Todo lo que ocurre es provocado por algo. No me puedo imaginar
que las cosas sucedan sin tener un antecedente. Lo malo es cuando decimos no
tener la mínima influencia en lo que causó la acción. ¿Es cierto que no la
tuvimos?
Para muchos es mejor pensar así; no tener la culpa nos saca
del problema y somos simples observadores del proceso. El inconveniente es que,
si nos ocurrió a nosotros, estamos entregando el poder de nuestro destino a
algo externo; si no podemos influir en lo que pasa, sólo nos queda vivir
preocupados esperando que suceda.
Mi filosofía de vida no me hace culpable de lo que pasó; no
siempre puedo anticiparme a lo que sucederá ni mucho menos puedo siempre tomar
las decisiones más correctas. Lo que intento siempre es pensar en cómo me puedo
hacer cargo de lo que sucederá; trato de ser protagonista de mi destino y no un
simple pasajero del tren de la vida.
Hasta en circunstancias extremas puedo sacar ventajas
sustanciales. No soy responsable, por ejemplo, de que un terremoto suceda; lo
que sí puedo hacer es tratar de no comprar un inmueble que no esté preparado mínimamente
para soportar los movimientos telúricos previsibles para la zona. Para las
pérdidas financieras compro un seguro. La idea es minimizar el riesgo y los
daños.
Por otro lado, no puedo evitar estar en una edificación que no
cumpla con las reglas ya que me contratan para dar conferencias y no puedo
rechazar por ser neurótico con respecto a ese tipo de riesgo. Sólo puedo dejar
que pasen las cosas si van a pasar.
Necesito vivir bajo un riesgo controlado y dejar que el resto
pase ya que no podré evitarlo. Mucha gente vive preocupada por cosas que nunca
sucederán... eso no es aconsejable.
La suerte tiene, por lo general, una causa; de ella debo
ocuparme. Por ejemplo: Mi competencia no tiene "suerte" cuando gana
una contratación que pienso podía haber realizado yo... Me dedico siempre a
pensar: "¿Qué hicieron mejor que yo?". Si me abandono a que los
acompañó la "suerte", sólo obtendré contrataciones como esa cuando la
"suerte" cambie... le aseguro que si no hago mi trabajo de una manera
diferente mi "suerte" nunca cambiará.
Analizo bien y trato de cambiar mi estrategia o anexarle algo
para que los resultados me favorezcan. Quejarme de mi "mala suerte" y
de la "buena suerte" que acompaña a los demás (que no es más que
envidia) no me ayudará a generar resultados, simplemente me sentiré bien por
tener excusas, las que no llegan a ser disculpas.
Busquemos las causas de las cosas que nos pasan o pasarán, que
no queremos que pasen o que quisiéramos fueran de otra manera, luego podremos
cambiar acciones para que los efectos sean más adecuados a nuestras
necesidades.
FRASE DE LA SEMANA
"Cuando cambio la
causa puedo lograr el efecto que quiero."
Diego A. Sosa Sosa
Coach, Escritor,
Conferencista y Consultor
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