Parafraseando al encargado de casar a dos personas, he
cambiado el motivo de la separación, pero la consecuencia es la misma. Si las
deudas malas entran en el matrimonio es muy probable que terminen con la paz
del hogar y hasta con la relación.
Desde el inicio subrayo que me refiero a las deudas malas...
las tontas, las que tomamos para hacer viajes y comprar cosas que no son
urgentes, y en ocasiones ni siquiera importantes. Las deudas tomadas, por
ejemplo, para producir (comprar lo que llamo “gallinas”) o para dejar de pagar
alquiler, no son las que terminan con los matrimonios. Aunque si compra una
vivienda más allá de lo que sus ingresos mensuales pueden soportar y con un
préstamo a más de veinte años puede estar comprando lo que llamo un “caballo de
paso fino” (un bien que resulta ser un lujo) y no un “perro” (un bien o
servicio que cubre necesidades importantes a la medida de lo que podemos
gastar). En mi libro Arco Iris Financiero
explico por qué y cómo comprar uno u otro animal para el bienestar financiero
del individuo y la familia.
El factor emocional juega un rol preponderante en la vida,
las deudas afectan fuertemente nuestras
emociones. El estrés se apodera de las personas y nada funciona como debería.
La comunicación se convierte en una discusión perenne, la calidad de vida baja
por lo que la tensión aumenta. Los nervios siempre están de puntas y las
discusiones están a flor de piel.
Muchas veces por aparentar que estamos bien, no reducimos
nuestros egresos mensuales (incluso los aumentamos para evitar dudas de nuestra
bonanza económica en los allegados). Este es el comportamiento que nos lleva a
más deudas y a más estrés, entrando en un círculo más que vicioso.
Se dan casos en que la pareja no está al tanto de lo mal que
se está, hasta a ella le escondemos la realidad. Y la verdad que encuentro en
muchas consultorías es que ni siquiera el mismo involucrado conoce bien su
realidad financiera... se la pasa tapando el sol con una uña.
Intentamos aumentar los ingresos, pero ni siquiera hemos
investigado adónde se está yendo nuestra entrada. A veces es en gastos
superfluos. Otras son erogaciones que podemos evitar o cambiar por otro tipo de
servicio. Por ejemplo, he visto como el pago del colegio ha metido a más de uno
en un grave problema económico. No es que ese pago solo es responsable, sino
que hace una gran diferencia en el presupuesto y es de los gastos que se pueden
reducir... ¿El problema? es una decisión emocional y por ello muy difícil de
tomar. Significa reducción de estatus ganado con mucho sacrificio.
La idea es que las deudas y el presupuesto familiar hay que
trabajarlo en conjunto. Todo lo que entre a la familia debe ir a una cuenta y
de ella manejar el plan de pagos. Los lujos se quedan para más adelante, el
aparentar se borra para siempre y la familia se convierte en un equipo.
Muchas veces pensamos que los jóvenes no deben conocer la
realidad; nada más falso. Que sepan lo que está pasando los hace parte de la
solución porque se hacen parte del problema. Además, los hace vivir una vida
real y prepararse de la mejor forma para su futuro financiero desde temprana
edad. Esconderles la realidad no los hace estar fuera de ella.
FRASE DE LA SEMANA
“Si las deudas son un
problema, la unión es la solución.”
Diego A. Sosa
Consultor,
Conferencista, Coach y Escritor
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