Vivir el
futuro por anticipado es cada día más fácil. ¿Conoce el precio? Adelantar los gastos es una opción que muchos
usan, pero en pocas ocasiones miden el costo que esto tiene. Tampoco soy
propulsor de que lo guarde todo para más adelante, ni siquiera quiero prolongar
mis últimos días de vida con el dinero acumulado, menos con deudas.
Los opositores
de mis métodos de “alcanzar el futuro a su debido tiempo” me dicen que no hay
forma de conseguir bienes y servicios si no es “metiéndose en un lío”.
Traducido: Tomando préstamos. Considero que los financiamientos pueden hacernos
adelantar al futuro o adelantar el futuro… depende de para qué
utilicemos el dinero ajeno.
La primera
forma es cuando tomamos dinero y lo ponemos a producir. Con ese dogma de vida conseguimos
más dinero que sin financiamiento. Hay que tomar en cuenta el riesgo que se
corre, algunos hacen malos negocios y retornan a su pasado financiero.
La opción de
adelantar el futuro es cuando traemos
ese tiempo al presente. Usamos el dinero que aún no hemos generado para alcanzar.
Si esperamos a tener el dinero en las manos disfrutaríamos de esos bienes y
servicios en un tiempo posterior… Lo traduzco como que “traigo el futuro”. Lo
malo es que lo halo por los cabellos:
Sale caro: El dinero ajeno cuesta. Al comprar un lujo, ya sea
bien o servicio, a través de un préstamo se termina pagando más de lo que
cuesta originalmente. Lo pagamos en cuotas en el futuro inmediato al disfrute.
Cuando hacemos esto es por no tener la previsión necesaria, la disciplina del
ahorro o la capacidad de no dejarnos convencer por amigos o vendedores. La
solución es tener paciencia, prevenir y vestirse con el dogma del ahorro programado.
En menos tiempo de lo que cuesta pagar el préstamo tendrá el dinero para
adquirir el gusto… y puede hasta negociar mejores precios.
No nos deja construir el futuro en la dimensión posible:
Las primeras compras con créditos nos ponen el futuro en las manos, disfrutamos
sin tener que esperar ganar el dinero y eso nos da felicidad instantánea y
dolor postergado… nos sentimos más listos que los que no saben que existe una
posibilidad tan maravillosa de adelantar el calendario, o quizá no se atreven a
hacerlo. Algunos sabemos el costo y preferimos no inventar. Cuando comenzamos a
pagar intereses reducimos el poder adquisitivo del futuro, casi nunca lo
descontamos de los gustos sino del potencial de crear capital. En vez de tener
inversiones terminamos construyendo deudas.
Aquellos que
solo viven el presente y los que adelantan el futuro se dan cuenta de su
realidad cuando llegan a ella. Arribar a la edad de retiro voluntario, o peor,
al desempleo, sin haber hecho una buena zapata, levantado fuertes paredes,
techado de forma sólida y dando la terminación a gusto, es más que peligroso…
es casi irresponsable. La creación de ese nuevo presente sin posibilidades de
vivirlo decentemente fue una acumulación de dogmas financieros errados, los que trabajo por extenso en mi libro Arco Iris Financiero.
Vivir con la
convicción de que cada día puede ser el último de nuestras vidas es apostar a que
el futuro no llegará. Me parece que al arribar a él, donde la mayoría llega, se
encontrará con una fea sorpresa, que no será tan sorpresiva porque se la estoy
describiendo aquí.
FRASE DE LA SEMANA
“Me gusta mi
presente porque lo construí con los actos de mi pasado cuando aún era futuro”.
Consultor,
Conferencista, Coach y Escritor
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