lunes, 3 de octubre de 2011

PAPI, ¿CUÁNTO FALTA PARA LLEGAR?

El tiempo puede ser algo relativo. Los griegos le tienen dos nombres, uno es el cronos, que es el tiempo real y otro es el kairos, que es el tiempo atemporal.


Cuando los niños suben a un vehículo imaginan el momento que comenzarán a disfrutar el final del trayecto, o sea, el inicio de su objetivo. Puede ser unas vacaciones o simplemente una visita a la abuela. El tiempo en su cabeza es corto, pronto comenzarán a preguntar por el momento de la llegada. En la parte trasera, sin percepción del tiempo–kairos, el camino se hace muy largo.

Desde que mis hijos eran pequeños traté que su tiempo en los viajes se hiciera corto. Por un lado, tenía la pregunta que enerva: “Papi, ¿Cuánto falta para llegar? Por otro lado, aprovecharía ese tiempo maravilloso para pasarles algo de utilidad a su vida y compartir con ellos. En el día a día el tiempo no da para pasar horas con nuestros hijos; en los viajes sí las tenía... decidí aprovecharlas.

Inventé juegos educativos. Motivé a la creatividad y los puse a prueba. Preguntas de matemáticas, geografía, historia, curiosidades... todo lo que pudiera ayudarlos a desarrollar su mente y despertar el gusanito del aprendizaje sin obligación.

Compraba audio libros y los escuchábamos, no me importaba que fueran infantiles, algo podía yo aprender, aunque fuese simplemente saber lo que le interesaba a los niños o lo que les causaba risa o asombro. Analizábamos lo que pasaba y les hacía preguntas para mejorar su escucha y comprensión.

Ahora escuchamos libros ya de adultos, novelas o libros de temas de interés común. Las conversaciones que se generan son un reflejo de lo que trabajamos durante años. Las carreteras se hacen agradables y no existe desesperación por llegar, simplemente, el objetivo no es la llegada, sino todo el viaje. Esperamos con ansias el trecho de regreso para terminar el libro o iniciar el siguiente.

Mi padre tiene un nuevo juego... Ha elaborado un catálogo de preguntas, y lo alimenta día a día. Nos sentamos los familiares y amigos y él hace las preguntas a un grupo y a otro, los equipos luchan por ganar, pero el espíritu es el aprendizaje. Los más chicos demuestran sus habilidades, los mayores recordamos o aprendemos de la astucia de los pequeños y de las preguntas que no sabíamos; mientras mi padre cada día anexa conocimiento a su ser.

Los humanos modernos nos pasamos semanalmente horas en el vehículo, que al mes se pueden convertir en días. Muchas veces en ese tiempo no hemos hecho nada que nos ayude a crecer, simplemente maldecimos el tránsito y nos dedicamos a perder el tiempo.

Mi amigo Radhamés me dijo hace unos meses que el truco del aprendizaje continuo reside en leer cuando uno está sentado, pero cuando está moviéndose hay que escuchar. Las ofertas para desarrollar el intelecto están en nuestro día a día. Es cuestión de buscarlas y aprovecharlas. No es cierto que la radio sea inculta y no tenemos oportunidades. Es necesario hacer esos caminos cortos aprovechándolos para ser mejores cada día.

Hoy existen millones de audio libros, podcast de los mejores autores y capacitadores, programas de radio y televisión que educan y desarrollan el intelecto. Los teléfonos inteligentes dan la oportunidad de bajar esos audios y escucharlos en el momento que estaríamos perdiendo el tiempo. Podemos aprovechar el tiempo, en vez de pensar que lo estamos perdiendo, o de convertirnos en suicidas al “matar el tiempo”.

Más sobre este tema en mis libros:

–Mi Binomio
–Tú Eres la estrella
–¿No tienes tiempo?


FRASE DE LA SEMANA

“Siempre existe tiempo para aprender; la decisión es querer encontrarlo.”
Diego A. Sosa
Escritor, Coach, Consultor y Conferencista dominicano