lunes, 18 de enero de 2010

MENTIRA Y SILENCIO ¿CAUSA O CONSECUENCIA?




¿Son las mentiras y el silencio causas o consecuencias? Tienen de las dos. Como causa es por lo regular derivada de experiencias anteriores que forman un patrón de actuación en las personas. Prefiero en este escrito hablar de cuando son consecuencia.

Cuando menciono el silencio, me refiero a cuando escondemos alguna información que podría ser compartida, pero que decidimos no decirla porque podría causar más inconvenientes que beneficios. Sabemos que no será neutra la reacción del receptor.
Cuando recibo una mentira o un silencio, lo primero que me pregunto es si soy el causante de ese comportamiento. Mis hijos, por ejemplo, me esconden cosas y tengo que analizar si es por una reacción anterior que he tenido a una situación parecida. Por lo regular encuentro que sí, que he reaccionado ante una información de un hecho y eso los ha llevado a que la próxima vez la decisión de ellos, o de cualquier otra persona, sea ocultarme lo sucedido o por suceder.

Hay personas que llegan a mentir para evitar la reacción lógica que tendremos, hasta lo dice una canción, “es mejor una mentira que te haga feliz a una verdad que te amargue la vida”. Las personas nos ocultan informaciones también para alegrarnos la vida, si saben que nos podremos amargar en caso de recibir una noticia que no nos guste.

¿Será que uno miente por algo malo que uno hace o hará? No siempre, diría que en las buenas relaciones casi nunca pasa eso. Pero si la otra persona tomará la información y la retorcerá para sacar algo malo, imaginará cosas y hasta sacará conclusiones sin ni siquiera tener el otro derecho a réplica, entonces la mayoría de las personas toman la actitud de guardarse la información o decir una de esas mentiras que Arjona menciona en su canción que mencioné con anterioridad.
No le pido que sea víctima y piense que todo lo que pasa es por su culpa, sólo recomiendo lo que siempre digo, “para ser parte de la solución, tendré que ser parte del problema”.

Aunque tomar cartas en el asunto no es tan fácil, requiere de mucha valentía para decirle a la otra persona que uno sabe que le están mintiendo o que se tiene “información clasificada”. Claro que le dirán a uno que no es cierto, que no le han mentido ni le han ocultado información. Por eso hay que encontrar el momento, nunca uno de rabia, y sacar el tema a relucir. ¿O prefiere seguir sufriendo la realidad de que le mienten o le ocultan informaciones?

Si soy yo el que siento la necesidad de ocultar informaciones o mentir, trato de hablar con la otra persona sobre sus reacciones anteriores, sin esa comunicación es muy difícil mantener una relación llevadera y duradera.

Les deseo una gran mejora de la comunicación, fundamentada en la confianza. Si no hay nada que ocultar, no hay porqué pelear.

FRASE DE LA SEMANA
“Cuando el silencio habla tanto, es mejor no callar”
Diego Sosa