sábado, 15 de agosto de 2015

CARPE DIEM

Esta frase latina podría considerarse una filosofía de vida. Cuando Horacio la escribió el contexto completo fue: “Utiliza tu día, no sabes qué puede pasar mañana”. En español podría equivaler a: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, o cualquiera de las tantas formas de ver el presente. Lo que no me gusta es que muchos han tomado esta filosofía de vida y la han llevado a lo financiero de una manera que hace irresponsable el actuar de miras al futuro. “No dejar para mañana lo que puedes hacer hoy con el dinero que no te has ganado” no lo llamaría una filosofía financiera muy acertada. Vivir el futuro por adelantado cuesta… sólo piense en los intereses que debe pagar más adelante.
Pensar que nos podemos morir mañana y que, por lo tanto, hay que vivir el día de hoy no es malo, lo contraproducente es adelantar el futuro teniendo que pagar luego por haberlo adelantado. Lo peor es que entraremos en un juego muy peligroso. Al determinar vivir siempre el futuro adelantado, cuando llega el futuro tendremos que adelantar el futuro de ese futuro… la solución visible es volver a empeñar nuestro futuro.
¿Cuánto tiempo adelantamos el futuro? Eso depende del plazo del préstamo. Pero es casi seguro que comenzaremos a pagar intereses al mes siguiente… un período demasiado corto para pensar que estamos sacando alguna ventaja real.
Hagamos un ejercicio sencillo: Compramos algo que cuesta 100 (pensemos en %) con un préstamo a pagar en 1 año. Si los intereses son 20% terminamos pagando quizá 15 más (por el abono a capital) por el bien o servicio que no quisimos esperar para adquirir. Esos quince tienen que salir de algún lugar; sí, de mi poder adquisitivo del futuro. Por ende, he reducido mi poder de consumo y ahorro, cada día podré adquirir menos con los mismos ingresos.
No le pido que no haga la adquisición, sólo le sugiero que se programe. Casi ningún préstamo de consumo es tan urgente que no pueda esperar. Abra una cuenta de ahorros y deposite en ella un monto asignado cada vez que tenga ingresos. La solución es hacerlo de manera automática, ya sea con débito a cuenta o con algún producto financiero de los que le retiran automáticamente de su cuenta. El truco es hacerlo de manera automática del dinero que entra, nunca del que sobra. El método lo explico por extenso en mi libro Arco Iris Financiero y donde ofrezco muchas soluciones financieras.
Pensar en la improbabilidad de que el mañana no llegue es una irresponsabilidad doble: Primero, no lo construyo; Segundo, pienso en dejarles problemas a mis sucesores. Estoy casi seguro de que el próximo mes estaré vivo, y prefiero que así sea… y hasta ahora nunca me he equivocado. ¿Por cuál motivo debería empeñar parte de mi ingreso del mes siguiente? Prefiero vivirlo cuando llegue, así conseguiré disfrutarlo mejor, con más poder adquisitivo y hasta lograré ahorrar para un futuro que apuesto llegará… ¿y sabe qué?, si pierdo la apuesta no me importará.
Si en los tiempos del imperio romano Horacio le decía a la gente que utilizara su día no creo que le motivara a tomar prestado para vivir el siguiente por adelantado, mucho menos con las consecuencias reductivas que tiene esa práctica. Yo traduciría más literalmente la frase y diría que mi filosofía de vida es: Sacarle provecho a mi día mientras construyo mi mañana.


FRASE DE LA SEMANA
“Mi hoy era el futuro de mi ayer; de haberlo empeñado tuviera menos para disfrutarlo”
Diego A. Sosa
Consultor, Coach, Conferencista y Escritor




lunes, 10 de agosto de 2015

BAJANDO EL ESTRÉS

Cuando el cerebro reconoce una situación de peligro libera un coctel de hormonas que nos prepara para huir o pelear. Una de las hormonas más cotizadas en ese momento es el cortisol, no en vano se le ha llamado la hormona del estrés.
La vida ha cambiado con la evolución de la sociedad, pero nuestro cerebro sigue preparándonos para la situación huir/pelear. La famosa hormona corre por las venas y nos pone en atención constante. Ahora tenemos más escenarios que disparan el recorrido del cortisol y menos momentos de tranquilidad para recogerla. Anteriormente una situación de peligro duraba segundos, quizá minutos… hoy vivimos en atención permanente.
A continuación, algunos factores y mis recomendaciones:
El dinero: No conseguir suficiente dinero nos pone en alerta. El temor a perder el empleo o que el dinero no alcance para pagar la tarjeta de crédito o algún otro compromiso hace que la situación nos prepare para la batalla. Lo malo es que no tomamos la decisión de poner bajo control la situación. Si nuestro manejo con el dinero no nos ha llevado a una tranquilidad, entonces es el método lo que tenemos que cambiar. En mis coaching financieros veo como la gente vive estresada no importando el monto que ganen. La filosofía financiera es lo único que hará que el dinero no sea una causa de constante estrés… como detallo en mi libro Arco Iris Financiero.
Las relaciones interpersonales: Rodearnos de gente que nos causa estrés es una de las peores decisiones que podemos tomar. A menos que logremos desactivarnos, esas relaciones terminarán cambiándonos el humor y hasta nos pareceremos a ellos. Círculos de gente que sólo comparte problemas,
pocas veces trae alegrías. Aquellos que ven problemas por todos lados, hasta en los buenos momentos encuentran puntos negativos o un futuro incierto. Algunos círculos son obligatorios, no elegimos a los compañeros de trabajo, estudio ni los familiares; lo importante es reducir el efecto que provocan en nosotros y evitarlos siempre que se pueda. Fomentemos y repitamos las relaciones que nos aportan. Grupos de personas que les gusta lo que nos gusta, los que saben cosas que nos gustaría saber, los que tienen conversaciones que nos gusta escuchar, etc. Es una pena que nos dejamos convencer de estar más en los grupos que comparten penas que en aquellos que nos generan alegrías.
No sentirnos en control: Tener miedo a no poder controlar la situación causa mucho estrés. Existen dos vertientes: La primera, ¿no podemos hacer nada? Es hora de esperar a que las cosas pasen, y si es posible, tener un plan de contingencia… no podremos parar un terremoto, entonces no debemos estresarnos por la posibilidad de que llegue. La segunda, ¿podemos hacer algo para estar en control? Entonces lo hacemos y no nos estresamos. Las personas controladoras sufren demasiado de estrés… pienso que se puede imaginar mi consejo para ellos.
La filosofía de vida errada: Casi todo nace de aquí, una filosofía de vida que nos pasea por un estrés constante: Nos preocupamos de cosas que nunca acontecerán; odiamos el trabajo que elegimos, hasta llegamos a odiar trabajar; no hacemos lo que nos divierte o nos gusta; le damos más importancia a conseguir algo que a disfrutar lo que ya tenemos; vivimos el futuro por adelantado; no disfrutamos cada día que nos regalan; no recordamos el pasado positivo; nos quejamos demasiado de lo que no podemos o estamos en disposición de cambiar; hacemos poco para cambiar lo que nos molesta; etc. En mi libro ¡Alcanza la Cumbre! detallo la filosofía de vida que llevo, buscando que cada quien decida hacer la suya, influenciando sólo con el hecho de tener la mía, no tratando de que sean como yo.

FRASE DE LA SEMANA
“Vivir sin estrés depende más de mí que de mi exterior”
Diego A. Sosa

Coach, Conferencista, Consultor y Escritor