sábado, 23 de agosto de 2014

EL MATRIMONIO ES COMO EL FLAMBOYÁN...



…primero echan las flores y después echan vainas, me enseñó Mamá Mechy hace unos días. Yo diré que quien vive una vida financiera con filosofía de flamboyán no termina bien. O sea, aquel que sin pensar en las consecuencias se llena de flores echando vainas (en lo adelante diré "flamboyaneando").
El truco de una vida financiera sana es gastar menos de lo que recibimos, guardar para imprevistos y construir ingresos pasivos para cuando no podamos o queramos vivir de los ingresos dependientes del trabajo. Si cumplimos esta regla no habrá inconvenientes financieros.
La cuestión es que muchos no lo hacen bajo esa sencilla regla y comienzan a comprar cosas que no necesitan, con dinero que no tienen para flamboyanear a personas a las que no le importan… Filosofía “flamboyanística”. En mi libro Arco Iris Financiero trabajo a profundidad la problemática y su fuente, una baja autoestima.
Es que la atmósfera de competencia en que hemos decidido vivir, (sí, lo decide cada uno de nosotros), nos incita a buscar ganar casi todo el tiempo. O peor, hacer que alguien pierda. Muchos basamos la felicidad en la recompensa que siente nuestro cerebro al conseguir un logro frente a otros.
Desde el colegio comenzamos a sentir la importancia de ser triunfadores. Competencias de lectura, matemáticas, índices académicos y cuadros de honor nos llenan de adrenalina para lograr lo que moverá nuestro centro de las recompensas a liberar endorfinas (hormonas de la felicidad). Anexamos a eso la satisfacción de ver a nuestros padres felices cuando nuestros logros competitivos también activan sus hormonas. El orgullo corre por la sangre de ellos y las redes sociales se llenan de muestras de los galardones.
En los deportes no es diferente, también forman parte de ese gran catalizador de felicidad. Nos hace más felices lo que nuestros padres sienten que lo que realmente sentimos. Queremos ganar a toda costa para hacer felices a los que nos rodean y, de repente, nos damos cuenta que lo importante es estar por encima de los demás.
Nos hacemos adultos y la competencia ya está en los tuétanos. Mostrar logros es hoy más importante que nunca. Una autofoto ("selfie" por si no se entiende en español) tiene que aparecer en mi muro de Facebook o Twitter para que todos sepan de mi éxito. Ya sea la visita a un hotel de lujo, un restaurante caro o un paseo por algún país. Lo importante es que muchos sepan lo que hemos logrado.
Lo malo es cuando en realidad no lo hemos logrado, que es lo que pasa con una gran cantidad de personas. Tarjetas de crédito que no sabemos cómo pagaremos, préstamos de consumo, deudas que crecen, etc. Si estoy usando el dinero de otros realmente mi logro sólo está en la mente de los que no conocen mis finanzas.
Flamboyanear es un factor indispensable si quiere construir una pobreza senil. Las personas mayores que no tienen de qué vivir (las que ya están en esa pobreza que menciono), por lo general, no desperdiciaron mucho, quizá ni tenían qué desperdiciar. Sólo compraron "perros", o sea, cosas que necesitaban según explico en mi libro y seminarios... ¿Se puede imaginar lo que será nuestra sociedad anciana en el futuro? Si aquellos no tenían acceso al crédito no podían gastar más de lo que ganaban... Mi generación será un desastre, una carga social que ningún estado podrá soportar. Gastamos como si el futuro no existiera.

FRASE DE LA SEMANA
"Vivir una vida para otros es construir un futuro financiero infeliz."
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Escritor y Conferencista


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