domingo, 15 de mayo de 2011

DAR GRACIAS AL EQUIVOCADO

En la sociedad que me crié es una costumbre hablar bien de las personas que llegan antes donde el Creador. Por lo regular, todos los amigos, conocidos y allegados se reúnen a cumplir con los familiares. Se escuchan tantas historias de las buenas cosas que la persona hizo. Se resaltan las cualidades y valores. Se llenan de flores los salones... En fin, esas son las costumbres.


Lo que me pregunto es, ¿por qué cuando esa persona está bien no le hacemos homenajes? ¿Por qué no le hacemos saber lo que ha influenciado en nuestras vidas? ¿Por qué no le damos el placer de saberlo? ¿Por qué no le agradecemos? Quizá son simplemente palabras lo que necesita.

Cuando las personas viven una vida llena de valores, y se dedican a los demás, es muy satisfactorio escuchar lo que ha hecho la semilla plantada. Los profesores hacen muchas cosas para formarnos, ¿por qué esperar para decirlo a su familia? ¿No es mejor también decírselo a la persona correcta?

No estoy en contra de que nos hagan saber lo fantástico que han sido nuestros seres adorados... eso es un gran aliciente al momento de no tenerlos físicamente con nosotros. Es bello saber que no pasaron en vano por la vida de muchas personas. Pero quisiera ser más agradecido con las personas que se merecen mis sentimientos.

Algunas personas han puesto piedras en nuestro camino... en cierto momento pensábamos que eran obstáculos. Cuando ya no están, analizamos y nos damos cuenta de que terminamos construyendo nuestra vida sobre esas piedras que al final eran la gran zapata de una vida o una carrera llena de éxitos. ¿Se lo podemos agradecer ahora?

No me gusta agradecerles a los familiares por lo que hizo su ser querido, prefiero decirlo a la persona. Se lo digo a ellos y los pongo en mis libros. Trato de verlos cada vez que puedo y no espero a que no estén para pensar que pude pasar más tiempo con ellos. Si tienen algún sueño alcanzable trato de se haga realidad.

La realidad es que es casi egoísta de mi parte, porque cuando le agradezco directamente a la persona, lo expreso con regocijo, recuerdo bellos momentos y tengo un sentimiento positivo. Si espero para contarlo a los familiares, lo digo en medio de tristeza y, muchas veces, termino desconsolando a los que reciben el agradecimiento.

Aunque también aprovecho algún momento de regocijo para hacerle saber a los familiares lo valioso de su ser querido. Trato de recordarlo con felicidad, saber que su paso por esta vida valió demasiado para no sentir felicidad al mencionar su nombre, al recordar sus hechos y su existencia. Así quiero que me recuerden una vez pasado el momento emocional de mi partida. Quiero que me mencionen con alegría, que piensen que sigo influenciando y que mi obra no termina en lo que pude hacer bien, sino que se seguirá multiplicando en los demás. Como dije una vez: “Una semilla tiene el potencial de un bosque; una buena acción la de un mundo mejor”.

Hoy es un gran día para darle las gracias a alguien por lo que ha hecho por mí. Y qué bueno... mañana también lo será. Gracias a mi madre por los valores que sembró con raíces tan profundas... Gracias por todo el amor y dedicación con que me criaste. Gracias por todo lo que has hecho para que yo sea hoy la persona que soy. Gracias, Madre mía.


FRASE DE LA SEMANA

“El agradecimiento es la mejor recompensa para el que hace algo desinteresadamente”
Diego A. Sosa
Escritor, Coach, Consultor y Conferencista dominicano