domingo, 4 de julio de 2010

¿TO WIN OR NOT TO WIN?


En estos días que la Copa del Mundo de Fútbol ha copado el universo de las competiciones entre países, salen muchas emociones a flor de piel y yo lo paso a la vida diaria... ¿programamos nuestras emociones sólo para ganar? Entonces, ¿qué pasa cuando no sucede?
Al mundial de fútbol fueron 32 naciones y una sola será la ganadora del certamen. Los demás tendrán que conformarse con la derrota, aunque para algunos no es la copa su principal objetivo... podría ser alcanzar la semifinal, o no quedarse en la fase de grupos.
¿Y en la vida diaria? En la escuela le dan el premio a uno de quizás 30 alumnos, o sea que los demás son perdedores. En la empresa sale uno sólo empleado del mes o del año, siendo los demás perdedores. ¿Deben ser los demás conformistas? Quedar en segundo lugar no es un gran premio. Para muchos sí, pero no para el que lucha por el primer lugar. Es más fácil ver llorar al que quedó en segundo lugar que al que quedó en undécimo.
No ganar nos trae sentimientos negativos... y la mayoría en una competencia no gana. No me parece justo que se haga algo con niños para hacer sentir mal a la mayoría, sólo disfrutando uno de los sentimientos positivos. Si es que al final de cuentas son positivos. Muchas veces el que gana, siempre gana, por lo que los demás no lo consideran el más querido. El ganador puede generar aires de superioridad, lo que no le cae bien a los demás. El que triunfa puede desarrollar egoísmo y un espíritu de lucha individualista... en un mundo de equipos y sociedad. A la larga ser triunfador en competencias, no obligatoriamente lo llevará a una vida emocional más feliz.
Tenemos que prepararnos para que la derrota no nos haga sentir inferiores, no nos frustre, no nos haga conformistas, no nos tire al piso y hasta nos pisotee. Prefiero superarme y sentirme positivo por ese resultado, y no concentrarme en ganar y sentirme mal si no lo logro. Compararme con los demás puede ser desigual, pero compararme conmigo es una gran meta.
Cuando mis hijos sacan una buena nota, no les pregunto cuánto sacaron los demás, les pregunto cuánto sacaron la vez anterior. Cuando corren una distancia en un tiempo, veo en cuánto lo corrieron la vez anterior, no en cuánto lo corrieron los demás. Cuando entran en una competencia, no los animo a ser los ganadores, sino a ser mejores.
Me encanta correr maratones, puedo ver durante 42 kilómetros a 55,000 personas a mi alrededor, de las que sólo un puñado compiten contra los demás (los profesionales)... el resto corremos por nuestras almas, por nuestras marcas personales, por nuestro resultado propio. No nos alegramos de los que llegan después que nosotros, nos alegramos de que llegan. No nos entristecen los que llegan antes que nosotros, nos enorgullecemos de que el esfuerzo que hicieron valió la pena. Es una fiesta conjunta, una alegría común, un regocijo compuesto.
No ganar no debe poner tristeza en nuestros corazones. El que no aprende a no ganar no debería competir. No lo invito a que aprenda a perder, le digo que también sepa no ganar.


FRASE DE LA SEMANA

“Alegrarme de una victoria es fácil; pero no entristecerme cuando no gano es lo que llamo una gran gloria”.
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista dominicano