En la primera entrega de este tema expliqué lo que
origina la emoción llamada miedo y para qué nos ha servido en el proceso
evolutivo. En esta segunda entrega me dedicaré a ejemplos prácticos en
diferentes ámbitos de la vida diaria. La idea es que cada lector pueda
traducirlo a cosas que le pasan y pueda sacarle provecho por sí mismo, no sólo
a los ejemplos propuestos, sino a muchas otras situaciones cotidianas.
En
la oficina: No cumplir con las metas se ha convertido en un terror para muchos, por
ejemplo. El problema es que no estamos seguros de cómo llegaremos a ella porque
la vemos inalcanzable. Divida la meta mensual en metas diarias y haga un plan
para alcanzar cada una. No se entretenga con cosas que pueden quitarle tiempo
para alcanzarla y piense que cada día es el último del mes. ¿O no estamos a fin
de mes totalmente concentrados para lograr lo que nos falta? Si no se distrae
en el camino, no tendrá que temerle al cierre porque mucho antes habrá
alcanzado el objetivo. El miedo en el trabajo le alerta para situaciones que
siente no están bajo control, quizá necesita aprender más de algún tema...
aprenda.
Con
la pareja: Podemos temer perder a la persona que amamos. Quizá el temor sea a una
represalia o a una reacción. En cada situación esta útil emoción nos está
diciendo que no tenemos el control. Busquemos lo que crea la inseguridad y
corrijamos la fuente. Puede ser falta de comunicación asertiva... lo mejor es
ponerse los dos en la misma frecuencia y buscar el diálogo para corregir malos
entendidos. Si pensamos que hicimos algo que no agradará, es el momento de
dejar de hacerlo o buscar la forma de llegar a un acuerdo.
Con
los hijos: Por ejemplo, el miedo a que les pase algo por inexperiencia. No podemos
implantarles la experiencia, mucho menos acompañarlos todo el tiempo para
decirles lo que hagan. Sabemos lo que hicimos de muchachos y lo que han hecho
otros jóvenes. Podemos conversar con ellos y ponerlos al tanto de los errores que
se pueden cometer y hasta explicarles que los cometimos. Lo importante es que
entiendan por qué lo hacemos y las consecuencias que puede traernos.
Con
los padres, abuelos y mayores queridos: Miedo a perderlos, por ejemplo.
Nadie es eterno. El miedo nos entra, pero no podremos evitar la partida.
Tratemos de cada vez sea posible disfrutarlos y hacerlos disfrutar. Dé
felicidad en vez de separarlos de sus días. No debemos creer en el tiempo de
calidad, sino en dar más tiempo... siempre será de calidad máxima... Excusas
hay demás para no visitar a los mayores, pero la realidad es que no llegan a
ser ni disculpas.
En
el tránsito rodado: El miedo no debe convertirnos en agresores ni en
conejitos asustados. Debemos tomar precauciones e incrementar nuestras experiencias.
No ponernos agresivos no significa que somos cobardes, simplemente estamos
viviendo mejor... los pleitos y el estrés destruyen nuestra calidad de vida.
Si no ha podido leer la primera parte, puede ir a mi blog
donde está publicada, al igual que todas mis otras publicaciones escritas,
videos y audios. También puede leer el libro Migomismo – Su Inteligencia Emocional Interna donde está
desarrollado el tema de las emociones por extenso.
FRASE
DE LA SEMANA
"Cuando
encuentro lo que me causa miedo y actúo sobre ello, estoy en el mejor camino
emocional."
Diego A. Sosa
Coach, Escritor,
Consultor y Conferencista
No hay comentarios.:
Publicar un comentario