaleza me brindaba tanto, pero yo no podía ver el bosque por la cantidad de árboles que me lo ocultaban.

La vida no se termina cuando perdemos un empleo o cuando alguien nos quita algo; cuando un amor se separa o cuando alguien nos pone una piedra en el camino. Tendremos descensos que nos llevarán al valle, para poder iniciar la próxima escalada, o para enseñarnos que la vida en la planicie puede ser mejor que en las alturas. La vida no para cuando caemos, ni es mejor si nos quedamos lamentándonos, la vida sigue, y seremos parte de ella.

En mi libro ¡Alcanza la Cumbre! Cuento completa mi experiencia de ese ascenso maravilloso, que no terminó en lo más alto, sino que aún continúa.

Cada día tropezaremos, pero un propósito de vida nos hará levantar rápidamente y nos invitará a convertir en experiencia el traspié, no importa que estemos subiendo o creamos que estamos bajando... una meta que nos guíe nos enseñará que siempre ascendemos en esta bella vida que hemos decidido vivir con intensidad.



Nos vemos en la próxima entrega.



© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.



e-mail: Diego@DiegoSosa.info

WEB: www.DiegoSosa.info



FRASE DE LA SEMANA

“No te preocupes ante una dificultad; mejor ocúpate de ella”.

Diego Sosa

Escritor, Consultor, Coach y Conferencista dominicano

lunes, 6 de septiembre de 2010

¿POR QUÉ?

¿POR QUÉ?

Quizás esta es la pregunta que podríamos llamar “donde todo comienza”. En muchos casos también “donde todo termina”. Es que los niños son muy curiosos y comienzan una etapa que hemos llamado la de los “¿por qué? Todos la conocemos y muchos hemos pasado por momento de desespero con algún sobrino, hijo o criatura allegada.
De adultos podemos volver a esa etapa, pero por lo general la experiencia de la infancia puede influir en ahogar esos deseos de seguir aprendiendo o de preguntar para hacer las cosas bien. Veremos primero el origen de la pregunta en los niños y luego la influencia que nos causa el tratamiento que nos han dado. Seguiremos con las consecuencias, y como siempre en mis artículos, al final, algunas recomendaciones para mejorar, en este caso la comunicación y la eficacia.
Los infantes preguntan por varias razones, entre las principales están: Para comparar lo que imaginan o han investigado, con lo que le puedan decir; Para poner en práctica sus habilidades lingüísticas; Para aprender.
Los niños no le preguntan mucho a cualquier persona, para aprender cuestionan a personas que ellos consideran que lo saben todos, principalmente a los padres. Por otro lado le hacen preguntas a personas que quieren poner a prueba; ellos ya tienen una información previa y preguntan nuevamente. Por eso es tan peligroso hablarles mentira.
Paso a los adultos, sin dejar fuera el niño que fuimos. Por lo regular muchos adultos nos desesperamos con los pequeños y les respondemos buscando una forma que evitar la próxima pregunta... ya sea con una rápida y tajante respuesta, esto hace que el pequeño pierda el deseo por seguir aprendiendo o demostrando lo que sabe; o si no sabemos la respuesta con una gran mentira. Esto hace que el día que el niño descubra la verdad, pierda la confianza en la persona y posiblemente en muchas respuestas. En ambos casos influenciamos al infante para que no haga preguntas, lo que posiblemente marque el resto de su vida. O sea, que por lo regular de adultos somos un espejo de nuestra niñez.
Llegar a una etapa de universidad y de trabajo sin la chispa del “¿por qué?” Puede llevarnos a cometer demasiados errores y a no avanzar en nuestro desarrollo profesional y personal. La duda es la madre del aprendizaje, el que no duda no busca más allá de lo aparente, no se preocupa por inventar la lámpara incandescente o el teléfono. El que no duda no consigue respuestas. El que no pregunta comete más errores y pierde más tiempo. Contrario a lo que muchas sociedades creen, el que pregunta no es el más tonto, sino el que más quiere aprender. Mientras que el que menos pregunta puede ser simplemente el que esconde sus dudas y se hace el sabio... ese es el que luego oculta los errores, interrumpe a los compañeros en procura de ayuda, busca a quien endosarle la culpa de lo que no hizo por no entender y por ende no hacer la pregunta pertinente. En definitiva, prefiero a los que no entienden y preguntan no importando aparentar tonto, que a los que se hacen los que entienden y parecen sabios.
Los que dirigen equipos tienen la posibilidad de hacer que sus colaboradores pregunten y se lleven la menor cantidad de dudas posibles. Una mirada eficaz puede descubrir dudas en los ojos de muchos, la gran diferencia en la ejecución de las órdenes la constituirá la forma de uno hacer que esa pregunta salga. Me gusta motivar a las preguntas y a las dudas, quizás porque odio la ineficacia por ser presumido y la ignorancia por el deseo muerto de seguir aprendiendo.
La etapa en que mis hijos preguntaban a todo “¿por qué?”, fue una de las que más he disfrutado, ellos me ponían a prueba y les aseguro que no siempre tenía las respuestas, como un día que el menor me preguntó que distancia había desde la orilla del mar hasta donde uno dejaba de ver el agua y comenzaba a ver el cielo. No tenía la respuesta, pero después de preguntarle a mis lectores, pude dársela. Creo que decirle que no lo sabía y conseguir la respuesta más tarde, me dio más credibilidad que haberle dicho alguna mentira que a la postre hubiese sido confirmada o lo hubiera hecho pasar vergüenza al defender una teoría inventada por un padre que se hizo pasar por sabio por no aceptar su ignorancia.
No paro de preguntar, no sólo “¿por qué?”, sino todo lo que puede interesarme y enriquecerme, lo que me hará menos ignorante, lo que me ayudará a resolver tareas o problemas. Preguntar es una forma fantástica que nos regala la comunicación. Responder preguntas es una manera extraordinaria de poner nuestro cerebro en movimiento... Entonces puedo concluir diciendo que “adoro las preguntas”.

Hasta la próxima entrega.



FRASE DE LA SEMANA
“¿Por qué? No es una pregunta, es una puerta a la sabiduría.”
Diego Sosa
Conferencista, Coach, Consultor y Escritor dominicano.

lunes, 30 de agosto de 2010

MI LUZ PROPIA


Cuando nacemos se dice que nuestras madres han alumbrado o han dado a luz. Creo que no hay cosa más real; ellas se encargan de traer al mundo una nueva lumbrera, una que iluminará durante muchos años, aún después de despedirse físicamente de este mundo.
Luego de unos meses los recién nacidos comenzamos a ser influenciados por el mundo exterior, y nuestra luz comienza a desvanecerse o a fortalecerse. La diferencia está en quién nos rodea o de quién nos rodeamos. Algunos tenemos “suerte” y otros “mala suerte”. Unos somos vistos como estrellas y nuestra luz interna alumbra cada día con más brillo, mientras a otros nos tapan con malos presagios, como colocándonos capas que van cubriendo nuestra luz.
La realidad es que creo que todos tenemos una luz propia, y como dice la canción, “nada la puede apagar”. Estoy convencido que todos brillamos en el firmamento y que depende de nosotros quitarnos esas cubiertas que familiares, amigos, no tan amigos y profesores han puesto sobre nosotros. Y las peores, las que nosotros mismos terminamos colocando para que el último rayito de luz no pueda salir.
Lo que pasa es que dependemos de nuestra autoestima... sí, esa que tanta falta nos hace; esa que nos lleva a parecer arrogantes cuando la tenemos; esa que es tan difícil mantener en equilibrio entre lo sumiso y lo pedante.
Diría que cada uno es una luz y no que tiene una luz. Creo que los niños deben ser influenciados para que desarrollen esa luz y no para que la oculten. Y los adultos que ya tenemos esa luz oculta, necesitamos vernos por dentro y sentir esa luz que quiere salir. Entonces podremos quitar esas capas que nos cubren.
Todos tenemos muchas cosas buenas, aunque en otras quizás no seamos los más desarrollados. Hablo de la realidad que “somos” y no de lo que “tenemos”. Y más aún, quiero que seamos conscientes de lo que podemos llegar a ser. Insisto: “ser”, no “tener”.
El principal inconveniente inicia con la comparación... sí, la malvada comparación. Desde niños nos comparan con los hermanos, los primos, los compañeros del colegio, los hijos de otros y hasta los niños que son o han sido famosos. ¿Y saben lo peor? Otros padres comparan a sus hijos con los nuestros... que paradoja. Y así crecemos y nos acostumbramos a compararnos con otros para sentirnos menos. Pero, ¿saben la realidad? En verdad no nos comparamos con otros, nos comparamos sólo con una parte de los otros. Sí, tomamos una parte buena de cada uno y la comparamos con la de nosotros y así vamos por la vida comparando y comparándonos con un ser humano perfecto, uno que no existe.
Es que un niño es bueno para las matemáticas y otro para el deporte; otro es bien educado y otro disciplinado; uno es cariñoso y otro es inteligente... pero no todos son todo. Sin embargo, queremos que nuestros hijos sean como todos ellos juntos (pero sólo las partes buenas de cada uno) y no como lo que son y pueden llegar a ser.
Así mismo, queremos nosotros ser mejor que lo mejor de muchas personas juntas y no nos concentramos en vivir lo que realmente somos y en conseguir ser cada día mejores.
Nos vemos la próxima semana.

© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.

e-mail: Diego@DiegoSosa.info
WEB: www.DiegoSosa.info

FRASE DE LA SEMANA
“No quiero ser el mejor en todo, estoy feliz con ser cada día mejor que el anterior”.
Diego Sosa

martes, 24 de agosto de 2010

¿Y DE MI CARRERA QUÉ?


Siempre queremos crecer en nuestra carrera profesional… el principal problema es que el puesto que está encima del nuestro no tiene las mismas tareas. Entonces llega el momento de pensar que la preparación para un nuevo puesto conlleva aprender cosas que no nos servirán para lo que hoy hacemos.
Parece un trabalenguas, pero lo que quiero decir es que prepararse para el futuro conlleva una visión de futuro. Si soy un buen gerente, tengo que aprender cosas para ser un buen director, no sólo para ser un excelente gerente. Así mismo los que promueven al personal deben fijarse en las posibilidades que tiene ese gerente de ser un buen director, y no de ser el mejor de los gerentes.

Las empresas tienen que preparar a los futuros directores, y no estar siempre preparando las personas sólo para que sean excelentes en sus propios puestos… eso sólo llevará a inconformidad en un futuro. Siempre recomiendo tener un grupo reconocido y elegido para desempeñar funciones de mando en un futuro, con un programa de preparación y adiestramiento especial para los que en un futuro dirigirán la empresa.

Una de las principales atribuciones de los cargos más altos es que tendrá que comandar personas... si piensa asumir posiciones de mando, lo primero que tiene que trabajar son sus relaciones humanas, entonces tendrá la piedra angular para ser un líder, característica indispensable de toda gestión de dirección.
Muchas veces conseguimos el máximo de nuestra competencia en un puesto y al no prepararnos para pasar al próximo peldaño, pasamos de ser un excelente colaborador a un inepto director. Posiblemente en ese puesto pasemos el resto de nuestra vida, será el puesto que encontró el límite de nuestra capacidad.

El problema de muchas empresas estriba en que van subiendo personas por sistema de escalafón y se llenan de buenas personas en puestos equivocados. Lo que nos trae una inoperancia parcial en la empresa. Sin embargo, no reconocer el esfuerzo de un excelente trabajador traerá desmotivación por parte de quien desempeña su trabajo con niveles de excelencia, por ver parado su crecimiento.

El truco no es dejar a cada cual donde está bien, sino prepararlo para donde se merece estar, pero seguirlo preparando hasta que llegue a un nivel de excelencia superior en ese nuevo puesto. Aunque necesitamos prepararnos para perder excelentes colaboradores, esto es así porque la empresa nunca tendrá suficientes puestos para promover a todos a una jerarquía superior, recordemos que el sistema de las empresas es piramidal.

El éxito de una empresa está en formar y dejar ir personal motivado en cuanto a esperanzas de futuro. Alguien que se pasa la vida en un puesto es un estorbo para el crecimiento de muchos, además, es difícil mantenerlo motivado, y como si eso fuera poco, cada año esa posición es más cara. En la rotación del personal puede estar el éxito de la profesionalidad de la empresa.

Me despido recomendándoles que siempre piensen en el próximo paso en su carrera, prepárese para que cuando se busque alguien para cubrir un puesto superior, sea usted el capacitado y no el por capacitar, así tendrá mejores probabilidades. Pero no olvide que para ser tomado en cuenta, usted tiene que cubrir las expectativas del puesto que hoy desempeña.


FRASE DE LA SEMANA
“El que espera ayuda para subir una escalera, llega detrás del que decide subirla por su propio esfuerzo... si es que llega”.
Diego Sosa
Consultor, Conferencista, Coach y Escritor dominicano

SI QUIERES ESCUCHAR ESTE ARTÍCULO, ESTÁ COMO POCASTE EN http://sosadiego.podbean.com/

martes, 10 de agosto de 2010

LO HARE CUANDO...


...termine la universidad; ...me case; ...tenga hijos; ...los niños crezcan; ...me retire... ¡Oh, ya es demasiado tarde, no lo hice!
Tampoco creo en la temática de “la vida es ahora” como quieren hacernos creer, esa no intenta hacernos vivir el presente, sino el futuro por adelantado.
La cuestión es que no queremos vivir el presente que tenemos y posponemos el futuro, pero no le ponemos una fecha para vivirlo. Si quiere realmente hacer o tener algo, entonces tendrá que ponérselo como propósito... tendrá que visualizarlo y decir que eso es lo que quiere y que lo logrará.
Hasta aquí vamos bien, pero solo visualizarlo y decirlo no nos hará conseguirlo. Llegó el momento de convertir el propósito en una meta, porque sin una fecha determinada para realizar su propósito, nunca será incluido dentro de sus triunfos. Decida cuándo quiere alcanzarlo y anótelo en un lugar que no se borre.
Muy bien, ¿cree entonces que lo logró? Pues le digo que si lo deja hasta ahí, no ha hecho casi nada; llegará el día anotado y sólo le quedará borrar la fecha y poner otra... la que volverá a borrar cuando llegue. Hay que proseguir. Lo siguiente será hacer un plan para llegar a su meta. Tome una hoja y comience a anotar lo que necesita para llegar; por ejemplo, si es para estudiar una carrera o maestría, necesitará dinero, ¿de dónde lo sacará? Necesitará tiempo para asistir a las clases o estudiar, ¿lo tiene o lo consigue? Y así, listar y analizar cada una de las variables que harán posible que su meta se convierta en realidad.
Ahora podrá escribir una fecha más real, tiene las variables bajo control y sabe cuándo comenzará a hacer cosas. Esas variables pasan a su agenda y, cuando llegue el día, comenzarán a ser ejecutadas. Siguiendo el ejemplo, quizás hoy tenga que llamar a la universidad para saber cuándo comienzan las inscripciones para la maestría y los requisitos. Entonces ya tiene una tarea para hoy, si no la pone en su agenda, se le puede pasar el día, o puede llegar el día de la inscripción y usted no haber reunido el dinero o los documentos necesarios.
En mi libro ¡Alcanza la Cumbre! cuento la experiencia de haber subido al Pico Duarte (3,085 msnm, en la Rep. Dominicana). Este era un propósito, lo convertí en meta y entrené para disfrutar el camino. Muchos lo tienen como propósito, pero se encuentran con el día de emprender el ascenso y simplemente maldicen 19 Km de subida y los 23 del regreso. Porque no hicieron, ni ejecutaron, un plan... no disfrutaron el camino.
Volviendo a la parte de vivir el futuro por adelantado, lo que quiero decir es que adelantar los gustos pagando más tarde, sólo es recibir antes algo que puedo tener dentro de un mes. Sí, un mes, tan simple como eso. Bueno, algunos dirán que pueden pagar luego en cuotas, la mala noticia es que el que vive por adelantado paga más. Es simplemente prever gastos y poner a un lado lo del gusto futuro, así dispondrá de más para disfrutar.
Para terminar, vivir el presente con felicidad es lo que se llama ser feliz. Recuerde que el presente no es más que el futuro del pasado, es lo que usted construyó, bien o mal, es lo único que tiene. Y mejor que eso, la mayoría de las cosas que nos hacen felices no se compran, sólo “para lo demás...”.


© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.

e-mail: Diego@DiegoSosa.info
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FRASE DE LA SEMANA
“Soy feliz con mi hoy, porque lo construí con mis acciones del ayer... es mi gran éxito y orgullo”.
Diego Sosa
Escritor, Consultor, Coach y Conferencista dominicano

lunes, 2 de agosto de 2010

¿ROMPER PARADIGMAS?


En estos últimos meses he vuelto a escuchar con frecuencia un tema que se puso muy de moda al final de los años noventa y que sirvió para consultores hacer mucho dinero en los primeros años de este siglo. “Romper Paradigmas” es una frase qué se le ha dado un significado en sicología y administración, pero que con su etimología no tiene nada que ver ya que un Paradigma no es más que un ejemplo.
Esta filosofía que se quiso imponer ya hace más de una década, no dio resultados positivos duraderos. Los consultores hicieron un trabajo, cambiaron todo... lo que no resultó fue “culpa” de los que no quisieron adaptarse a los cambios. Al final le dejaron el problema a los que quedaron. Estos fueron los que llevaron la empresa hasta donde estaba, los que la hicieron crecer y los que la convirtieron en grande e importante antes que a alguien se le ocurriera la genial idea de que había que cambiarlo todo, como que todo lo que se había hecho estaba mal.
Llegué a escuchar hasta barbaridades como: “Hay que aprender a desaprender lo aprendido”. Es tan absurdo todo el proceso, que le piden a las personas que se olviden de todo, que sean personas nuevas, que rompan paradigmas y esquemas, pero que acepten lo que se les está dando como la verdad más absoluta de las verdades, o sea, un nuevo y enorme paradigma. No entiendo, si debo ser revolucionario, ¿entonces debo cuestionar también lo que se me está ofreciendo? La verdad fue que cada una de esas teorías no pudo sobrevivir más de media década.
La realidad es que las empresas llegan a un punto y cuando quieren crecer más lo ideal no es cambiar, sino evolucionar. Por lo que invito siempre a mis clientes a un proceso evolutivo y no de cambio. Y ese proceso es constante.
Por lo visto, después de la crisis financiera mundial (en gran parte causada por esos procesos de cambio ideados por los consultores) se está tratando de volver a vender lo mismo que hace una década se implementó y ya estamos seguros que no funcionaba. Es que un proceso de cambio le quita la motivación a los que han logrado hacer una gran empresa, porque le quita valor a lo que se ha logrado. Mientras que un proceso evolutivo le otorga los méritos a los colaboradores y a los clientes, logrando un integración y colaboración.
Ya vi como las empresas gastaron sumas impresionantes en un proceso de cambio y al final buscaron charlistas para subirles la motivación a los colaboradores... entonces estaba claro que el proceso estaba hecho sin considerar lo más importante de una empresa, su personal. Como se dice popularmente en el área rural, “son lo último que mete la vaca al monte”. O sea, al final hay que tratar de contar con ellos.
Ya por mis escritos y libros las personas saben que no creo en la motivación externa, sólo erijo la automotivación. Muchas veces quieren que me pare frente a cientos de personas a decirles que sí se puede y a pintarles pajaritos en el aire, como que eso funcionará para que las personas acepten todo lo que se les quiere imponer. A lo que me rehúso, porque sé que la motivación sólo dura cuando el individuo puede cubrir necesidades internas... sólo una motivación interior puede mantener el fuego encendido por mucho tiempo... aunque desde fuera necesite un viento que avive las brazas de vez en cuando.
¿Qué podrá hacer el que le toque vivir nuevamente estas viejas e inoperantes teorías? En mi tierra hay un dicho que reza: “Amarre el caballo donde el dueño le diga, aunque se ahorque”.
Sí, ya sé... no es tan fácil, existen sentimientos que entran en juego. Pues le digo que lo único que le servirá es buscar una cajita de lo más bonita, abrirla y guardar esos bellos sentimientos que tiene hacia la empresa y sus clientes; pronto los necesitará nuevamente, por eso tienen que estar muy bien guardados. Si trata de utilizarlos ahora, por lo regular sufrirá mucho, llegará agotado a su casa (cuando lo dejen llegar) y su familia sufrirá más.
Tomar el proceso sin emociones es la mejor recomendación que le puedo dar, recuerde que buscarán un chivo expiatorio... porque los que venden la idea y los que las compran, “no son responsables” de la inoperancia de la misma, sino los que se enfrentan a la realidad. Si sus emociones entran en juego, posiblemente usted salga de él.
Si está parado en la estación del tren, cuando el vagón abra las puertas tendrá dos opciones, o entra, o ya sabe que sólo llegará más tarde. Disfrute lo nuevo aunque en apariencia no tenga nada para disfrutar, las cosas nuevas sólo son eso, algo nuevo; a lo viejo no regresará. Cada día nos regalan 24 horas, cada semana 7 días... Vamos a vivirlos, la cuenta sigue abierta.

Nos vemos en la próxima entrega.

© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.

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FRASE DE LA SEMANA
“Romper paradigmas no es más que crear nuevos paradigmas; qué dilema”.
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista dominicano

lunes, 26 de julio de 2010

ADICCIÓN AL TRABAJO


Una cosa es ser adicto al trabajo y otra es ser trabajo–dependiente. En la primera versión están los que creen que el trabajo no puede vivir sin ellos, mientras que en la segunda se encuentran los que creen que no pueden vivir sin el trabajo.
Hago la diferencia porque las causas que nos llevan a estas adicciones, parecidas pero no iguales, son las que debemos trabajar si queremos sobrevivir en este mundo inmundo de las presiones financieras. Sí, es que en definitiva, el gran problema del trabajo en adicción son las finanzas.
Cuando creemos que el trabajo no puede vivir sin nosotros, por lo regular, somos dueños de un negocio o empresa (bueno, la realidad es que el negocio o empresa es dueño de nosotros) y en el resto de los casos tenemos una importante posición que hace que seamos parte del corazón del día a día. Este tipo de dolencia no se quita con una terapia:
§ Lo primero que hay que hacer es reconocer que pertenecemos al día a día de la empresa y que hemos logrado hacer un sistema de trabajo que lleva a la empresa a morir si no estamos (o por lo menos, eso creemos).
§ El segundo paso a dar es conseguir que la empresa deje de ser dueña de nuestras acciones fuera del horario de trabajo... hay que crear un nuevo proceso que permita a la operación seguir si no estamos. Recuerde que si se enferma o deja de inhalar y exhalar, el negocio no debe morir. Entonces, el mejor momento para conseguir un éxito a pesar de nosotros no estar, es ahora.
§ Tercero, ya podrá comenzar a disfrutar de horas de ocio y vacaciones...
Por otro lado, tenemos los que no podemos vivir sin el trabajo. Esto no es real, es una simple protección que buscamos y nos hacemos pasar por adictos porque es la mejor excusa para ser comprendidos:
§ Algunos tenemos miedo de que si no estamos en la empresa más tiempo del necesario, un día pueden pensar que no somos necesarios.
§ Otros pensamos que si no damos cada día más, la empresa no llegará a ser lo que soñamos, y si ya es lo que soñamos, entonces comenzamos a soñar más alto.
§ Otros somos obligados hoy en día a estar dentro de la empresa por horas interminables... Aprovechándose del mercado laboral, las empresas les colocan más trabajo a las personas, reducen personal y le exigen más esfuerzo; todo esto para aumentar sus ingresos y ganancias, en detrimento del colaborador y su entorno. Sí, precisamente maltratando al causante de que la empresa haya crecido, con su trabajo y dedicación. Contrario a lo que se ve en el día a día, los responsables de los malos resultados son los que toman las decisiones y no controlan las ejecuciones, esos que cuando algo anda mal, echan al personal que sólo puede ejecutar esas malas decisiones.
§ Existen también los que creen que sin ese trabajo morirán de hambre. Y le aseguro que si piensa así, posiblemente será así. La mala noticia es que ya las empresas no tienen corazón, no son emocionales sino racionales... Sólo tienen una hoja donde apuntan ingresos y egresos, y eso es suficiente para evaluar si necesitan o prescinden de nuestros servicios. Entonces, por lo regular, el que piensa que no puede vivir sin ese trabajo, tiende a convertirse en un obstáculo dentro de la empresa. Procure profesionalizarse y saber que puede hacer otras cosas o puede ser visto por otro departamento o empresa; de lo contrario, su dependencia del trabajo lo hará independiente, además de amargado y fracasado.
Este segundo grupo, los trabajo–dependientes, necesita de una terapia: En primera instancia, ésta no tiene que ser de un profesional de la salud mental; puede hacer un primer intento pensando que realmente no tiene que seguir haciendo lo que está maltratando su salud y su Calidad de Vida. Si encuentra la razón por la que es adicto, entonces podrá trabajarla. Si no puede solo, entonces no dude en encontrar un profesional, no un amigo de esos que saben todo, de los que a cambio de un trago le pueden arreglar el mundo.
La adicción al trabajo es un mal de nuestra época, por eso muchos países están tomando decisiones drásticas contra las empresas que la fomentan o la dejan crecer dentro de sus colaboradores. Al final, las empresas se dan cuenta que tener colaboradores sanos y felices en su vida personal es mucho más productivo.

Nos vemos en la próxima entrega.

© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.

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FRASE DE LA SEMANA
“Ser dependiente del trabajo no hace al trabajo dependiente de mí”.
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista dominicano

lunes, 19 de julio de 2010

¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN?


Esta pregunta es causante de muchos conflictos. Sí, al parecer cuando se hace la pregunta ya el conflicto existe, pero la realidad es que hasta ese momento lo que existe son dos posiciones aparentemente diferentes. Pero cuando surge la pregunta, de inmediato “la razón” y la solución quedan de lado... ahora ya tenemos un conflicto y el nuevo lema es “¿quién gana en la discusión?”.

Fijar la atención en ganar la posición que defendemos nos puede alejar de “la razón” valedera y por ende de la solución. Es posible que ninguna de las posiciones tenga “la razón”, quizás una posición diferente sea la solución. Es posible que la otra parte tenga “la razón”. O posiblemente no es tan importante tener “la razón” o quién la tenga. La realidad es que un conflicto trae diversas consecuencias y lo único que sirve en realidad es la forma como solucionemos el conflicto. Dependiendo de la manera de enfrentarlo, así será la cola que quede.
Miremos en detalle lo que puede suceder:

· Si ninguna de las dos partes tiene “la razón”: La solución será aplicar la posición del que gane la discusión, ya sea por fortaleza en la negociación, por jerarquía, o por condescendencia de la otra parte. La consecuencia será aplicar una solución que no es la solución al problema, con sus consecuencias colaterales. Además, tendremos a una parte esperando que las cosas no salgan bien para decir la famosa frase: “Te lo dije”.

· Si no es importante quién tiene “la razón” o “la razón” en sí: Me refiero a los casos en que se discute por lo que podríamos llamar una tontería, o algo sin consecuencias ni influencia. Podríamos estar perdiendo tiempo y energías en una discusión superflua y banal que sólo busca encontrar un vencedor. La consecuencia es la pérdida de tiempo y la creación de un mal ambiente. Ganaremos un perdedor y el ganador realmente no gana nada.

· Si una de las partes tiene “la razón”: En este caso lo importante no es imponerse, sino poder convencer con argumentos, o dejar que nos argumenten para ver si la solución es la propuesta por la otra parte. No importa cuál sea el que tiene “la razón”, lo que realmente importa es la solución.
Como podemos ver, la consecuencia de una discusión por “la razón”, sólo trae un conflicto y deja un mal sabor, nos hace perder tiempo y posiblemente no tengamos la solución.

Una forma efectiva de llevar una discusión por la solución, es escuchar los argumentos de los demás sin pensar en los nuestros, por lo regular podremos encontrar algunos puntos positivos y los puntos por que nos servirán para aceptar o rebatir la teoría ajena. Luego podremos argumentar nuestra posición, pero nunca cuando la otra parte está en posición de defensa, porque sólo conseguiremos alimentar el conflicto.

Cuando se busca “la solución” en una discusión, lo mejor es plantear en primer lugar cuáles son los objetivos de las partes, y simplemente concentrarse en lograr los objetivos, con una solución que satisfaga ambas posiciones, no importando si uno o ambos pierden su posición inicial... lo importante es perseguir y lograr objetivos, no encontrar “la razón” en sí.

Entonces, la solución inicial es no hacernos la pregunta que vio nacer este artículo y que tantos conflictos enciende a diario en la vida de cada persona. Ahora no debemos decir: “¿Quién tiene la razón?” le propongo que digamos: “¿Cuál es la razón?”.


FRASE DE LA SEMANA
“Discutir por tener la razón no me ayuda a obtener la solución”.
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista dominicano

lunes, 12 de julio de 2010

¿ES LA MOTIVACIÓN DURADERA?

Uno de los grandes errores que cometemos, es pensar que con estímulos podemos motivar a las personas por un tiempo indefinido. Lamentablemente los estímulos que podamos utilizar para la motivación de personas, o equipos, son temporales.
Es que todo estímulo externo es temporal. Es por eso que muchos dirigentes se dan por vencido por pensar que sus estímulos terminan no surtiendo efecto. El análisis que debemos hacer no es si el estímulo surtirá efecto, sino, qué tiempo durará ese efecto, así podremos planificar cuál y cuándo tenemos que introducir el próximo estímulo.
Para motivar una persona por largo tiempo, usted tendrá que darle las herramientas para que él se auto–motive, así los estímulos que usted le provea sólo serán algo más dentro del plan propio de la persona.
La motivación interna es la única que perdura... la meta que una persona se ponga es la única que será alcanzada con motivación positiva, las metas externas son solo parte de un compromiso. Es por eso que sólo un beneficio personal podrá motivar a una persona con efectos duraderos.
Muchas veces se le colocan metas inalcanzables a las personas, o por lo menos ellas creen que son inalcanzables, eso hará que usted logre el efecto contrario, o sea, la desmotivación. Esto se debe a la ley de la atracción universal, si tenemos pensamientos negativos hacia una situación, entonces la atracción será negativa. De lo contrario, sí pensamos en algo como realizable, estaremos pensando positivamente, por eso lograremos una atracción positiva.
Para lograr una meta nosotros tenemos que seguir varios puntos y no apartarnos de ellos, de lo contrario estaremos perdiendo nuestro punto de referencia.
1. Piense y escriba cuales son sus metas. Para esto tendrá que ser sincero consigo mismo, recuerde que no todo lo que uno se plantea es alcanzable, lo importante es que usted crea en la posibilidad de alcanzarlo.
2. Para llegar a la meta tendrá que trazarse un plan. Con él podrá darse cuenta de la posibilidad real de alcanzar su objetivo, pero también debe poder medir cada cierto tiempo sus avances, así podrá corregir el plan y motivarse a poder lograr la meta.
3. Sienta deseos de alcanzar la meta, su anhelo por lograrlo será lo que lo lleve a finalizar el proceso. Anhelo es diferente de deseo, para que el deseo se convierta en anhelo tendrá que ponerle pasión, sólo así tendrá la acción necesaria para ejecutar su plan.
4. Desarrolle confianza en sí mismo. Para eso logre los objetivos primero en su mente, luego podrá hacerlo físicamente. Recuerde que la confianza nace de la experiencia y el conocimiento empírico, no dude y piense cómo lo hará.
5. Sea perseverante. La fe no lo llevará al éxito, sino la acción. Siempre confíe en que puede lograrlo, mantenga la acción para hacerlo, sea perseverante y no se quede esperando que las cosas sucedan.
Con estos puntos usted podrá auto-motivarse, y si quiere motivar a una persona o equipo tendrá que enseñarle a seguir estos puntos y darle estímulos que lo mantengan en el camino. La realidad es que usted logrará guiarlos, pero su objetivo debe ser motivarlos y ayudarlos a que cumplan con estos puntos, de lo contrario sólo tendrá efectos temporales.
Recuerde que la auto-motivación es la habilidad de vivir bajo la expectación positiva.

FRASE DE LA SEMANA
“Si quiero estar bien no puedo esperar que los otros me ayuden”
Diego Sosa
Escritor y Conferencista dominicano

domingo, 4 de julio de 2010

¿TO WIN OR NOT TO WIN?


En estos días que la Copa del Mundo de Fútbol ha copado el universo de las competiciones entre países, salen muchas emociones a flor de piel y yo lo paso a la vida diaria... ¿programamos nuestras emociones sólo para ganar? Entonces, ¿qué pasa cuando no sucede?
Al mundial de fútbol fueron 32 naciones y una sola será la ganadora del certamen. Los demás tendrán que conformarse con la derrota, aunque para algunos no es la copa su principal objetivo... podría ser alcanzar la semifinal, o no quedarse en la fase de grupos.
¿Y en la vida diaria? En la escuela le dan el premio a uno de quizás 30 alumnos, o sea que los demás son perdedores. En la empresa sale uno sólo empleado del mes o del año, siendo los demás perdedores. ¿Deben ser los demás conformistas? Quedar en segundo lugar no es un gran premio. Para muchos sí, pero no para el que lucha por el primer lugar. Es más fácil ver llorar al que quedó en segundo lugar que al que quedó en undécimo.
No ganar nos trae sentimientos negativos... y la mayoría en una competencia no gana. No me parece justo que se haga algo con niños para hacer sentir mal a la mayoría, sólo disfrutando uno de los sentimientos positivos. Si es que al final de cuentas son positivos. Muchas veces el que gana, siempre gana, por lo que los demás no lo consideran el más querido. El ganador puede generar aires de superioridad, lo que no le cae bien a los demás. El que triunfa puede desarrollar egoísmo y un espíritu de lucha individualista... en un mundo de equipos y sociedad. A la larga ser triunfador en competencias, no obligatoriamente lo llevará a una vida emocional más feliz.
Tenemos que prepararnos para que la derrota no nos haga sentir inferiores, no nos frustre, no nos haga conformistas, no nos tire al piso y hasta nos pisotee. Prefiero superarme y sentirme positivo por ese resultado, y no concentrarme en ganar y sentirme mal si no lo logro. Compararme con los demás puede ser desigual, pero compararme conmigo es una gran meta.
Cuando mis hijos sacan una buena nota, no les pregunto cuánto sacaron los demás, les pregunto cuánto sacaron la vez anterior. Cuando corren una distancia en un tiempo, veo en cuánto lo corrieron la vez anterior, no en cuánto lo corrieron los demás. Cuando entran en una competencia, no los animo a ser los ganadores, sino a ser mejores.
Me encanta correr maratones, puedo ver durante 42 kilómetros a 55,000 personas a mi alrededor, de las que sólo un puñado compiten contra los demás (los profesionales)... el resto corremos por nuestras almas, por nuestras marcas personales, por nuestro resultado propio. No nos alegramos de los que llegan después que nosotros, nos alegramos de que llegan. No nos entristecen los que llegan antes que nosotros, nos enorgullecemos de que el esfuerzo que hicieron valió la pena. Es una fiesta conjunta, una alegría común, un regocijo compuesto.
No ganar no debe poner tristeza en nuestros corazones. El que no aprende a no ganar no debería competir. No lo invito a que aprenda a perder, le digo que también sepa no ganar.


FRASE DE LA SEMANA

“Alegrarme de una victoria es fácil; pero no entristecerme cuando no gano es lo que llamo una gran gloria”.
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista dominicano

miércoles, 30 de junio de 2010

¿QUIÉN QUIERO SER?

La diferencia que existe entre lo que queremos ser y lo que creemos que somos capaces de lograr, es lo que nos da el nivel de autoestima. Esto quiere decir que si creemos que no podemos lograr algo, entonces nuestra autoestima será baja, en caso contrario, si creemos que podemos, entonces será alta.

Una de las cosas que nos desmoraliza es el fracaso, pero no el fracaso en si, sino la forma en que nosotros logramos enfrentarlo y sobreponernos al mismo. Al momento que caemos tenemos dos opciones, o nos quedamos en el piso con una derrota en nuestra cuenta, o apuntamos la derrota y nos paramos, nos limpiamos el polvo y nos preparamos para ganar la próxima batalla.

En las dos opciones veremos que la derrota estará, lo único es que en una nos quedaremos abatidos y en la otra aprenderemos de lo acontecido, pero seguiremos adelante. Lo que está claro es que no podremos borrar lo sucedido, entonces; ¿por qué pensar en ello como un problema?

Claro que los extremos no son buenos. Tampoco podemos potenciar una imagen falsa de lo que podemos alcanzar con los recursos que tenemos a mano. Es decir, con los recursos necesarios podemos lograrlo casi todo, por eso el pensamiento debe ser a largo plazo. Si queremos hacer un edificio, naturalmente necesitaremos estudiar ingeniería o arquitectura... podemos hacerlo, pero en un plazo prudente.

Necesitamos ser conscientes de lo que podemos y lo que somos, para eso debemos hacernos una auto imagen. Necesitamos saber qué tenemos y de qué somos capaces... así como, qué no tenemos y de qué no somos capaces. Después de eso podremos buscar lo que necesitamos para poder lograr lo que nos proponemos, de esa forma nuestra autoestima nunca estará baja.

Cuando la imagen de uno mismo está alta, somos capaces de lograr lo que queramos, pero cuando la propia imagen está baja, entonces nos desanimamos con el más mínimo contratiempo. Lo que quiero decir es que depende de nosotros mismos lo que logremos y no de los demás. Pero recordemos que no podemos tener una falsa imagen y querer lograr más de lo que es posible con las herramientas que tenemos a mano.

Si tiene que motivar a alguien, intente subirle su autoestima haciéndole pintar su auto imagen, él será quien se convencerá de lo que puede y lo que le falta para poder, él es quien se podrá motivar de forma permanente, ya que cualquier motivación externa sólo le durará cuando mucho hasta el próximo revés. Se necesita tomar en cuenta cuáles herramientas tiene la persona y cuáles le hacen falta.

El proceso de motivación de dentro hacia fuera es vital para conseguir que las personas puedan lograr lo que se proponen, y que no se propongan lo que no pueden lograr. Además, recuerde que los plazos de tiempo son vitales para que las personas logren las herramientas necesarias para conseguir los objetivos.

La consigna debe ser “Lograr en un futuro todo lo que me proponga en el presente”.

FRASE DE LA SEMANA
“No lograré mucho con lo que soy si no me propongo quién quiero ser”
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista dominicano

martes, 22 de junio de 2010

¿Qué hago con Inteligencia Emocional?


La Inteligencia Emocional es la capacidad de sentir (recibir una emoción), entender (estar consciente de ese sentimiento), controlar (saber que hacer con ese sentimiento) y modificar el estado de ánimo. Esto con sentimientos propios o ajenos.
Es importante saber que por lo general los sentimientos no se controlan; no se puede reprimir continuamente el sentimiento. Lo que podemos hacer adecuar la expresión emocional a la situación y las personas implicadas.
En cuanto a nuestro temperamento… éste no puede ser modificado por el simple hecho de aumentar o reducir nuestro Coeficiente de Inteligencia Emocional (EQ). Lo que podemos hacer es aprender a controlar nuestras expresiones temperamentales... esto quiere decir que podemos reducir su intensidad, o su duración. O sea, cuando nos enojamos por algún hecho, podemos pensar rápidamente que esa rabia sólo nos afecta a nosotros y de inmediato podemos tratar de olvidar lo sucedido ya que no nos ayuda en nada... es una decisión propia mantenerla o sacarla de nosotros.
Las emociones no se deben reprimir ya que ellas tienden a crecer cuando son guardadas. Lo peor es que una emoción reprimida puede estallar de imprevisto, y por lo regular en el peor de los momentos. Es por eso que la inteligencia emocional nos ayuda a que esto no pase, ya que cuando dominamos nuestras expresiones, podemos trabajar los pensamientos con relación a la situación y de esa manera sacar de raíz los problemas emocionales.
Las emociones son un mecanismo de supervivencia desarrollado durante millones de años como medio mantenernos vivos en momentos peligrosos. En muchos casos, nuestros antepasados pudieron sobrevivir gracias a ese mecanismo. Sin embargo, en la sociedad de hoy, mucho de estos son dañinos. Entonces, en vez de defendernos causan irritación en los demás y terminamos resolviendo situaciones con métodos prehistóricos, como son los gritos, los golpes, las peleas y hasta asesinatos.
Las emociones negativas terminan dañando la parte física de nuestro ser. De hecho, la mayor parte del estrés que tenemos, es estrés emocional. Por eso es que terminamos enfermos, por no poder dominar la causa de las emociones negativas.
Las emociones influyen en casi todas las esferas de nuestra vida; ya vimos la salud, pero también en el aprendizaje, el rendimiento laboral, el deportivo y hasta el artístico. Ya sea para bien o para mal. Es por eso que muchos entrenadores deportivos utilizan la motivación basándose en palabras, y los fanáticos usan canciones para animar a sus equipos.
Recordemos que la inteligencia emocional debemos construirla en dos principales vertientes; la primera es el conocimiento de nosotros mismos o “inteligencia intrapersonal”, y el conocimiento de los demás, o “inteligencia interpersonal”.
Debemos trabajar en controlar la reacción a nuestras emociones; todos podemos hacer esto, sino piense si reacciona igual cuando su jefe le llama la atención, o cuando lo hace su pareja o un buen amigo. Nuestra reacción es diferente según la jerarquía, eso quiere decir que la inteligencia la tenemos, pero no siempre la aplicamos.
Al igual nos pasa con relación a la interacción con personas; si queremos conquistar a alguien, conseguir un trabajo o ganar un cliente, solemos comportarnos con cierta empatía, pero en otras ocasiones no.
Claro está que no todos tenemos la misma facilidad para cada una de las inteligencias, pero lo que si es cierto es que las podemos desarrollar… con la Inteligencia Emocional no se nace, ella se hace.


FRASE DE LA SEMANA

“El instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo”.
Marcel Proust
(1871-1922) Escritor francés.

lunes, 14 de junio de 2010

¿LA TRISTEZA NO TIENE FIN?


Escuchando esa magnifica canción brasileña de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, titulada “A Felicidade”, me doy cuenta que muchas personas están programadas para la infelicidad. Esta canción nos da soluciones para mantener la felicidad por más tiempo, no están muy a la vista, pero están.
La cuestión es que la letra dice “Tristeza no tiene fin, felicidad sí”. Esta es una creencia y se nos mete en la programación de nuestro cerebro y la alimentamos con cada desaliento, con cada fracaso... con cada acción negativa.
¿Por qué la felicidad tiene fin y la tristeza no? No creo que sea así, pienso que las dos tienen inicio y final, lo que nos pasa muchas veces es que recordamos la tristeza en los momentos tristes y la felicidad casi nunca. Cuando estamos felices no analizamos, sólo vivimos el momento, no pensamos en otros momentos felices. Pero si estamos tristes traemos a nuestra mente todos los momentos tristes que logramos recordar. Construimos una cadena de eventos desafortunados y saltamos los tiempos felices, haciendo que nuestra vida se vea como una sola tristeza de inicio y sin fin.
Dice la canción: “La felicidad del pobre parece la gran ilusión del carnaval. La gente trabaja el año entero por un momento de sueño, para lograr la fantasía... y todo acaba el miércoles” (de cenizas). Y es por lo general así, pasamos más tiempo sufriendo por conseguir algo, que disfrutando del instante que lo tenemos. Es que la felicidad no es un fin, es un camino. Si tengo que hacer algo para lograr lo que quiero, entonces lo que hago no debe causar tristeza ni sufrimiento.
“La felicidad es como una pluma, que el viento va llevando por el aire. Vuela tan leve, mas tiene la vida breve, precisa de viento sin parar.” Aquí está la solución... Pero cuidado, si su mentalidad es que el viento es que va llevando la pluma que representa la felicidad, entonces sólo será feliz cuando al viento le dé el deseo de soplar, o sea, estamos a expensas del antojadizo viento. Dice que necesita viento sin parar, entonces llegó la hora de no dejarle nuestra felicidad al destino... vamos a conseguir viento que no pare. O llevamos la pluma a un lugar que siempre el viento esté soplando (casi imposible que suceda, pero muy parecido a la realidad por las altas y bajas) o construimos un gran ventilador para que el viento no pare nunca. Pero en las dos propuestas que le hago estamos poniendo nosotros la piedra angular para que la pluma se mantenga volando. O sea, estamos construyendo nuestro destino.
Otra cosa... los momentos buenos son para disfrutarlos, no para hundirnos en una depresión al recordarlos, ni para estar esperando que terminen o para usarlos como arma de negociación. Sí, muchas veces le sacamos en cara al otro los momentos buenos que le brindamos, como si fuera algo que damos a cambio. Si está pensando que le da momentos buenos a los demás para luego cobrarlos... no los está disfrutando, simplemente está dejando que pasen por su vida sin usted vivirlos.
“Mi felicidad está soñando en los ojos de mi enamorada, es como la noche, pasando, pasando, en busca de la madrugada. Hable bajo por favor, para que ella despierte alegre como el día, ofreciendo besos de amor”.

Hasta la próxima entrega.



FRASE DE LA SEMANA

“Que mi felicidad se mantenga en mí, depende principalmente de mí”.
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista



Puede ver la letra y escuchar la canción en:
http://letras.terra.com.br/tom-jobim/53/

O puede escuchar a Gal Costa http://www.youtube.com/watch?v=YNKLB2IbLh4

martes, 1 de junio de 2010

LA PRIMERA IMPRESIÓN II

En la primera entrega sobre este tema, expliqué que la primera impresión se da en el 93% en el subconsciente. Las mímicas, gesticulación, forma de vestir, cara, porte del cabello y postura, entre otros, se encargan del 55%. Mientras, el lenguaje y el tono y timbre de la voz, , representan el 38%. Como recordará, ya hablamos del lenguaje, ahora me encargaré de otros aspectos.

La apariencia: Si llevamos el vehículo a un taller de mecánica y el mecánico tiene sus manos muy limpias y con las uñas muy arregladas, ¿qué primera impresión nos da? Por lo regular no la de un mecánico. Pero si llegamos a un banco y el que nos atiende tiene las manos llenas de grasa, pensaremos que está en el lugar equivocado y que esa no es la persona correcta para manejar nuestro dinero. Necesitamos vestirnos y lucir de acuerdo a lo que hacemos. Un hombre de pelo largo (salvo algunos países) por lo regular nos da la impresión de ser artista... Mi intención no es decirle aquí cómo se vista y arregle su cabello para su trabajo (no para su vida personal), usted tiene que saber cuál es su estilo, cuál es su forma de ganarse la vida y qué quiere dar a entender... sé que es una cuestión de sociedad, pero vivimos en y con la sociedad. Si usted quiere un empleo o un cliente, tiene que tratar de no ahuyentarlo por lucir diferente a lo que se busca. Tampoco le sugiero que sea un prototipo... simplemente tenga metas y consígalas, de lo contrario podrá tener muchas amarguras en su vida profesional y quizás ni llegue a saber porqué. Por último quiero hacer referencia a la combinación de los colores; por lo general los hombres no somos muy eficientes en ese departamento, le sugiero que busque una persona que sí sepa y le de algunos consejos con su armario. Lo que sí podemos hacer los masculinos es recordar y organizar, entonces es hora de ver qué pantalón combina con cuál camisa; cuál corbata va con qué camisa y cuál traje y así por delante. Tenemos que aprender que rojo no es igual a rojo, ni verde a verde (donde vemos verde, la mujer ve muchos tonos de verde)... He visto hombres con tres o cuatro verdes diferentes en su vestimenta, y eso supongo que es porque no están casados, la mujer no estaba en la casa o es el momento de divorciarse... pero algo tiene que hacer porque así no puede seguir saliendo a la calle.

Mímicas y gesticulación: El lenguaje del cuerpo es lengua muerta para muchos... eso es lo que cree la mayoría. Hacemos movimientos con nuestra cara y con todo nuestro cuerpo, aunque no lo notemos. Lo peor es que las otras personas lo perciben todo en su subconsciente. Si usted no domina lo que dice con su cuerpo, posiblemente hasta malos entendidos causará, y esto sin darse ni cuenta. Hoy es muy fácil filmarse, aproveche esa ventaja que le da la tecnología. Dígale a algún amigo que lo haga por usted. Puede ser en forma privada o en el trabajo. Mucho cuidado con los gestos que denotan arrogancia, muchas mímicas con la boca lo ponen en evidencia cuando usted se cree con la razón y le quita valor a lo que los demás dicen. Nuestra cabeza se mueve como si nadie la gobernara... al echarse atrás muestra desaprobación; al ladearse hacia atrás, duda; si se ladea hacia delante es atención... La mano es muy parlanchina; todos los dedos hablan individualmente, por ejemplo el dedo índice le gusta acusar... Sólo le diré que cada vez que usted lo saque, su mano se convierte en una pistola, está dispuesto a disparar y eso lo pone al descubierto, hasta se lleva el cañón a los labios esperando el momento oportuno. Mientras menos apunte su pistola, más tranquilo se sentirá y más activo estará en su escucha... lo mejor es que entregue el permiso que un día sacó para portar esa arma y la deje para siempre en un lugar que nunca más la use ni la vea. El lenguaje del cuerpo es demasiado rico para explicarlo en un artículo... estúdielo en los demás y aplíquelo en usted, domine su lenguaje más evidente, el que dice lo que en realidad usted está pensando.

La postura: Al sentarse o al caminar, emitimos señales. O no hemos visto personas caminando y hemos dicho: “mira, camina como un...” Veo personas en la televisión que se dejan sentar en un sofá que es muy bueno para una conversación distendida en la casa, pero nunca para un programa de entrevistas, entonces se hunden o se recuestan quedando con una imagen muy penosa. Siempre debemos mantener la espalda recta y la frente en alto, que se vea nuestra autoestima, aunque si se ve mucho pensarán que somos arrogantes... tenemos que conseguir el equilibrio. Camine con la frente levantada, mire a las personas a los ojos, sonría para saludar, infle su pecho y dele gracias a quien quiera por ser la gran persona que es, usted vale mucho, sépalo.



© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.

e-mail: Diego@DiegoSosa.info
WEB: www.DiegoSosa.info

FRASE DE LA SEMANA
“Para demostrar lo que soy, primero tengo que saber quién soy”.
Diego Sosa

martes, 25 de mayo de 2010

LA PRIMERA IMPRESIÓN I


Siempre hemos sabido que tenemos sólo una oportunidad para dar una primera impresión. No es tan terrible como lo pinta la frase, pero puede ser horrible dar una mala primera impresión y producir relaciones muy cortas.
Es que si vamos a buscar un trabajo, vamos a tratar de hacer una venta o coincidimos en horario y espacio con la pareja ideal, la primera impresión puede ser la única impresión que podremos dar. Sí, y lo malo es que la damos sin darnos cuenta y conseguimos impregnar el subconsciente de los demás sin que se hayan dado real cuenta de nuestra existencia.
La primera impresión se da en el 93% en el subconsciente, simplemente con las mímicas, gesticulación, forma de vestir, postura, lenguaje, tono y timbre de la voz, entre otros. Aunque el lenguaje y la modulación sólo representan el 38%.
El otro 7% no es de menos importancia, pero viene en segunda instancia, podríamos llamarla la segunda impresión de la primera impresión: el contenido de las palabras.
Hoy me dedicaré al lenguaje, a esa parte del treinta y ocho por ciento que nos puede cerrar la puerta cuando apenas tienen una rendija abierta. Es que muchos descuidamos el lenguaje y éste toma mayor importancia en la era de las comunicaciones y de la llamada globalización. Las relaciones internacionales hacen que las personas necesitemos cuidar nuestro vocabulario cuando interactuamos con semejantes de otras latitudes y longitudes.
Mismo dentro de una cultura, tenemos palabras de uso informal que no deben ser traídas a conversaciones de trabajo o de sociedades. Así como acentos característicos de países o de regiones. Tendemos a cortar las palabras, comernos las terminaciones o no pronunciar los finales de las sílabas. Por eso una palabra dicha mal y rápido puede cambiar de significado y hasta representar una frase.
Hace unos días recibí un chiste sobre un nuevo diccionario, pero que muy bien se podría utilizar como ejemplo del hablar coloquialmente. Por ejemplo: No es lo mismo “decir mal” que “decimal”; “tele para tía” que “telepatía”; “Polinesia” que “poli necia”; “dile más” que “dilemas”. Parece chiste, pero en muchos lugares la pronunciación es idéntica y sólo podemos saber de qué se trata por el contenido de la frase o por la acentuación.
Otra arista para cuidar es el uso indebido de las palabras. Muchas se han convertido por costumbre (realmente mala costumbre) en palabras de uso común. Por ejemplo, la palabra alante no existe, mucho menos palante. Otra de uso popular es lejísimo cuando el superlativo de lejos es lejísimos. Como otras tantas palabras. Eso en el lenguaje hablado, pero en el escrito tenemos más problemas aún, como es el uso de ahí, hay y ay. O los acentos sobre sólo, qué, cómo, cuándo, aún, algún... Es complicado, los correctores ortográficos de las computadoras no nos dicen cuándo están mal o bien, sólo nos pueden sugerir en algunos casos, pero si no sabemos su uso correcto no podremos saber cuál poner.
Modular la voz no es un arte, todos tenemos la capacidad de cultivar nuestro timbre y nuestro tono... no es poco el trabajo, pero vale la pena si no le gusta el suyo o si los demás le hacen notar que molesta su forma de modular.
La idea es que usted pueda presentarse de una forma neutral en la que no pierda puntos con el simple hecho de abrir la boca. No importa si su coeficiente de inteligencia es 158, dará una mala primera impresión si no se sabe expresar de manera correcta.
En Facebook formé un grupo que busca mejorar el vocabulario de las personas, entre otras cosas. Si le interesa, se llama “Uniendo 500,000 lectores”.
Cultive la voz, cultive su lenguaje, tenga dos formas de expresarse si quiere, la coloquial y la formal, pero sepa que son casi dos idiomas separados. Si negocia o se trata con algún extranjero, tendrá que saber las palabras que usará y cuáles pertenecen al argot popular. Sobre todo si es joven, trabaje mucho para poder hablar sin la jerga y el acento que se utiliza en cada región.
No le pido que pierda su identidad, sólo le sugiero que tenga también el idioma formal; así como se esfuerza en aprender inglés, francés, alemán... Sepa hablar también el buen español.

© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.

e-mail: Diego@DiegoSosa.info
WEB: www.DiegoSosa.info

FRASE DE LA SEMANA
“Muchos se esfuerzan en aprender un segundo idioma; pocos se ocupan del primero”.
Diego Sosa