¿TACAÑO O AHORRATIVO?
En una sociedad que predomina el consumismo, el que no
gasta todo lo que ingresa por lo regular es observado con cuidado por sus
semejantes. Como la mayoría me dice que el dinero no alcanza para ahorrar,
entonces podemos casi deducir que el que no lo gasta todo es por tacaño.
Siempre pregunto en mis cursos de Inteligencia Financiera Personal: Si el que no lo gasta todo brinda a los demás, ¿sigue siendo tacaño? La
respuesta categórica es “no”. Con esta sencilla prueba queda demostrado que
guardar no define al tacaño, sino el que no brinde.
Hoy existen diferentes categorías de tacaños, iniciando
con el envidiado por su comportamiento y llegando hasta el miserable o más
allá. Algunos viven tranquilos con su forma de ser, otros se sienten incomprendidos,
y los más agarrados pasan por indeseables.
El tacaño real es muy difícil de tratar. Son personas
que: Pudiendo cubrir una necesidad no lo hacen; todo se lo encuentran caro, para
ellos nada vale su precio; se aprovechan de los demás; no disfrutan un
compartir si involucra pago; etc. Las relaciones humanas con alguien así son
muy complejas. Tienden a terminar aislados de los grupos que comparten momentos
y costos.
En la categoría más alta del tacaño encontramos al
miserable. Individuo que teniendo dinero para disfrutar de algo que le gusta,
prefiere esperar una víctima que se lo brinde. No come bien por no gastar,
mucho menos acompaña a los demás, para que no le hagan erogar el más mínimo
centavo.
El ahorrativo no es obligatoriamente tacaño. Él tiene un
plan y le asigna su dinero a necesidades propias. No es que guarde dinero por no
utilizarlo, sino que tiene una asignación para diferentes necesidades.
Diversión, educación, imprevistos, futuro, etc. Una parte no parece tener un
fin específico, pero sabe que lo necesitará más adelante, como para no pagar
intereses por necesitar el dinero de otros.
Muchos no lo entienden, piensan que el ahorrativo
desperdicia su vida. “Tienes que disfrutar, no sabes si te mueres mañana”–le
dicen buscando que gasten su dinero en gustos presentes, aunque no cubran
necesidades que mejoren su calidad de vida.
“El dinero está hecho, solo hay que buscarlo”. Es otro de
los pronunciamientos que sentencian el futuro de muchos. Con una filosofía
acorde a ésta escuché a un ‘asesor en enriquecerse’ hace unos días y sentí
pavor. Dice que meterse en un lío nos hace salir de la zona de confort. Para
algunos estoy seguro que funciona… verse en la necesidad puede moverlos, se
llenan de adrenalina y cortisol y salen a la batalla. Lo malo es lo que sufren
en el camino. Lo peor es que la mayoría no encontrará la salida de tan
arbitraria encrucijada.
Por mi parte prefiero ofrecer a las personas herramientas
para que primero se muevan y luego gasten. Una de ella es el ahorro. Reunir dinero
para iniciar un negocio lo considero más útil que una deuda para sentir que
tengo la necesidad de crear un negocio.
Vivir la inmediatez o hasta la vida por adelantado
(adquiriendo lujos con dinero que no nos hemos ganado) no es de vivebien, es de desorganizados sin
visión ni previsión de futuro.
El dogma que recomiendo no es no adquirir el lujo, debemos
disfrutar de muchas cosas que se adquieren con dinero. Algunas satisfacen
necesidades muy importantes en la vida. Pero sin pagar más por no esperar.
FRASE DE LA
SEMANA
“Construir el
futuro en vez de empeñarlo lo considero de sabios”
Diego A. Sosa
Diego A. Sosa
Consultor,
Conferencista, Coach y Escritor
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