martes, 11 de octubre de 2016

¿ELEGIMOS A LA PAREJA POR SU CAPACIDAD FINANCIERA?

Con frecuencia me encuentro en las redes con un tipo de carteles que en cierta forma me sorprenden. Uno de ellos es: “Un ‘te quiero’ es bueno, pero no hay nada como un ‘te deposité’ ”.
Conocer a nuestros antepasados nos ayuda a entender el porqué de nuestro comportamiento. Saber que el mundo cambia a mayor velocidad de la que nuestro cerebro puede evolucionar es una obligación si queremos modificar conductas que ya no son útiles.
Hasta hace unas cuantas decenas de años, la necesidad de encontrar una pareja con la capacidad de mantenerla era para la dama una necesidad básica. Sin asegurar su techo y comida podía convertirse en una presa fácil para el sufrimiento. El cerebro femenino sigue procurando defenderla de dicho peligro. Y el masculino intenta aprovecharse de tal comportamiento para lanzarse a la conquista. Demostrarle a esa dama que él es capaz de darle protección y alimento es su forma de conquistarla, quizá prehistórica, pero le da resultados. Hasta algunos tratan de impresionarlas gastando dinero que no se han ganado y que en el futuro les hará mucha falta, ya sea para las crías o para tener un techo seguro.
Una diferencia hoy es que muchas mujeres ya no necesitan al hombre para suplir la comida en su casa. No les hacen falta las habilidades y destrezas del cazador antiguo; hoy ella sale a trabajar y consigue el dinero para suplir las necesidades básicas, y cada vez en más casos muchas necesidades más.
El hombre que conquista una mujer mostrándole sus capacidades de mantenerla a la altura que ella está interesada puede estar entrando en un partido peligroso. Si mostrar dinero es la divisa, la categoría en que jugará el hombre sube de acuerdo a su capacidad de endeudamiento.
Un macho con una tarjeta de crédito de abundante cabida puede pasar a jugar en las grandes ligas del apareamiento instantáneo. Una mujer con pretensiones importantes y atributos cautivadores estará jugando en las ligas mayores. Un juego peligroso se percibe en el ambiente. Solo será posible mantenerlo mientras el macho pueda aparentar y la joven mantenga sus atributos. Bajar de liga es más que cuestionable para ambos; el resultado, por lo general, es desastroso.

En mi libro Migomismo II muestro cómo nos comportamos para lograr la empatía y crear relaciones de larga duración. ¿Tendremos que transparentar las finanzas antes de emparejarnos?

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