sábado, 21 de noviembre de 2015

BAJANDO EL ESTRÉS

Cuando el cerebro reconoce una situación de peligro libera un coctel de hormonas que nos prepara para huir o pelear. Una de las hormonas más cotizadas en ese momento es el cortisol, no en vano se le ha llamado la hormona del estrés.
La vida ha cambiado con la evolución de la sociedad, pero nuestro cerebro sigue preparándonos para la situación huir/pelear. La famosa hormona corre por las venas y nos pone en atención constante. Ahora tenemos más escenarios que disparan el recorrido del cortisol y menos momentos de tranquilidad para recogerla. Anteriormente una situación de peligro duraba segundos, quizá minutos… hoy vivimos en atención permanente.
A continuación, algunos factores y mis recomendaciones:
El dinero: No conseguir suficiente dinero nos pone en alerta. El temor a perder el empleo o que el dinero no alcance para pagar la tarjeta de crédito o algún otro compromiso hace que la situación nos prepare para la batalla. Lo malo es que no tomamos la decisión de poner bajo control la situación. Si nuestro manejo con el dinero no nos ha llevado a una tranquilidad, entonces es el método lo que tenemos que cambiar. En mis coaching financieros veo como la gente vive estresada no importando el monto que ganen. La filosofía financiera es lo único que hará que el dinero no sea una causa de constante estrés… como detallo en mi libro Arco Iris Financiero.
Las relaciones interpersonales: Rodearnos de gente que nos causa estrés es una de las peores decisiones que podemos tomar. A menos que logremos desactivarnos, esas relaciones terminarán cambiándonos el humor y hasta nos pareceremos a ellos. Círculos de gente que sólo comparte problemas, pocas veces trae alegrías. Aquellos que ven problemas por todos lados, hasta en los buenos momentos encuentran puntos negativos o un futuro incierto. Algunos círculos son obligatorios, no elegimos a los compañeros de trabajo, estudio ni los familiares; lo importante es reducir el efecto que provocan en nosotros y evitarlos siempre que se pueda. Fomentemos y repitamos las relaciones que nos aportan. Grupos de personas que les gusta lo que nos gusta, los que saben cosas que nos gustaría saber, los que tienen conversaciones que nos gusta escuchar, etc. Es una pena que nos dejamos convencer de estar más en los grupos que comparten penas que en aquellos que nos generan alegrías.
No sentirnos en control: Tener miedo a no poder controlar la situación causa mucho estrés. Existen dos vertientes: La primera, ¿no podemos hacer nada? Es hora de esperar a que las cosas pasen, y si es posible, tener un plan de contingencia… no podremos parar un terremoto, entonces no debemos estresarnos por la posibilidad de que llegue. La segunda, ¿podemos hacer algo para estar en control? Entonces lo hacemos y no nos estresamos. Las personas controladoras sufren demasiado de estrés… pienso que se puede imaginar mi consejo para ellos.
La filosofía de vida errada: Casi todo nace de aquí, una filosofía de vida que nos pasea por un estrés constante: Nos preocupamos de cosas que nunca acontecerán; odiamos el trabajo que elegimos, hasta llegamos a odiar trabajar; no hacemos lo que nos divierte o nos gusta; le damos más importancia a conseguir algo que a disfrutar lo que ya tenemos; vivimos el futuro por adelantado; no disfrutamos cada día que nos regalan; no recordamos el pasado positivo; nos quejamos demasiado de lo que no podemos o estamos en disposición de cambiar; hacemos poco para cambiar lo que nos molesta; etc. En mi libro ¡Alcanza la Cumbre! detallo la filosofía de vida que llevo, buscando que cada quien decida hacer la suya, influenciando sólo con el hecho de tener la mía, no tratando de que sean como yo.

FRASE DE LA SEMANA
“Vivir sin estrés depende más de mí que de mi exterior”
Diego A. Sosa

Coach, Conferencista, Consultor y Escritor

martes, 17 de noviembre de 2015

10 PECADOS DEL TIEMPO

Cada vez tenemos menos tiempo y más tareas para realizar. Esta lista es una pequeña parte de las cosas que podemos mejorar nosotros mismos:



  1. Querer hacer demasiado al mismo tiempo: Por más que crean en el multitasking está científicamente demostrado que nuestro cerebro trabaja mejor cuando se concentra en una cosa a la vez. Claro que si tiene que esperar por algo puede adelantar otra tarea.
  2. No tener metas, prioridades ni plan del día: Salir a navegar sin rumbo nos llevará a algún lugar, pero al llegar nos preguntaremos si es a donde queríamos ir.
  3. Dejarse interrumpir/entretener por correo-e, redes sociales, chat del teléfono y compañeros: Cada vez existen más interrupciones y entretenciones. Trabaje en bloques, mire las cosas en un tiempo determinado. A los compañeros o los telefonemas, córtelos rápido y con diplomacia.
  4. Autocrear interrupciones: Cuando nos atrasamos, no cumplimos los plazos o cometemos errores estamos autocreando interrupciones. Concéntrese en una tarea por vez y cumpla los plazos.
  5. Participar en reuniones largas y sin importancia: Si usted las organiza sea concreto y breve. Si tiene que participar, trate de que no se salgan del tema. Si no es necesario, no participe o resuélvalo con una llamada.
  6. Tener el escritorio lleno de documentos: Es estresante y le quita de la vista cosas importantes. Se pierde mucho tiempo en el desorden. Tome un tiempo cada día y trabaje poco a poco lo que tiene encima de él. No priorice, accione.
  7. Posponer frecuentemente: Siempre hay disculpas posibles para posponer, la realidad es que la tarea sale del escritorio cuando la hacemos. No le huya, reúna los elementos necesarios y tome decisiones.
  8. No saber decir no: Me refiero a los casos que es posible. Mismo al superior se le puede negociar, sabiendo que quedará bien con las tareas que le ponga. A los amigos y familiares hay que saberles decir que no cuando es necesario… No es egoísmo, si lo aman no lo quieren ver estresado o ido a destiempo; lo quieren ver feliz.
  9. Querer ser perfecto: La perfección es enemiga de lo práctico. Muchas veces el resultado tardío no sirve de nada, mejor arriesgarse a que no sea perfecto, pero que sea.
  10. No ser disciplinado: En la disciplina está el éxito. Es necesario tener procesos y cumplirlos.

En mi libro: ¿No tienes tiempo? enseño el método completo para lograr el tiempo que necesita para lo que considera que hoy no lo tiene, logrando así una vida más equilibrada y con menos estrés.

FRASE DE LA SEMANA
“Si está en mí lograr más tiempo debo accionar para conseguirlo”
Diego A. Sosa

Coach, Consultor, Conferencista y Escritor

PENAHORRO Vs. METAHORRO


La palabra ahorrar tiene varias acepciones lingüísticas, lo que nos lleva a confundir lo que es asertivo financieramente hablando y lo que tiene un efecto importante en nuestro futuro financiero. Además está el ahorro de pagar menos por un bien, lo que mercadológicamente hablando es un éxito, pero para las finanzas personales suele ser un gran error.
Ahorrar al comprar: Un bien o servicio en especial no es directamente un ahorro financiero. Entramos a una tienda y vemos un descuento; lo compramos y salimos felices a cacarear cuánto nos ahorramos. La palabra está bien utilizada, pero para nuestras finanzas no siempre tiene sentido. ¿Necesitábamos en bien? ¿Teníamos planificado comprarlo? ¿Lo utilizaremos? Las preguntas nos pueden llevar a entender que hemos comprado cosas que no necesitábamos, no las teníamos planificadas y en pocas ocasiones las utilizamos. El ahorro del descuento no resultó provechoso para nuestras finanzas. Al comprar el objeto hemos asignado dinero que tenía otro destino más provechoso y necesario, simplemente por creer que estábamos ahorrando, dinero que pudimos ahorrar… la palabra nos confundió y nuestra realidad financiera sufrió.
Penahorro: Le llamo así al ahorro con destino de gasto. Según estudios realizados, la mayoría del ahorro es destinado a este tipo de fin. Las personas reúnen dinero, entre otras cosas, para: Comprar un vehículo, hacerse de enseres domésticos, salir de vacaciones y emergencias. Es un ahorro que tiene destino final: ser gastado en un bien o servicio; la vida útil de ese dinero tiene fecha de caducidad. Es una excelente forma de pagar menos por lo mismo, ya que si no hace el ahorro terminará pagando intereses por la adquisición, o quizá nunca la haga.
Metahorro: Las personas que ahorramos sin un destino determinado conseguimos hacer un capital que no tendrá vuelta atrás (a menos que se haga un mal negocio, lo que a todos nos puede pasar). Es un dinero que no tiene un fin determinado para usarse, no es un fondo de emergencias, es simplemente nuestro camino a la libertad financiera. Con el capital ahorrado iniciamos nuestra primera inversión, o sea, ponemos el dinero a crecer: Podemos obtener un instrumento financiero de renta fija, como un certificado financiero; luego podremos invertir en la bolsa de valores, quizá empezar con bonos de renta fija; tendremos la opción de invertir en otra moneda si no confiamos en la devaluación, etc. Todos los instrumentos de inversión y el método completo lo detallo en mi libro Arco Iris Financiero. Por otro lado, si creamos deudas lograremos salir de ellas usando ese dinero. De la misma forma, tendremos un capital para iniciar un negocio; de otra manera tendríamos que pedir prestado, buscar socios, arriesgar nuestro presente o dejar que la idea sea realizada por otro que sí tiene el capital. El metahorro es nuestro pasaporte a la libertad, es un dinero que hacemos crecer día a día, él nos pone dinero en el bolsillo sin tener que trabajar, lo que llamamos ingresos pasivos… lo que yo llamo gallinas de huevos de oro.
Siempre recomiendo tener cuentas diversas para los diferentes ahorros. Podría iniciar con dos, una para el ahorro con un fin determinado (penahorro), como un viaje, el inicial de un vehículo, la compra de un mueble del hogar, etc. Y otra para el ahorro perpetuo (metahorro), donde colocará una parte de sus ingresos y sólo lo utilizará para hacerlo crecer, incluyendo la compra de una vivienda.

FRASE DE LA SEMANA
“Ahorrar para gastar es un buen paso; ahorrar para generar dinero es el mejor de los pasos”
Diego A. Sosa

Consultor, Coach, Conferencista y Escritor