Dicen que los cambios son de las cosas seguras, que siempre
los tendremos y que cada vez son más frecuentes. ¿Por qué tendemos a temerles?
Las vertientes son múltiples y lo importante es identificarlas.
A mí me ha tocado vivir en cuatro países, con 7 mudanzas sobre
el Atlántico y adaptaciones a varias culturas. Puedo decir que me hice un
profesional de los cambios al afrontar esos y otros tantos radicales por demás.
Toda la historia y el método de adaptación a los cambios lo plasmé en mi libro ¿Forastero
yo?
Cuando identificamos un posible cambio importante en nuestras
vidas, nuestro sistema emocional nos pone en alerta. La tristeza aparece
impidiendo cualquier tipo de euforia... El mecanismo de protección está
activado y es lo mejor que nos puede pasar. En momentos de euforia es muy
difícil ver los puntos negativos a enfrentar, no podemos tomar las precauciones
necesarias... es como cuando uno está apasionado, en esos momentos no se ven
defectos en la pareja.
Tomemos el ejemplo de una persona que pierde su empleo. El
mismo sistema lo podemos acomodar a cualquier tipo de cambio importante que
vayamos a vivir.
Nuestra pirámide de jerarquías que Abraham Maslow nos entregó
dice que hay necesidades que debemos sentir cubiertas antes de querer cubrir
otras. En nuestra zona de confort tenemos necesidades que ya hemos cubierto,
los cambios hacen que temamos perder esas condiciones existentes. Si perdemos
el empleo dejaremos de recibir dinero, perdemos un estatus en la sociedad y
nuestras necesidades de autorrealización también se ven amenazadas, al sentir
que perdemos parte del éxito logrado.
En principio, la emoción "miedo" que nos embarga nos
está diciendo que tengamos en cuenta lo que nos puede pasar. Lo malo puede ser
que tomemos el miedo como una amenaza y nos paralicemos, llevándonos hasta
momentos depresivos. Lo ideal es que lo reconozcamos como un aviso y busquemos
el camino para definir lo que es importante y las jerarquías que debemos cubrir
primero.
Hacer un plan para no quedar al descubierto en las necesidades
es uno de los primeros pasos que damos en los Coaching de manejo de cambios que
hago con mis clientes. Trabajamos la inteligencia emocional para que puedan
entender sus emociones y hacerse cargo de sus reacciones.
Claro está que conseguir recolocarse en el mercado es una de
las variantes que más hay que trabajar. Muchas veces las personas no quieren
volver a emplearse... Lo importante en ese momento es dotarse de las
herramientas necesarias para dejar de ser empleado y convertirse en profesional
independiente, tan pronto sea el momento. El capital que reciben de liquidación
no los hace emprendedores, tampoco negociantes, mucho menos empresarios.
Habilidades de administración, ventas y capacidades para ofrecer servicio son
imprescindibles si quiere ganarse la vida como independiente. Un acompañamiento
en ese sentido es indispensable cuando guío a mis coachees.
En conclusión: Es necesario rehacer nuestra pirámide de Maslow
para hacernos cargo del porvenir. Buscar el culpable de lo que pasó no nos hará
crear nuestro futuro. La tristeza que nos moja es útil, no dejemos que nos
inunde. Planifiquemos nuestros pasos haciéndonos cargo de lo que queremos crear
sin ocupar nuestro pensamiento en justificar un pasado que no podemos
modificar.
FRASE DE LA SEMANA
"El cambio puede
llegar sólo; el futuro lo tenemos que generar nosotros."
Diego A. Sosa
Coach, Consultor,
Escritor y Conferencista
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