
"Hablar en público" no es sólo ante muchas
personas (estén presentes, por radio o televisión), también puede serlo para pequeños
grupos, como en una presentación de la universidad, colegio o empresa. En
ocasiones, frente a un grupo de personas donde, por lo general, no conocemos a
los participantes.
Cuando necesitamos hacer una intervención ante otras
personas pueden ser de utilidad algunas de las siguientes sugerencias:
Saber del tema:
Si queremos opinar debemos conocer. Si nuestra intervención será una
especulación, debemos anunciarlo antes. Nuestro análisis no tiene que tener la
verdad, pero el error sería venderlo como verdad absoluta y no como nuestra
posición al respecto. “Mi parecer es que...” Una introducción como ésta le dará
fortaleza a su contenido. Si es conocedor del tema podrá exponerlo sin miedos.
Para una disertación ante un público debe prepararse bien, así su voz no
temblará y su lenguaje no verbal le apoyará.
Tener un inicio que
llame la atención: Comenzar a hablar en un grupo mientras otros hablan no
le dará la oportunidad de convencer a los demás. Sus primeras palabras deben
llamar la atención de los presentes. Para disertaciones en público hay muchas
formas que se pueden usar; hay tiempo para preparar la entrada, no pierda de
vista esta importante parte del discurso. Una de las técnica que recomiendo en
mi libro Ventas, Retórica y Lenguaje del
Cuerpo es el inicio cita. Tomar una sabiduría de alguien famoso para
iniciar hace que esa persona le dé apoyo a lo que usted va a decir. “Decía
Napoleón: Vísteme despacio que voy deprisa. Hoy hablaremos de cómo manejar el
tiempo partiendo de esa premisa...” Napoleón está sentado a mi lado dando apoyo
y las personas están interesadas en saber cómo lograrán más en sus días.
Encontrar el ancla:
Dentro del público siempre hay personas neutras, otros que son críticos y
algunos que hacen empatía total. En mis tiempos mozos de las disertaciones me
ocupaba de complacer a los más críticos, los de la cara dura y los brazos y
piernas cruzadas. Al final venían a felicitarme, pero yo había pasado un estrés
tremendo tratando de complacerlos. Después de conocer que ellos no se daban cuenta
si yo me dedicaba a ellos o no, decidí anclarme con las personas que más
empatía conmigo conseguían. Los busco con la mirada para saber si estoy
llegando bien... el resto va bien porque mi discurso es mejor cuando disfruto
que cuando me estreso.
Disfrutar de los
errores: No para todos tengo una salida, pero errores que aparezcan,
errores que me río. Si hay una corrección que viene del público es bienvenida.
Si es en vivo en radio y televisión sigo adelante porque en esos medios se
dice: “no se borra”.
Tener un buen cierre:
Así como el inicio, el cierre es importante. Muchas personas nos recordarán por
la forma de cerrar o despedirnos. Con público grande, el cierre debe ser
impactante, el aplauso debe salir espontáneo. Lograr la atención para hacer el
cierre es primordial... una pausa, una mirada al público y un párrafo que
indique que terminamos. Muchas veces un simple gracias con una reverencia
basta. En otras ocasiones recurro al cierre con una cita famosa. Hay temas que
prefiero cerrar con un resumen de lo presentado para que todos puedan entender
la correlación de los temas. Pero siempre una muestra de gratitud a los que me
escucharon es excelentemente recibida y genera un buen aplauso... el que
disfruto con sinceridad, más cuando se ponen de pie.
FRASE DE LA SEMANA
“Lo que digo no es
tan convincente como la forma en que lo digo”.
Diego A. Sosa
Conferencista,
Consultor, Escritor y Coach