Recibir más dinero no aumenta automáticamente la calidad de
vida. Saber lo que nos hace sentir que nuestra vida es vida es lo que realmente
importa.
En estos días observé a una señora en el supermercado.
Andaba con su esposo y dos hijos (lo deduje porque le decían mami). El padre se
acercó con una buena botella de vino y los hijos con una caja de cereales. Ella
miró al esposo con felicidad, supongo que algo bueno abordó su mente. El señor
les dijo a los niños que cambiaran el cereal, que esa marca era cara. Una breve
discusión y lloros fueron las secuelas.
Todos se enojaron; reproches, aplicación de autoridad y sollozos
reprimidos convirtieron el paseo en una visita a la casa del terror… sin el
final feliz por haber pasado los sustos. ¿Valía la pena el momento por el
ahorro en el cereal? Me dirá que a los muchachos no se les puede complacer en
todo etc. Ese es otro tema… la razón de la actuación la tiene que encontrar en el
comportamiento pasado y el ejemplo otorgado, en otro momento podemos
profundizar en el tema.
La calidad de vida sube cuando nuestras emociones se
mantienen más tiempo, son del tipo que nos gustan y más frecuentes. Por
ejemplo: más momentos felices y menos enojados; más amor y menos ira; más
sorpresas positivas y menos miedos. Para eso debemos tomar el control de varias
áreas:
Nuestras relaciones:
Construir relaciones más asertivas nos ayuda a estar más felices con más
frecuencia.
Nuestro tiempo:
Desperdiciarlo lleva a que no tengamos ese preciado recurso para pasar momentos
en lo que nos otorga vida.
Nuestro dinero:
No es ganar más, es gastar mejor, para aplicarlo a lo que en realidad aumenta
de forma constante nuestra felicidad.
Nuestro hotel:
Así le llamo al cuerpo, es el lugar donde pasaremos el resto de nuestra vida.
Hay que cuidarlo y mimarlo.
Nuestras emociones:
No podremos controlarlas, como generalmente se pretende, pero debemos conocer
lo que nos quieren decir, saber para qué evento nos preparan y entonces
podremos accionar y no reaccionar. Y si llegamos a reaccionar, conseguiremos detenernos
para no cargar por mucho tiempo una emoción improductiva.
Estas cinco áreas deben estar en equilibrio y crecer acompasadamente,
como enseño en mi libro ¡Tú Eres la
Estrella! ¿Te atreves a medir cómo estás y decidir cuáles desarrollar con
prioridad?
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