sábado, 16 de mayo de 2015

¿EXISTE AÚN EL TRABAJO SEGURO?



Es cada vez más frecuente encontrarme en algunos lugares con amigos y conocidos entre cuarenta y cincuenta y cinco años que laboraban en una buena empresa y que hoy no tienen su trabajo. Le habían dedicado una o dos décadas a tan prestigiosas compañías. Lo que antes parecía un trabajo seguro hasta su retiro ya no existe más.
En los noventas viví en Alemania una oleada de desempleos de personas preparadas y que pasaban de los cincuenta y cinco años. Las leyes de trabajo los incentivaban y quienes aplicaron la famosa “reingeniería” se aprovecharon de la situación. Muchas personas preparadas terminaron sus carreras antes de llegar a los sesenta años de edad. El mercado laboral estaba en un punto muy alto y las empresas redujeron sus inversiones en capital humano (que conste, no lo llamo “reducción de costos”).
Veamos: Hoy estamos pasando en muchos lugares por la misma situación, muchas empresas grandes no consiguen crecer rápidamente y deciden comprar otras. ¿El resultado? Las personas que más ganan compiten contra los jóvenes con menos tiempo en la empresa, por ende, más económicos. Personas menos maleables y un poco oxidadas (a la vista de algún consultor que no los conoce bien) son presa fácil.
Existe un objetivo claro, la mayor rentabilidad en el menor tiempo. Todos conocemos la teoría y los que vivimos la vida efímera de la “reingeniería” sabemos que al poco tiempo es hora de cambiar el consultor, que cumplió con sus promesas, y de buscar más empleados. Es que no quedaron suficientes para hacer el trabajo, los clientes cambian por su bienestar, la competencia pesca en mar revuelto y otros empleados élite se van por no soportar la presión y el nuevo ambiente…
Para mí dejó de existir el trabajo seguro. Tampoco soy de los que cree que todos podemos ser independientes. Hay momentos para serlo y hay tipos de personas. Veamos esto último:
Están los llamados “animales alfa”; son líderes, los que llevan la voz cantante, los que trazan los caminos. Nacidos o criados para ser líderes. En algunos países no sobreviven, son los que resultan una molestia para los padres, profesores y jefes… ellos no aceptan imposiciones y aprenden haciendo su camino. Los intentan domesticar y a algunos los convierten en seguidores, otros se convierten en rebeldes… Otros son líderes a pesar de lo que puedan intentar hacer con ellos. Pocos alfa son bien guiados para aprovechar su potencial como explico en mi libro Migomismo II en el capítulo sobre la crianza.
Tenemos también los “animales beta”. Quieren ser alfa, están detrás de ese tipo de especímenes, copian al jefe de la manada, se subyugan a ellos, pero no dejan de ser seguidores. Quizá tuvieron el potencial para ser guías de manadas. Un verdadero líder se aparta y crea su propia manada.
Por último, tenemos a los “animales omega”. Una especie fácilmente reconocida. No quiere ser alfa ni tampoco beta, sólo obedece órdenes y no tiene aspiraciones. Es el hijo que muchos padres quieren criar, el que hace lo que ellos quieren sin rechistar. Ese que nunca hará su propio camino porque no se atreve a dar un paso sin un permiso de alguien y una guía perfectamente trazada.
Los alfa pueden ser independientes, puros líderes. Los beta pueden convertirse en alfa o hacer negocios debajo de un buen líder. Los omega definitivamente tienen que preparar su vida profesional para obedecer órdenes. ¿Quién eres y cómo quieres ganarte tu vida?

FRASE DE LA SEMANA
“El papagayo sólo aletea, el águila vuela alto y busca oportunidades.”
Diego A. Sosa
Consultor, Escritor, Conferencista y Coach


jueves, 14 de mayo de 2015

HASTA QUE LAS DEUDAS LOS SEPARE



Parafraseando al encargado de casar a dos personas, he cambiado el motivo de la separación, pero la consecuencia es la misma. Si las deudas malas entran en el matrimonio es muy probable que terminen con la paz del hogar y hasta con la relación.
Desde el inicio subrayo que me refiero a las deudas malas... las tontas, las que tomamos para hacer viajes y comprar cosas que no son urgentes, y en ocasiones ni siquiera importantes. Las deudas tomadas, por ejemplo, para producir (comprar lo que llamo “gallinas”) o para dejar de pagar alquiler, no son las que terminan con los matrimonios. Aunque si compra una vivienda más allá de lo que sus ingresos mensuales pueden soportar y con un préstamo a más de veinte años puede estar comprando lo que llamo un “caballo de paso fino” (un bien que resulta ser un lujo) y no un “perro” (un bien o servicio que cubre necesidades importantes a la medida de lo que podemos gastar). En mi libro Arco Iris Financiero explico por qué y cómo comprar uno u otro animal para el bienestar financiero del individuo y la familia.
El factor emocional juega un rol preponderante en la vida, las deudas afectan fuertemente  nuestras emociones. El estrés se apodera de las personas y nada funciona como debería. La comunicación se convierte en una discusión perenne, la calidad de vida baja por lo que la tensión aumenta. Los nervios siempre están de puntas y las discusiones están a flor de piel.
Muchas veces por aparentar que estamos bien, no reducimos nuestros egresos mensuales (incluso los aumentamos para evitar dudas de nuestra bonanza económica en los allegados). Este es el comportamiento que nos lleva a más deudas y a más estrés, entrando en un círculo más que vicioso.
Se dan casos en que la pareja no está al tanto de lo mal que se está, hasta a ella le escondemos la realidad. Y la verdad que encuentro en muchas consultorías es que ni siquiera el mismo involucrado conoce bien su realidad financiera... se la pasa tapando el sol con una uña.
Intentamos aumentar los ingresos, pero ni siquiera hemos investigado adónde se está yendo nuestra entrada. A veces es en gastos superfluos. Otras son erogaciones que podemos evitar o cambiar por otro tipo de servicio. Por ejemplo, he visto como el pago del colegio ha metido a más de uno en un grave problema económico. No es que ese pago solo es responsable, sino que hace una gran diferencia en el presupuesto y es de los gastos que se pueden reducir... ¿El problema? es una decisión emocional y por ello muy difícil de tomar. Significa reducción de estatus ganado con mucho sacrificio.
La idea es que las deudas y el presupuesto familiar hay que trabajarlo en conjunto. Todo lo que entre a la familia debe ir a una cuenta y de ella manejar el plan de pagos. Los lujos se quedan para más adelante, el aparentar se borra para siempre y la familia se convierte en un equipo.
Muchas veces pensamos que los jóvenes no deben conocer la realidad; nada más falso. Que sepan lo que está pasando los hace parte de la solución porque se hacen parte del problema. Además, los hace vivir una vida real y prepararse de la mejor forma para su futuro financiero desde temprana edad. Esconderles la realidad no los hace estar fuera de ella.



FRASE DE LA SEMANA
“Si las deudas son un problema, la unión es la solución.”
Diego A. Sosa

Consultor, Conferencista, Coach y Escritor

martes, 12 de mayo de 2015

GANAR MÁS AGREGANDO VALOR


A mis hijos un día se les ocurrió vender frutas de árboles que había en la casa de un amiguito. Jugaban trepando en el árbol y pensaron que podían conseguir un dinerito con las frutas; eran muchas y se perdían cuando caían al piso. Después de una tarde vendiendo, me preguntaron una forma de mejorar sus ingresos.
Mi vena de consultor, la de padre orgulloso y la de profesor se unieron. Rápidamente recordé algunos datos que había leído y se me ocurrió una idea para ponerlos a pensar. Tenía la opción de decirles lo que debían hacer o de enseñarles a que ellos encontraran la solución.
No siempre estaré a su lado, la creatividad debía hacer ebullición en sus cerebros y la mente debería estar activa siempre. El analista que llevo dentro tenía la idea, era hora del profesor enseñarles algunas cosas del mundo de la creatividad y del de las finanzas; era no darles el pescado ni enseñarlos a pescar, era enseñarlos a aprender a pescar, tema que trabajo con amplitud en mi libro ¿Forastero yo?
-Hay personas que siembran plantas de café -les comencé diciendo mientras mis dos hijos y su amiguito me observaban con atención-, se pasan cuatro años abonando y cuidando al cafeto hasta que les da el fruto. Lo recolectan, lo secan y lo venden cerca de un dólar el kilo -en aquel momento-. La empresa que lo compra lo pasa por un proceso y luego lo pone en pequeñas bolsitas, lo vende cerca de tres dólares el kilo. Alguien paga casi cinco dólares el kilo, lo lleva a su negocio, le pasa agua hirviendo y gana más de 75 dólares por kilo.
Mi hijo pequeño se apresuró en decir -pastel de manzanas-. La idea había llegado. Las manzanas que habían estado vendiendo no les daban suficientes ingresos, la solución era colocar valor agregado y de esa forma ganar más dinero.
De inmediato buscaron una receta y se dirigieron a la despensa para encontrar los ingredientes. Fue el momento que me di cuenta que podía seguir aprovechando el caso para continuar la enseñanza.
-Esperen, esos ingredientes son míos. Si quieren hacer un negocio tendrán que poner su dinero para obtener ganancias.
Una filosa mirada salió de los pequeños ojos de mi hijo mayor. El pequeño los animó para ir al supermercado en pro de comprar los ingredientes; como siempre, matemático, no se concentró en quién se ideó el problema, sino que se concentró en la solución.
-¿Y si nos va mal? – intuyó el grande de inmediato-. Papi, ¿y si tú pones el dinero?
-¿Quieren que se los preste o que sea inversionista? –mi intención era clara, enseñarles el costo del dinero. Me preguntaron la diferencia de las opciones planteadas. -Si les presto el dinero me tienen que devolver lo que les doy más los intereses, no importa cómo les vaya. Si soy inversionista yo pongo el dinero y ustedes el trabajo, al final nos dividimos los resultados.
Después de una larga discusión entre ellos me convertí en coaccionista. Acortando la historia que hago completa con sus diferentes aristas en mis conferencias les diré que el negocio fue un éxito y mis ganancias llegaron sin yo haber erogado un centavo, sólo estuve a riesgo por si a ellos les iba mal.
Les devolví el dinero y les enseñé la importancia de tener capital y hacer un plan para invertir con el riesgo calculado lo mejor posible, como explico por extenso en mi libro Arco Iris Financiero.

FRASE DE LA SEMANA
“Lo que más vale es el valor que agregamos.”
Diego A. Sosa

Consultor, Coach, Conferencista y Escritor