miércoles, 10 de agosto de 2016

PRIORIZAR ESTRESA


Un amable lector me escribe hace unos días con una pregunta muy típica. Me explica que tiene demasiadas cosas por hacer y no sabe cuál ejecutar primero.
En un curso de manejo del tiempo le enseñaron a priorizar, pero cada vez se le acumulan más cosas en el escritorio.
Evidentemente no había conseguido solución a su inquietud y sabiendo que trabajo el tema del tiempo decidió dirigirse a mí con su pregunta: ¿Qué hago primero?
El sistema de clasificar las tareas por su importancia y urgencia suele ser muy efectivo para las personas que no tienen ningún tipo de atrasos. Lo malo es que es contraproducente para el que por alguna razón no está al día con sus tareas.
Cuando llega algo nuevo a nuestra lista de “por hacer”, podemos determinar si la urgencia nos lleva a hacerlo de inmediato o a asignarle un tiempo para ejecutarla.
Otro factor para decidir es la importancia de la tarea, su impacto en los resultados, ya sea económico (cliente o jefe) o emocional (estresa o no).
El método es muy útil para asignarle tiempo y momento de ejecución a las tareas nuevas… no a las que ya están en la lista. Cuando decidimos priorizar los atrasos iniciamos un círculo vicioso. Tomamos todo lo que está encima de la mesa (o en las bandejas de entrada de los diferentes medios electrónicos) y comenzamos un lindo proceso, decidir cuándo haremos qué.
Si son papeles, los separamos por tiempo que tenemos para realizar dicha tarea. Una montaña de lo más urgente, y algunas lomas de las siguientes categorías completarán la cordillera.
Si el flujo de clientes, telefonemas, mensajes de texto y reuniones nos lo permite, en algún momento estaremos listos con nuestra priorización.
El estrés de no saber lo que tengo ni saber cuándo lo realizaré se calma: “Me siento en control”. Mi pregunta ahora es: ¿Cuál tarea terminó? La verdad es que ninguna salió de la lista de “por hacer”.
La solución que uso y explico en mi libro “¿No tienes tiempo?” es hacer una tarea a la vez. No importa cuál, no la elija. La que agarre, llévela hasta donde decida, ya sea un punto intermedio o al final. Puede ser la más gorda para sentir que baja la montaña de papeles o la más difícil para quitársela de arriba… pero ejecútela. ¿Se atreve a realizar el reto?

martes, 9 de agosto de 2016

5 PELIGROSOS DOGMAS DE COMPRA DE LA CLASE MEDIA

Al comprar estamos intercambiando nuestro trabajo por objetos o servicios. El dinero puede llevarnos a una mejor calidad de vida, ya sea de inmediato o a partir de un momento dado. La clase media se caracteriza por generar ingresos que le acomodan la vida, pero reduciendo las posibilidades de pasar con mayor rapidez a una clase más holgada.
Algunas compras logran mover nuestro cerebro y sentir que subimos de estatus. Los vendedores nos hipnotizan mostrándonos la ventaja de exponer a los demás un vertiginoso ‘progreso’... y decidimos adelantar el futuro: compramos con dinero que aún no nos pertenece (préstamos).
Hay adquisiciones típicas que comprometen nuestro futuro, veamos algunos ejemplos a continuación:
Vehículos pagados a más de 3 años. Lo ideal al adquirir un vehículo sería no buscar dinero prestado. Lamentablemente no todos deciden a tiempo el momento de cambiar su nave. El monto de los intereses se acrecienta proporcionalmente con la cantidad de meses del préstamo. De tomar el dinero de otros para acomodar nuestro transporte sería ideal no pasar de 3 años; de lo contrario, estaríamos pagando demasiado por el bien, convirtiéndolo en un lujo. La ecuación correcta la encontramos bajando el monto del préstamo o llevando más efectivo para la operación. Si necesita más tiempo para pagar está comprando un lujo, lo que llamo un caballo de paso fino para diversión.
Tecnología de última generación. Casi ningún equipo es tan viejo que no cubra las necesidades que tenemos. La última generación solo nos lleva a cubrir necesidades de apariencia, o sea, buscamos el reconocimiento de los demás. Que nuestro alrededor piense que somos triunfadores al mostrar el éxito. Muchos se endeudan para adquirir los equipos, otros toman planes de comunicación que pagan en cuotas el valor del equipo, mientras algunos ahorran durante meses para conseguir lo deseado.
Accesorios de lujo. Vestimenta y prendas suelen ser parte de la competencia. La aparición de las redes sociales agravó la situación; ahora es más fácil ver quién repite su atuendo. Mostrar la capacidad de siempre estar a la moda o de tener dinero (aunque sea maltratando su tarjeta de crédito o imagen crediticia) suele traer consecuencias negativas. Al mirar el armario hemos gastado mucho y aún no tenemos “nada que ponernos”.
Salidas frecuentes o suntuosas. La clase media ha sido movida a la necesidad de ver y ser visto, o sea, mostrarse en público. Los restaurantes y bares de moda son más importantes que los que brindan buena comida o un acogedor ambiente. Estar en el medio, mostrarnos... puede traernos algo, no sabemos con seguridad si es una pareja, un mejor empleo o qué, lo que sí sabemos es que dejamos mucho dinero en ellos.
Vacaciones a crédito. Salir a vacacionar es más que importante. La clase del centro tiene la posibilidad de ir un poco más lejos y por más tiempo. No es necesario visitar un familiar en otra ciudad, podemos pagar hoteles. Mi recomendación es guardar mensualmente la cantidad que decidió pagar de cuota si toma un préstamo y retrasar la salida un año.
Estos gastos han pasado a convertir los potenciales ricos en eternos clase media o futuros pobres. La idea es que todo el dinero no gastado lo convierta en capital y lo invierta, como explico en mi libro Arco Iris Financiero, así los intereses generados le ayudarán a disfrutar más en el mediano plazo.

Frase de la semana.
 “Gastar ahora tomando crédito es dejar de adquirir luego por pagar intereses”
Consultor, Coach, Conferencista y Escritor

¡NO TENGO TIEMPO! (Audio)


No tener tiempo es una excusa que no llega ni a disculpa. Necesitamos tener tiempo para lo que decidimos que es importante para nosotros, no solo para lo urgente.  En este audio encontrará algunas soluciones si crees que el tiempo no te da.





Mi método completo en mi libro:  ¿No tienes tiempo?