Muchos llegan donde mí para que les ayuden a salir de sus
deudas. Lo primero que hago es encontrar de dónde vienen para ayudarlos a que
no vuelvan a entrar. Por lo general me cuentan de eventos específicos; al
profundizar encontramos la verdad mucho más atrás de lo que ellos piensan.
Generar deudas no se hace de la noche a la mañana.
Ser joven sin responsabilidades puede crear un peligroso
hábito, el de gastar según lo que tenemos en la cuenta sin pensar en el resto
de los días del mes. La protección del hogar mantenido por los padres crea una
falsa seguridad que los termina llevando a dogmas más que peligrosos, dañinos
por demás. Analizaré a continuación algunos eventos.
El primer salario:
No tenemos que aportar nada en la casa. Las damas (no todas, me refiero a las
que terminan o terminarán con problemas financieros) tienden a irse de compras;
el dinero se termina antes de lo pensado, pero como no hay responsabilidades es
solo esperar el próximo salario, quizá para hacer lo mismo. Los hombres tienden
a incrementar sus salidas, gastar en ser aceptados en un círculo social o lo
utilizan para la conquista (comportándose como el hombre prehistórico que
necesitaba mostrar su capacidad de proveedor para conseguir la mejor mujer de
la comarca). Ambos terminan adaptando su nivel de gastos a su cota de ingresos.
Oportunidades de
utilizar el dinero ajeno I: Con la nueva relación con las instituciones
financieras comienza a abrirse la posibilidad del uso de las tarjetas de
crédito. Algunos piensan que le han regalado dinero cuando el plástico llega a
sus manos. Utilizan el monto asignado para cubrir necesidades de alta
jerarquía, los hombres las de reconocimiento de los demás (como la de pagar
cuentas en restaurantes o lugares de bebidas), las mujeres las de
autorrealización (“tú te lo mereces”, se dicen a ellas mismas al momento de
realizar sus compras).
Oportunidades de
utilizar el dinero ajeno II: Llega el momento de buscar más volumen de
dinero (préstamos de consumo), ya sea porque la tarjeta de crédito está a punto
de explosionar o por alguna “oportunidad” que se presenta. Lo pongo entre
comillas porque nada que parezca barato comprado con un préstamo resulta tan
económico… No me refiero a financiamientos buenos, donde usamos el dinero para
algún negocio. No haber creado capital a través del ahorro nos debe llevar a
dejar pasar las oportunidades en pos de evitar problemas en el futuro.
El primer vehículo:
Para algunos a quienes los padres le han puesto una máquina en las manos (ya
quieren cambiarla), para otros es el momento de conseguir comodidad. Teniendo
un tiempo de relación con las instituciones financieras llega el momento de
aprovechar alguna feria de vehículos. Ofertas irresistibles como
financiamientos del 100% o tasas bajas por los primeros meses estimulan nuestro
centro de las recompensas en el medio del cerebro emocional y cerramos los ojos
para hacer el primer gran lío.
Crónica de una muerte
anunciada: Basta una enfermedad de algún ser querido o la pérdida del
empleo (no a todos les pasará) para comenzar a destruir su imagen crediticia.
La consecuencia es tener que buscar dinero caro (préstamos informales) para
pagar los compromisos formales. El deterioro de nuestra imagen crediticia no se
hará esperar y mientras más avancemos, más lejos de la buena vida estaremos.
Revise su situación, siempre estamos a tiempo para modificar el futuro con
acciones en el presente.
FRASE DE LA SEMANA
“Dimensionar nuestros
gastos por encima de los ingresos es cavar nuestra tumba financiera”
Diego A. Sosa
Consultor, Coach,
Conferencista y Escritor
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