El estrés está en nuestra existencia para algo.
Gracias a él hemos logrado sobrevivir millones de años. La evolución tiene que
agradecerle mucho al famoso enemigo de nuestros tiempos. El estrés nos ayuda a
conseguir energías, a enfrentar situaciones comunes de manera poco común, a
adecuar nuestro pulso y presión arterial para la batalla. Entonces: ¿Por qué es
también malo?
La evolución física va muy atrasada con respecto a
la evolución social. Pasamos millones de años cazando y recolectando. En menos
de doscientos años hemos alterado la vida de una manera impensable. Y sólo en
treinta y pocos años la nueva era ha demostrado que tenemos que olvidar todo
nuestro comportamiento emocional que nos permitió sobrevivir.
Llegó la Internet y la globalización, cayeron las
fronteras y comenzamos a conocer otras sociedades, a ser enfrentados a sus
formas de vivir. Queremos tener lo que ellos tienen y la velocidad para
conseguirlo es lo importante. Se crean nuevas necesidades y se generan formas
alternativas para lograr lo que buscamos.
Muchas sociedades quieren copiar lo que ven,
necesitan mostrar pertenencias y nivel de vida. El dinero nos ayuda a enseñar
que no estamos detrás de nadie, por el contrario, estamos delante en la moda y
gustos. Todo se logra con dinero. Si no lo hemos ganado, hay que tomar el de
otros. Si gastamos el dinero ajeno debemos pagar intereses. Y ya sabemos cómo
sigue el jueguito.
El estrés llega y nos sentimos bien. A toda máquina
a conseguir dinero... sin estrés es difícil que nos pongamos en movimiento.
Mejor educación para los hijos; podemos conseguir mejores servicios; los bienes
materiales serán de mayor calidad; etc. Se necesita dinero.
El problema es que puede todo convertirse en una
rueda sin final. Comenzamos a darle vueltas y no salimos de ella. El estrés
positivo, el que desconstruía el cazador cuando llegaba a su casa, hoy se queda
circulando en nuestro sistema. Al llegar a la casa nos esperan más problemas o
nuevas actividades. Nos acostamos y antes vemos películas de acción. Discutimos
los problemas antes de dormirnos. Nos pasamos la noche soñando con problemas.
Todo eso hace que el estrés se mantenga y no se recojan los químicos que se han
regado en el cuerpo para estar atentos y activos.
El estrés saca energías de las proteínas, pero si
es todo el tiempo, nos afecta el metabolismo; sube la presión arterial y
aumenta el pulso cardíaco, para la batalla es bueno, pero si es constante
termina deteriorando nuestro sistema circulatorio; restringe la digestión para
dejarnos luchar, pero no podemos vivir con un aparato digestivo funcionando
restringidamente; nos prepara para no reproducir bajando el libido, un efecto
que probablemente nadie quiere tener todo el tiempo; descuida el sistema
inmunológico para concentrarse en las funciones vitales de corto plazo, pero a
largo plazo nos hace que no estemos protegiéndonos de infecciones y puede
llevarnos hasta sufrir de cáncer.
En mi libro Migomismo - Su Inteligencia
Emocional Interna explico cómo desconstruir el estrés. Lo malo no es el
estrés es sí, sino construirlo para estar todo el tiempo bajo su efecto.
Necesitamos estrés para ser mejores, para salir a buscar nuestros objetivos,
para lograr lo que queremos llenos de energías... lo malo crear adicción al
estrés.
FRASE DE LA SEMANA
"La falta de control sobre
las situaciones provoca estrés perenne, eso sí es malo."
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Conferencista
y Escritor
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