Lo que pienso es que hay dos tipos de personas: los que creen
en el destino y los que lo hacen suceder. Los destinistas despiertan en medio del desierto y ocupan su mente en
encontrar una razón por la que han llegado a ese lugar. Miran para todos lados
y no encuentran excusa, sólo pueden atribuírselo a "la mala suerte".
Como creen en el destino, piensan que si su destino es no morir en medio del
desierto de alguna forma saldrán. No se mueven por si el destino viene a
salvarlos. Claro, terminan muertos o encontrados por algún salvador. El destino
se cumple, no importa lo que pase, "ése era mi destino".
Los que no creen en el destino también se preguntan qué hacen
en medio del desierto. Pero de inmediato comienzan a pensar por dónde habrán
llegado allí, con el firme propósito de encontrar la salida más cercana. No se
quedan esperando que el destino venga a sacarlos, buscan la forma de salir,
encontrar agua o alguien que los saque.
La diferencia entre uno y otro la puede hacer la zona de
confort. El destinista no saldrá
nunca de esa zona, piensa sólo en los peligros que hay fuera de ella. No
realiza sus sueños, sólo espera que el destino se los cumpla. No está feliz con
lo logrado, todo se lo dio el destino y casi nunca el destino es bueno con uno
mismo... sí con los demás. Por eso se quedan esperando de por vida que les
llegue la suerte que otros tienen.
Quedarnos esperando que las cosas sucedan no las hace suceder.
Si las queremos necesitaremos salir de la zona de confort. Claro que pueden
existir riesgos, entonces es el momento de visualizar lo que puede suceder y
tomar las precauciones para minimizar las posibilidades del percance. El
proceso completo está descrito en mi libro ¡Alcanza
la Cumbre!
Si usted es de los que encuentra un problema para cada
solución, es hora de que comience a construir una solución para cada problema.
Ver los problemas por adelantado parece malo, pero es la gran ventaja que no
tienen los optimistas, quienes no consiguen visualizar el problema y terminan
encontrándose con él sin estar preparados.
Cuando un pesimista se convierte en realista logra mucho más
que un optimista. Ver los problemas le permite crear soluciones. Aunque ser pesimista
empedernido es muy problemático porque no logrará dejar de lado los problemas
que no causan mayores daños... no sería posible tener una solución para los
infinitos problemas que se nos puedan ocurrir que podrían suceder. Hay que
sacar de nuestro plan aquellas dificultades que muy difícilmente sucedan. Los
pesimistas empedernidos se pasan la vida penando cosas que nunca suceden. También
son especialistas en preocuparse por cosas en las que no pueden influenciar... se
preocupan por la lluvia que avisaron para mañana.
Sacarle el mayor provecho a lo que sucederá es lo que llamo actuar
como sabio, lo contrario no es ser cuidadoso, es acomodarse. Una sabiduría
china dice: "Cuando anuncian tormentas, algunos construyen refugios; otros,
molinos de viento."
Debemos salir de nuestra zona de confort si queremos lograr
más en nuestra vida por el beneficio propio y de los nuestros. No le pido que
si está feliz dentro de su zona la abandone para correr peligros y no estar a
gusto. Me refiero a que si encuentra que su vida no es lo que usted quiere, es
hora de agrandar su zona de confort.
FRASE DE LA SEMANA
"Quejarnos de lo
que no hemos logrado no es hacer que suceda lo que queremos conquistar."
Diego A. Sosa
Coach, Escritor,
Consultor y Conferencista
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