Hay personas que vuelan alto, que ven los problemas desde arriba logrando divisar diferentes perspectivas; con esa actitud logran concentrarse en soluciones… les llamo águilas. Otras tienen como dogma la frase: “no se puede”, para mí son como papagayos, sólo se encierran en una jaula y repiten lo que los demás quieren escuchar.
Las personas que se dedican a repetir lo que sus jefes dicen o lo que otros han dicho para mí son nocivas al crecimiento de las empresas y a su propia vida. A la corta o a la larga estas personas terminan estancadas. Aunque en un inicio se puede ver un cierto triunfo en sus vidas. Por lo regular, desde sus jaulas se congracian con los que les dan de comer para que les sigan dando migajas. Aves preciosas, pero enjauladas… personas valiosas, pero encerradas en su propia cárcel.
Una actitud de papagayo es encontrada frecuentemente bajo los jefes autoritarios. Es mejor encerrarse y hacer creer al que manda que estamos de acuerdo con todo lo que dice y lo repetiremos sin cesar. Nuestro avance estará delimitado a lo que nuestro superior decida. Llegaremos a pensar que no podemos vivir sin ese que nos deja caer una borona y nuestra subsistencia fuera de esa zona de confort será inexistente.
Muy diferentes son los que tienen una actitud de águila. Cuando encuentran un problema se concentran en la solución; cuando no ven las cosas claras suben más para buscar otras perspectivas; si se acaba la comida migran y encuentran mejores lugares para obtenerla; cuando se van añejando se renuevan y le sacan provecho a su evolución y madurez… en fin, viven el cambio y no se circunscriben a una migaja que un jefe le pueda dejar caer.
Las empresas con jefes autoritarios se quedan sin águilas y se llenan de papagayos. Cuando el ambiente se pone tan turbio que no logran sus objetivos tratan de motivar a sus papagayos y creen que es la solución. El problema no son los papagayos desmotivados, el problema son los papagayos en sí. La falta de águilas y la ausencia de una visión que lleve a quedarse con ellas eliminando los papagayos de sus nóminas.
Para ser águila sólo tenemos que cambiar de actitud. Donde encontremos un problema, pensemos en cómo solucionarlo; cuando escuchemos una queja de un cliente, ocupémonos de ponerle atención y ver la posibilidad de mejora que nos están ofreciendo; cuando queramos crecer, hagamos lo necesario para capacitarnos para el próximo puesto; cuando encontremos un obstáculo busquemos como saltarlo y seguir adelante.
Si la vida nos da limones, demos gracias y hagamos cualquier tipo de bebida o comida con él. En fin, la actitud que tengamos ante la vida y las cosas que aparecen en nuestro camino será la diferencia para tener un futuro exitoso. Quedarse en la falda de la montaña llorando lo que pudo haber sido no nos ayuda a escalarla, como desarrollo en mi libro Alcanza la Cumbre, donde cuento mi experiencia de subir al Pico Duarte. Durante el trayecto aprendí tantas cosas y al compararlas con la vida diaria me llevó a entender todo lo que podemos lograr si nuestro pensamiento es resolver los inconvenientes y vivir la felicidad que hemos alcanzado.
FRASE DE LA SEMANA
“Si motivas papagayos sólo obtendrás papagayos motivados, nunca águilas.”
Diego A. Sosa
Consultor, Coach, Conferencista y Escritor
1 comentario:
muy interesante articulo, pero en plena temporada de pelota pocos lo leerán completo, por eso de motivando a las águilas... jajajajaja
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