sábado, 18 de mayo de 2013

¿DISMINUIR LOS GASTOS O AUMENTAR LOS INGRESOS?


Las dos opciones son excelentes. Una mala noticia: para tener el control del presupuesto hay que tener objetivos claros, de lo contrario, lo ahorrado y lo ingresado correrá el mismo destino que todo el dinero que hemos manejado. Aumentar el FQ (Coeficiente de Inteligencia Financiera) es la mejor solución.


Iniciemos con los que tienen un balance negativo entre el gasto y el ingreso.

Muchas personas tienen un hueco en el presupuesto, gastan más de lo que ingresan. Por lo general, la reacción es tomar préstamos... o quizá sea lo opuesto: ése es el origen del desbalance. Un gasto extraordinario hizo que el presupuesto quedara con un faltante de ingresos frente a los pagos.

Pensamos que un crédito será una solución temporaria; muchas veces se convierte en una costumbre, y hasta creemos haber mejorado nuestra calidad de vida al adelantar el futuro. Sí, comprar cosas con dinero prestado es lo que llamo adelantar el futuro... estamos tomando el dinero de otros para comprar cosas que aún no tenemos el poder adquisitivo para obtenerlas. Es adelantar la compra por un espacio de tiempo. Lo único es que el dinero ajeno, por lo regular, cuesta. Dependiendo a quién se lo tome prestado o cómo lo tome, será el precio a pagar.

Cuando la balanza se inclina para el lado negativo en el presupuesto pensamos en dos opciones: Aumentamos los ingresos o disminuimos los egresos. La primera opción suele llevar tiempo, si hay urgencia es preferible pensar en la segunda. Todos sabemos cómo recortar gastos, pero nos es difícil aceptarlo. Si usted no puede (o quiere) ver, pregúntele a alguno de esos amigos que llamamos tacaños. Seguro que le dirá cosas como: Ve menos al cine, sal menos a restaurantes, ahorra combustible de tal o cual forma, no gastes tanto en cosas superfluas, haz menos regalos, no hables tanto por teléfono... Hay un sinnúmero de opciones, sólo miremos alrededor y nos daremos cuenta. Sé que duele reconocerlo y aplicarlo, la decisión es suya, lo hace ahora o luego, cuando dolerá más.

Pasemos a los que quieren ahorrar: Ambas opciones los llevarán a tener un sobrante en el presupuesto. Pero mucho cuidado, lo que usted quiera que sobre se saca antes de que sobre, sólo así quedará a favor. Es que si no está acostumbrado a manejarse sin importar lo que tenga en la cuenta o en el bolsillo, al final del mes agotará el supuesto sobrante. Supongo que lo sabe, el dinero que está en la cuenta siempre encuentra una forma de escaparse.

Aumentar los ingresos es primordial, no se debe dejar de lado aunque decidamos primero recortar los gastos. Un trabajo extra, una promoción en la empresa, aumentar nuestras comisiones por lograr más cierres... siempre se puede hacer más. ¡Cuidado! Sólo no lo haga en detrimento de su tiempo y calidad de vida. Si es por un lapso de tiempo sería una inversión, pero no debemos hacerlo una forma de vida.

Todo el gasto que reduzca y dinero que gane extra debe tener un fin. Una cuenta separada para reunir el capital y luego adquirir lo que hemos querido tener: una casa, un vehículo, una inversión, un viaje, educación superior para los miembros de la familia, etc. Debemos tener uno o varios objetivos, de lo contrario, el dinero se escabullirá sin darnos cuenta.


FRASE DE LA SEMANA

“Ganar más y gastar menos no aumenta la calidad de vida, lo que hacemos con ese dinero sí.”
Diego A. Sosa
Consultor, Coach, Escritor y Conferencista

lunes, 13 de mayo de 2013

¿SIMPLEMENTE EXISTIR O MEJOR VIVIR?

Veo personas felices con sus vidas, pero me encuentro tantas que no lo están... me pregunto si en verdad hacen las cosas como quieren y si realmente saben lo que quieren.

Tenemos demasiados parámetros de lo que es la felicidad. ¿Qué es la felicidad para usted? Muchas veces andamos por la vida persiguiendo objetivos importantes para otros o que otros nos han trazado, pero que si un día los alcanzamos casi nunca nos hacen felices. En mi libro “Mi Binomio”, el anciano Ramón amplía las ideas al respecto y guía a los lectores en la búsqueda de sus propios parámetros.

Tengo que recordar que mi filosofía es disfrutar el camino, porque esa es la felicidad.

Una gran parte de las personas entra al río y se deja llevar por la corriente. Simplemente mira lo que hace el que está delante y sigue ese camino. Algunos no son capaces de mirarse al espejo y preguntarse si están haciendo lo que realmente quisieran hacer, si persiguen un objetivo propio y no el que la sociedad le está “imponiendo”.

Andar con la corriente parece más fácil, pero si no me llena, no cumple ningún propósito en mi vida y no me hará feliz. Llevarme de la corriente sería existir. Sí, quizá es más fácil, pero ni siquiera es más divertido.

Venimos de fábrica con una programación... incompleta y arcaica por demás. El resto de la programación la van insertando en nuestros cerebros las personas que influyen en nosotros. Nuestros seres queridos desean una vida para nosotros, quizá la que ellos quisieron vivir. Pero, ¿sabe una cosa? Cada uno de nosotros es diferente, vivimos en épocas diferentes, nos satisfacen cosas diferentes. ¿Por qué podríamos ser felices con los objetivos de los demás?

Para vivir hay que elegir vivir. En cada recodo del río tendrá que decidir si toma el camino que le plantean o disfruta del camino que usted quiera tomar. Quizá su objetivo cambie en el camino y se detenga a disfrutar del sonido del río acostado sobre una gran piedra. Algunos amigos querrán que siga porque la parada planificada es más adelante, pero lo que le hace feliz no es comer en ese momento, sino disfrutar del sol que le calentará, o del paisaje que le ofrece un lugar en específico.

No le pido que nademos contra la corriente de no ser divertido. Le pido que ponga sus propios puntos de referencia, que tenga sus propios objetivos, que disfrute el camino, que pare donde decida usted... puede ser que esos lugares sean los mismos que otros han planificado para usted, pero la decisión debe ser propia, por convencimiento y no por programación externa.

Trabajar duro no tiene que significar infelicidad. Podemos tener logros con ese trabajo. Beneficios económicos, darle un buen ejemplo a los demás (hijos, sobrinos, personas en las que influimos), sensación de éxito, carrera profesional, etc. El trabajo está lleno de remuneraciones que no tienen que ser económicas, es más, esas terminan siendo muy rápido parte integral de nuestra existencia y, en poco tiempo, no sirve de la más mínima motivación.

El truco para no estar existiendo es declararle la guerra a la búsqueda de una vida en la que quiero “hacer lo que amo”. La búsqueda de ese objetivo nos hace perder el foco de la verdadera forma de vivir felices. Si cambiamos la mentalidad posiblemente dejaremos de buscar y comenzaremos a disfrutar. Le propongo una filosofía que da muy buenos resultados: “Amar lo que hago”.


FRASE DE LA SEMANA

“Los demás pueden indicarme; yo guío, decido y construyo mi destino.”
Diego A. Sosa Sosa
Coach, Conferencista, Escritor y Consultor