lunes, 3 de diciembre de 2012

REGAÑO MOTIVACIONAL

Estamos en la época de la motivación. Libros, videos, canciones, conferencistas motivadores que hablan bonito y otros que energizan, etc. Hay de todo para mantener a los colaboradores motivados. Pero, ¿por qué siguen habiendo regaños motivacionales?

Está de moda contratar personas que se paran delante de todo el personal y animan con frases rebuscadas y una energía inusitada. Saltan por el escenario y gritan elevando los ánimos del auditorio. Lástima que no pueden estar todos los días al lado de los empleados... quizá así el ánimo duraría más allá del tiempo de la conferencia.

He visto que aún hay muchos jefes, que no son líderes, que utilizan la presión para empujar a las metas. Ponen metas altas para motivar a alcanzarlas (casi siempre los ingresos dependen de si las alcanzan, ¡qué paradoja!). Si hay errores gritan o escriben con enojo. Llaman la atención delante de los demás. Traspasan la presión que le ejercen sus superiores. Se desquitan con los colaboradores los malos resultados de su empresa o departamento. En fin, muchos piensan que con presión se trabaja mejor.

Siempre me ha llamado la atención cómo se enseña trucos a un delfín y cómo se domaban los caballos. Al delfín que aprende un truco se le da un pescado como recompensa. Al caballo que aprendía algo se le recompensaba con no darle un latigazo. ¿Quién aprendía más rápido y más feliz? Ya a los caballos también se les recompensa... ¿por qué será?

¿Somos los humanos más eficientes cuando nos dan latigazos? Sí, ya sé, alguno me dirá que algunos se lo merecen... entonces, no contrate esos que se lo merecen, porque la elección es suya. Sí, si algo salió mal desde el inicio, lo mejor es cortar por lo sano. Y si la mayoría de su personal no sirve, entonces aprenda a reclutar antes de reiniciar el proceso.

No creo en el regaño, no creo en el castigo... realmente pienso que hay formas de mantener las personas con un alto nivel de rendimiento sin estar amenazados. Creo que las personas que temen equivocarse no rinden su potencial. Sé que las personas que trabajan con temor no son eficientes. Estoy convencido de que los equipos con temor se convierten en un grupo de personas buscando el culpable del fallo o de la falta de resultados... iniciando por su cabeza.

La buena formación es esencial para la eficiencia de una persona y un equipo. El proceso de aprendizaje debe darse antes de asumir las funciones. Puede ser que no disponga de tiempo o de recursos, lo sé... pero también le puedo asegurar que perderá mucho tiempo y muchos recursos cuando el personal no esté debidamente capacitado.

No todas las personas son aptas para todos los puestos, eso es seguro. Sepa elegir a la persona correcta antes de contratarle o ascenderle, de lo contrario, podrá perder un buen colaborador para otra área. Elija por capacidad de aprendizaje más que por capacidad obtenida. Decida por el que tenga la mejor actitud en aprender lo necesario de su próximo puesto, antes del que quiere asegurar el puesto que ya tiene.

La persona indicada la podemos hacer, mientras que el conformista siempre estará bien con no tener que dar un paso más, por el miedo a perder el equilibrio en su vida. Progresar dependerá de la actitud de todos, más que de la aptitud de cada uno.



FRASE DE LA SEMANA
“Cuando tengo que castigar es por haber fallado en algo en el proceso de enseñar.”
Diego A. Sosa
Coach, Escritor, Conferencista y Consultor



Más sobre este tema en mis libros:
- ¡Alcanza la Cumbre!
- Mi Binomio



sábado, 1 de diciembre de 2012

lunes, 15 de octubre de 2012

NO PUEDO AGRADARLE A TODOS

En mi tierra se dice: “No soy medallita de oro”. La inteligencia interpersonal (uno de los dos componentes de la inteligencia emocional) nos incita a relacionarnos con los demás, llevar un buen trato y ser lo más sociable posible... mientras más, más inteligentes interpersonalmente seremos.

Hay personas que se llevan mal con la mayoría de los habitantes que les rodean... por lo menos, no le caen bien. Casi siempre son ellos los primeros en hablar mal de los demás y pensar que el mundo está equivocado... no me referiré hoy a esas personas; quiero tratar el caso de los que se preocupan porque hay alguien que los rechaza.

¿Podemos agradarles a todos? No. Acabo de mencionar personas en el párrafo anterior que no les agradaremos... Sí, esos, los problemáticos. Sin embargo, las personas más sociables se llegan a preocupar por no ser aceptadas por estos seres “problemáticos”, o por una que otra persona.

Yo quisiera llevarme de maravilla con todos. Lo intento y casi siempre me da resultados favorables. No quiere decir que cambiaré mi forma de pensar para agradar a otro. Quizá pueda no expresar mi punto de vista para no llevarle la contraria. ¿Cambiarlo por agradar a alguien? Jamás.

Cada persona en nuestro entorno quiere algo diferente de nosotros. Cada una pretende que seamos de una manera, ya sea por conveniencia para ellos o por pensar que es lo mejor para nosotros. Yo pienso que el que me quiere, debe informarme de cosas que piensa que puedo cambiar; pero si me quiere de verdad, me dejará tomar la decisión a mí... y me querrá a pesar de no ser como considera que debo, y no porque soy como pretende que sea.

¿Y nosotros qué? También criticamos, en la mayoría de los casos, con otras personas. Claro, la excusa es que no se lo podemos decir al afectado porque se sentiría mal. Me imagino lo que hablan de mí por detrás... Por no hacerme sentir mal, no me lo dicen en mi cara. Si es tan bueno lo que tenemos que sugerirle a los demás, ¿no sería mejor aprender a decirlo para que salieran beneficiados?

Criticamos más de lo que aconsejamos. Somos más nocivos con nuestros comentarios a espaldas, que lo que pudiéramos ser de positivos exponiéndole a la persona una oportunidad de mejora. Aceptar y ayudar es una buena clave para una vida emocional equilibrada.

Sé que muchas personas me rechazan y repudian mis métodos, algunos hasta me han escrito. Yo hago muchas cosas de manera poco convencional y eso encuentra resistencia. Si no le hago daño a nadie, no intento cambiarlas sólo por agradarle a alguien... por más importante que sea en mi vida. La complacencia no da los mejores resultados. Hacer las cosas de otra manera nos llevará a errores, pero nunca a los mismos que comenten los que siempre hacen las cosas de la misma forma.

¿Sabe lo mejor? Lo que le agrada a un grupo, le desagrada a otro... y hay otro grupo, el grupo que queremos agradarles: para ellos, no importa lo que hagamos, como quiera encontrarán algo que les desagrade.


Más sobre este tema en mi libro:

– Mi Binomio


FRASE DE LA SEMANA

“Puedo influir en que alguien me acepte; pero aceptar a los demás a pesar de cómo son, es mi reto.”
Diego A. Sosa
Consultor, Coach, Escritor y Conferencista dominicano



lunes, 1 de octubre de 2012

¿QUIÉN DESATA NUESTRO ENOJO?

Hace unos minutos venía en el auto detrás de un señor que aparentemente tenía un poco de prisa. Nos tocó esperar a que algunos autos pasaran para poder nosotros adelantar en el único carril que tenía libre la estrecha calle. Nuestro carril tenía autos estacionados que evitaban el avance. Los primeros autos pasaron lentamente y el señor comenzó a perder la paciencia. A seguidas, venía otro a velocidad normal; los ademanes dentro del auto me indicaron que el conductor estaba ya desesperado. Comenzó a hacer señas para que apresurara el paso. Luego salió a gran velocidad demostrando su enojo y casi golpea a una señora que venía en bicicleta. Y todo este suceso en las controladas vías de Alemania.

¿Tenía alguna culpa de la espera el conductor que venía a velocidad normal? Pienso que no. Al igual que la señora de la bicicleta que casi recibe la rabia del conductor impaciente.

Lo que quiero reflexionar es como muchas veces terminamos desahogándonos con una persona que no es la causa de nuestro enojo. El jefe nos llama la atención, ¿quién paga? Muchas veces un compañero de trabajo o alguien de menor jerarquía. En ocasiones el cliente. Un desconocido que nos topemos en el tránsito. Y muchas veces algún familiar. O lo peor, toda la cadena de personas que nos encontremos en lo adelante.

No le digo que una injusticia no nos afectará. Sentir impotencia genera un cierto tipo de rabia en nosotros. Son emociones que no controlamos, ni la idea es que las intentemos controlar.

La primera pregunta es: ¿Qué hacemos con esa rabia? O cualquier otro tipo de emoción. Podemos dejarnos llevar por ella e insultar a alguien. Quizá nos la tragamos y aceleramos nuestro pulso y subimos nuestra presión arterial... causando un daño en nuestros órganos vitales. O tal vez nos mordemos el labio inferior, cerramos los ojos, respiramos profundo y nos decimos: “No gano nada con reaccionar, y sí puedo perder mucho”. Créame, es una decisión fácil de tomar... ¿o no la tomamos cuando algo nos incomoda de un superior o de un cliente importante? Nuestra reacción depende más de la persona que tengamos enfrente que de la situación en sí.

La segunda pregunta es: ¿Cuánto tiempo duraremos con esa emoción negativa? Una vez que no pudimos dominar la reacción podemos decidir si la cargaremos por mucho tiempo o si la echaremos en el próximo basurero que encontremos en nuestro camino. ¿Otro ejemplo de que podemos? Imagine qué pasaría si un auto le corta el camino. Nos ponemos furiosos y tratamos de buscar contacto visual con el otro conductor para hacerle saber lo mal que nos sentimos. ¿Qué pasaría si da la casualidad que es un viejo amigo que apreciamos mucho? ¿O una persona famosa que nos simpatiza? ¿O quizá una persona del sexo complementario que es súper atractiva? Le aseguro que en la mayoría de los casos olvidaremos el evento de la rabia y sonreiremos muy a gusto. Entonces, sí podemos decidir cuánto tiempo la rabia quedará con nosotros.

En las dos preguntas queda demostrado que nuestra inteligencia emocional existe, la incógnita es si decidimos utilizarla o no. La idea es estar conscientes de la reacción y dominarla. Saber cuándo debo utilizar mi poder sobre mí y cuándo puedo accionar en vez de reaccionar.

Cuando no actuamos conscientemente, arrastramos la emoción negativa y hacemos que el día se convierta en una pesadilla. También logramos contagiar a otros. Y lo peor, conseguimos dañar algunas relaciones por una descarga inadecuada con alguien que apreciamos. Así comienzan las reacciones de los hijos que no quieren que su papá llegue a la casa cansado del trabajo. La pareja que no quiere llegar a la casa para que no le reprochen o le descarguen todo lo que su media naranja (en ese punto agria) ha pasado en el día. El empleado que no quiere llegar a la empresa. El trabajador que no quiere que lleguen los clientes. Los oficinistas que no quieren ver a su jefe. Y muchos casos más de personas que cargan lo negativo, causando la destrucción de buenas relaciones.

No es que se desquite el enojo con la persona que se lo provocó. Es que trate de no desquitarse con nadie.


Más sobre este tema en mi libro:

– Mi Binomio



FRASE DE LA SEMANA

“Quitarme el enojo es más reconfortante que desquitármelo con alguien.”
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Escritor y Conferencista



martes, 25 de septiembre de 2012

"ESTÁS EQUIVOCADO"

Hace unas horas tuve una conversación donde osé expresar mi opinión sobre un tema en que estaba en desacuerdo con los demás. Era el único que no tenía la nacionalidad de los demás y era mi forma de ver una actuación del conglomerado.

“Estás errado en tu forma de pensar”, me dijo en varias ocasiones uno de los presentes. Pero… no les digo que ellos están equivocados, sólo que pienso diferente.

Pensar que los demás están equivocados es una forma de tratar de ganar una discusión. No creo que siempre las discusiones tienen ganadores. Cuando se trata de formas de pensar diferentes cada uno está en su derecho. Puede ser que alguien termine convenciéndose de lo que el otro dice, pero puede ser que no. No siempre existen soluciones únicas para una situación. Se puede llegar al mismo fin tomando caminos diferentes. Y podemos llegar a lugares diferentes, porque queremos ir a lugares diferentes.

Una cantidad enorme de frases demuestran que pensamos nocivamente y dicen más de cómo pensamos de lo que creemos decir. “Es un incompetente”. Decir esto es demostrar que pensamos superficialmente en la situación. Al preguntarnos: ¿Por qué pensamos que es un incompetente? Quizá obtengamos la respuesta a nuestra real preocupación. Tal vez es que la persona no está cumpliendo con lo que esperamos de ella. Entonces podemos partir para una solución, que sería: ¿Lo podemos capacitar? ¿Esperamos más de lo que puede dar? ¿Hay alguna forma de hacerlo que cumpla con las expectativas del puesto? O quizá tengamos que deshacernos de la persona... pero sólo después de saber por qué no cumple con los resultados que esperamos.

La mentalidad de querer ganar no nos permite un diálogo abierto, nos hace querer imponernos y nos limita la posibilidad de aprender de otras opiniones. Pensar que otro está mal es un simple juicio de valor y nos descalifica para seguir una discusión. “No tengo la misma opinión”, sería una frase para abrir un diálogo sin el deseo de ganar. ¿Qué es ganar? ¿Qué gano con ganar? Simplemente orgullo, y creo que no sirve siquiera para tener una autoestima sana, porque muchas veces uno se basa en que haya un derrotado y no el simple hecho de sentir que tenemos habilidades para algo en específico.

En la mayoría de las discusiones hay un perdedor... y también una gran perdedora... la relación. No importa cómo termine la discusión, la próxima vez no será igual. La relación se va deteriorando en varios sentidos. Conozco personas que nunca pierden una discusión... son los sabelotodo y no hay forma de que acepten una opinión diferente. Si no escuchan alternativas: ¿Cree que podrán aprender a la misma velocidad que los que se abren a opciones? Le dejo la respuesta a su deliberación. Y le incentivo a que dialogue más de lo que discuta... la comunicación es una bella parte de las relaciones; si la usamos al máximo seguro seremos más felices.


Más sobre este tema en mi libro:

– Mi Binomio



FRASE DE LA SEMANA


“Tener la razón es igual que estar equivocado; sólo que depende del lado que uno esté parado.”
Diego Sosa
Consultor, Coach, Escritor y Conferencista



lunes, 24 de septiembre de 2012

DESCUBRA UNA MENTIRA

El lenguaje del cuerpo de las personas no expertas suele decir muchas cosas que queremos ocultar. Hoy le pondré una tarea para que ejercite su ojo y traduzca al consciente lo que el cuerpo nos dice.



TAREA DE LA SEMANA


DESCUBRA UNA MENTIRA


La típica reacción de Pinocho tiene una razón científica. Cuando vamos a mentir nuestro corazón pulsa más fuerte, haciendo que llegue más sangre a algunos terminales nerviosos. Como consecuencia, la nariz tiende a picar cuando nos preparamos para creación de una historia. Cuidado, no siempre que pica la nariz se hablará mentira. Por eso es bueno comprobar esta información con alguna otra señal no verbal. Por ejemplo, el que mira para arriba o para el lado de la mano que utiliza para escribir y al momento se toca la nariz, nos está ofreciendo un cuadro más completo.

Hay varias señales más que nos indican la invención de una historia, comencemos por estas tres y luego sigamos perfeccionando.


Más en mis libros:

– Ventas, Oratoria y Lenguaje del Cuerpo
– Tú Eres la Estrella



lunes, 17 de septiembre de 2012

CUARTO ASPECTO PARA MORIR EN PAZ

Siguiendo con la serie de artículos basados en las experiencias de Bronnie Ware con enfermos moribundos, nos encontramos con un lamento social. Hay cosas muy importantes, pero hay otras que las lamentamos si no las hacemos en el transcurso de nuestra vida.


ESTAR MÁS EN CONTACTO CON LOS AMIGOS


Las relaciones sociales son de suma importancia para el humano. Ya en las jerarquías de las necesidades de Maslow aparecen. Las personas debemos cubrir esas necesidades, de lo contrario, permanecemos en déficit.

Por lo general, no se tienen muchos amigos. La mayoría de las personas en nuestro alrededor son simples conocidos. Desde la infancia, el colegio y la universidad, construimos verdaderas amistades. De adultos, encontramos personas maravillosas que también convertimos en verdaderos amigos.

Muchas veces dejamos crecer hierba en el camino de esas amistades tan emocionales e importantes para nuestras vidas. Otras veces, nos llenamos de circunstancias que nos dificultan un relacionamiento frecuente con los verdaderos amigos.

Solemos confundirnos al buscar cubrir nuestras necesidades de reconocimiento y éxito y dejamos de lado nuestras necesidades de afiliación real con los demás. Me explico: Al buscar el éxito nos dedicamos a movernos en otros círculos sociales. Conseguimos nuevas relaciones y dedicamos tiempo a ellos, restándole espacio a los que realmente cubren nuestras necesidades de afiliación… nuestros verdaderos amigos.

En otras ocasiones, nos dedicamos intensamente a cubrir nuestras necesidades de autorrealización quedando aislados casi totalmente del mundo social que verdaderamente nos hace sentir bien y felices.

Claro, algunos me dirán que la falta de tiempo también influye. Yo diría que el tiempo está hecho y lo dedicamos a cosas que en un momento dado consideramos más importantes, como las que mencioné anteriormente.

Cuando queremos ver a los amigos que luego diremos que hubiésemos querido ver más a menudo, sólo le sugiero que levante el teléfono con su agenda en la mano y ponga una fecha para disfrutar de las amistades que sí nos cubren nuestras necesidades de afiliación. No dejemos pasar más tiempo, son bastantes amigos verdaderos, marque con un grupo o con algunos de ellos individualmente. Sí, ya sé hay cientos de inconvenientes para no hacerlo… sólo piense en las soluciones a los inconvenientes, le aseguro que no se arrepentirá.

Más sobre el tema de calidad de vida en mis libros:

– Mi Binomio
– Tú eres la Estrella


FRASE DE LA SEMANA

“Los momentos con amigos son excelentes; con los verdaderos amigos, son grandiosos.”
Diego A. Sosa
Coach, Escritor, Conferencista y Consultor









QUINTO ASPECTO PARA MORIR EN PAZ


La gente que está en un estado terminal se arrepiente de muchas cosas. Lo más interesante es que el común denominador no es lamentarse de errores cometidos, sino de cosas no realizadas. Esta semana el quinto y último artículo de la serie basada en el libro de Bronnie Ware, enfermera australiana que reunió sus experiencias al trabajar con enfermos terminales. Si le falta alguno, están todos en mi página.
 

 
SER FELIZ
 
La gente que llega al final de su vida se analiza y casi siempre encuentran que no supieron ser felices. ¿Por qué? Vemos tanta gente logrando tanto de lo que se propone en la vida, pero no se sienten felices.
 
¿Cuánto tiempo dura la felicidad de un nuevo auto? Por poner un ejemplo. Por lo regular no es tanto lo que dura. Igual que una nueva casa, un nuevo trabajo, un aumento de sueldo, un título universitario, un certificado de una maestría, etc.
 
Uno de los problemas nos lo puso claro Abraham Maslow cuando nos dio su pirámide de las necesidades. Él nos dice que el humano va cubriendo necesidades según prioridades, así construyó su famosa pirámide. En la punta colocó unas necesidades que no son de déficit, o sea, el humano no se sentirá nunca satisfechas porque siempre podrá alcanzar más. Son las necesidades de autorrealización.
 
Sentir deseo de tener éxito no se sacia cuando alcanzamos un éxito. Siempre habrá personas con más éxito y siempre habrá algo más por lo que luchar y sentirse exitoso. Es ahí donde veo una de las grandes dificultades para entender lo que es la felicidad.
 
La felicidad no es tener nuestra pirámide de necesidades completa, porque nunca la tendremos. Felicidad no es lograr algo, porque nos hará infelices no lograrlo y lograrlo no nos hará felices por siempre. Felicidad no es querer algo, porque sólo seremos felices si lo obtenemos y sólo será un paso para caer en la nueva búsqueda de la supuesta felicidad.
 
La realidad es que la felicidad es una opción mental, es una filosofía de vida, es una disposición que cada cual puede adoptar según el libre albedrío que dispone.
 
Conocemos gente que es feliz y no tiene dinero, así como otros que son felices y lo tienen. Pero conocemos también ricos infelices... aunque me dirán que son infelices pero viven bien. Yo le diré que al final de sus vidas analizan si hubiesen cambiado algo y ellos le dirán que sí, que serían felices. Muchos necesitan estupefacientes para sentirse supuestamente bien, otros terminan con su vida rápidamente... y creíamos que tenían todo para ser felices.
 
  • Felicidad no es gastar todo el dinero que recibo, como tampoco es guardarlo todo. Felicidad es una elección que uno hace en la vida.
  • Felicidad no es tener que hacer algo, es quererlo hacer y disfrutarlo.
  • Felicidad es no andar rabiando por pequeñas cosas. Y si rabiamos por algo, felicidad es sacarnos rápido esa rabia.
  • Felicidad es estar siempre contentos con el vehículo que tenemos... siempre podríamos tener uno mejor, pero siempre podríamos no tenerlo.
  • Felicidad es disfrutar a los seres queridos mientras los tenemos. Los más maduros un día se van, los hijos un día se independizan, los amigos un día se mudan o cambian de círculo social.
  • Felicidad es no querer de los demás que sean como uno quiere que sean, sino amarlos a pesar de cómo son.
  • Felicidad es ver el trabajo como una bendición, y no como todo lo contrario.
  • Felicidad es poder respirar cada día, no quejarse de lo poco que nos puede faltar de salud.
  • Felicidad es no sentirse mal por lo que no he podido lograr, sino disfrutar todo lo que tengo.
  • Felicidad es tener salud emocional, hacer lo que uno prefiere sin hacerle daño a nadie. No hacer lo que otros quieren, sólo por hacerlos felices a ellos.
  • Felicidad en vivir cada día como si le tuviésemos que dar gracias a alguien por habérnoslo regalado. No pensar que es nuestro último día para disfrutarlo, sino el primero de una nueva vida.
  • Felicidad es no quejarse tanto... y vivir más.
  Más sobre estos temas en mis libros:
 
– Mi Binomio
– ¡Alcanza la Cumbre!
 
 
FRASE DE LA SEMANA
 
“Si camino cada día por la felicidad, no tendré que salir a buscarla.”
Diego A. Sosa
 Escritor, Coach, Consultor y Conferencista
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

lunes, 10 de septiembre de 2012

LOS PECES NO ENSEÑAN A VOLAR

ARTÍCULO DE LA SEMANA
POR: Diego A. Sosa
www. diegososa.info





LOS PECES NO ENSEÑAN A VOLAR


Imaginemos que en el bosque hubiese una escuela en la que todos los profesores fueran peces. Los peces también son directores y hasta ministros de educación. ¿Qué pasaría con los hijos de las águilas? Aprender a volar en esas condiciones no sería nada fácil.

El sistema escolar general se basa en el mismo principio. Durante décadas hemos tenido peces diseñando y comandando el sistema, sin tener en cuenta que no sólo los peces van a los centros educativos.

No digo que los profesores no sean capaces, sino que, en la mayoría de los casos, están educados con la misma orientación. Algunos colegios privados rompen con el sistema y se buscan especialistas para áreas específicas. Fantástico. Pero, ¿qué pasa en las escuelas públicas y en la generalidad de los colegios privados? ¿Están enseñando “peces” o tienen todas las especies? En las empresas por igual, los jefes quieren que todos sean idénticos a ellos y que nadie piense en cambiar el sistema. Hasta que llega la hora de buscar alguien de fuera para poder mejorar lo que se dan cuenta queda obsoleto por falta de águilas que sean escuchadas.

Me voy más profundamente. La mayoría de los sistemas escolares están diseñados por personas formadas en un sistema que para ellos funcionó, y por eso piensan que está perfecto y todos tienen que ser formados así. Sin tomar en cuenta qué se puede hacer mejor para educar modernamente. Los niños son diferentes, ¿por qué una institución educativa puede tener a todos con un mismo sistema de medición? Cada niño tiene una inteligencia diferente. ¿Por qué seguimos en un sistema bulímico?

Se ha demostrado que más del 90 % de las informaciones que recibimos en nuestros años de colegio, o no son recordadas en la época adulta, o son innecesarias para el adulto. ¿Debemos seguir en un sistema que no trabaja buscando resultados? Si el sistema fuese una empresa y fuese medido por lo que logra en un adulto, hace tiempo que hubiese quebrado.

¿Qué por qué bulímico? ¿No estamos aprendiendo cosas sólo para pasar de curso? O sea, lo entramos y lo devolvemos. Es simple el proceso, pero las consecuencias son desastrosas. Más de 25,000 horas de colegio (incluyendo tareas) para que sólo quede el 10 % de lo supuestamente aprendido. ¿Es exitoso el sistema?

La mayoría de las cosas que hoy sabemos no son por haberlas estudiado en el colegio, y hasta esas que estudiamos las recordamos porque nos las encontramos más tarde en nuestra vida. Lo importante no es que las personas aprendan algo, sino que aprendan a aprenderlo... así podrán aprender todo lo que necesiten y se interesarán por aprenderlo para siempre.

¿Qué hacemos con la creatividad? Por lo regular la declaramos TDAH (Trastorno de déficit de atención). Esos niños que se aburren en una escuela común y tienen un mundo propio no siempre son enfermos, la mayoría de las veces son genios. Una escuela con sistema bulímico es totalmente aburrida y no le llamará la atención para aprender. Ellos tienen una mente selectiva y le ponen atención a lo que realmente consideran interesante y pueden encontrarle aplicación. Son los niños que dirigen luego las empresas y el mundo moderno. Pero no podemos ponerlos a que aprendan a volar con profesores que son peces en un sistema creado por peces... todos juntos dentro de un acuario. Los frustramos para la vida. A muchos los llenamos de medicamentos para que no nos hagan preguntas que no podemos responder.

En las oficinas también existen sistemas... muchos creados por peces, o quizá por ardillas, pero en definitiva sólo se encuentran bien lo que cabe en el sistema y mal lo que es diferente. Pero para una empresa triunfar necesita de todo. Requiere de los que siguen el sistema, pero más importantes son los que piensan diferente.

Si queremos un mundo moderno, necesitamos realmente personas de todos los estilos. No podemos encerrar a las águilas en cursos de natación. Cada vez queremos más niños idénticos, automatizados. Luego queremos colaboradores que se parezcan al jefe. Pero los que triunfan y hacen que las empresas triunfen realmente son los que son diferentes o los que tienen la oportunidad de desarrollar su verdadera inteligencia con un sistema adecuado a ellos.


Más sobre este tema en mis libros:

–“Tú eres la Estrella”
–“¡Alcanza la Cumbre!”



FRASE DE LA SEMANA

“Cada uno aprende a su manera y lo que le interesa; medirnos con los mismos parámetros es un absurdo”.
Diego A. Sosa
Escritor, Coach, Consultor y Conferencista



© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor y Coach de Empresas y Profesionales. Mercurio Entrenamiento y Consultorías, S. A.




jueves, 6 de septiembre de 2012

NO COMPRAR LO QUE NO NECESITAMOS

Hola:

Los vendedores y la publicidad pueden hacer que compremos cosas que no necesitamos. Muchas veces con un dinero que no tenemos. Y en ocasiones hasta para agradar a alguien que no nos simpatiza. Alguien le llamó a eso el “Estatus Pelatus”. ¿Podemos hacer algo en contra?


TAREA DE LA SEMANA

NO COMPRAR ALGO QUE NO NECESITAMOS



Es fácil, sólo pregúntese: ¿Qué pasa si no lo compro? Si la respuesta es: Nada. Entonces sabe que no lo necesita. Pero más importante que ese paso es convertir ese dinero en ahorro. Sí, sáquelo de circulación. Si es poco, póngalo en una alcancía; si es significativo, llévelo al banco a su cuenta de “Huevos de Oro”.

Para que no me citen fuera de contexto, no le digo que viva sin darse lujos, sólo quiero que se acostumbre a tener disciplina en la creación de capital... el capital que lo hará libre financieramente.

Más en mi libro:

– Arco Iris Financiero


Informaciones en: www.diegososa.info/Libros/LibrosRD.htm


DE VENTA EN TODO EL MUNDO: www.lulu.com/spotlight/Mercurio
Tanto la versión impresa como la digital

lunes, 3 de septiembre de 2012

ENCUENTRE SUS 5 TALENTOS PRINCIPALES

No siempre es lo mismo lo que me gusta hacer que lo que hago bien. Muchas personas se pasan la vida queriendo encontrar un trabajo que le guste, otros quieren ganar dinero con lo que hacen bien. Para muchos sería ideal: “Que me guste lo que hago bien y con ello ganarme la vida.” ¿Es posible? Creo que sí... al final del artículo lo trato con más precisión.

Primero solucionemos algo que muchos no tienen claro: ¿Cuáles son mis talentos? Los humanos no somos buenos para todo. Hay cosas que aprendemos con más facilidad y otras que podemos aprender, pero no seremos tan eficientes como algunas personas.

Vea sus habilidades:

 ¿Qué hace bien?

 ¿Qué le sale bien?

 ¿Qué le es fácil realizar?

 ¿Es bueno con las manos?

 ¿Es bueno con la palabra?

 ¿Es bueno con la escritura?

 ¿Es bueno para los números?

 ¿Es bueno para el análisis?

 ¿Es bueno para tratar con personas?

 ¿Es bueno para trabajar concentrado?

 ¿En qué es su experiencia acumulada?


Hay muchas preguntas más que se puede hacer y comenzarán a salir a medida que usted avance en su análisis. Una vez completado el cuestionario llega el momento de preguntarle a los demás... pero deténgase un momento, no le pregunte a cualquiera, no a amigos y familiares que no saben evaluar, pregúntele a los que realmente pueden darle una buena orientación. Quizá su jefe o algún jefe anterior. Padres o allegados con capacidad para saber lo que está bien hecho o no. Y que no confundan con lo que a usted le gusta hacer... pueden ser dos cosas muy diferentes.

¿Tiene una gran lista? Es el momento de reducirla. Algunos ítems son parecidos, fusiónelos. Otros pueden trabajar en conjunto, resúmalos. Al final, priorice... quédese con sólo los cinco que quedaron encima en su lista. Estos serán suficientes para dar el próximo paso.

Volvamos al tema de lo que me gusta hacer. Si no tiene una lista de lo que le apasiona hacer, entonces es el momento de hacerla. Saque igualmente cinco actividades y dele un orden de prioridad.

Ahora tenemos dos listas, cada una con cinco actividades. Es hora de sacarle provecho... de nada me sirve una lista en un cajón, me gusta que tenga utilidad lo que aquí filosofamos. Piense cuánto dinero le puede sacar a cada actividad de cada lista. No tiene que ser preciso, sólo un estimado mensual. Cuando termine haga una lista resumen de las diez actividades ordenadas por capacidad de ingresar dinero.

Ha sido un largo camino hasta aquí, pero vale la pena si quiere estar feliz y ganar suficiente dinero con lo que le gusta hacer y sabe hacer. Veamos cuáles actividades se pueden fusionar, o sea, cómo puedo lograr hacer cosas que me gusten y que sean mi talento. Y cómo ganaré dinero con ella.

¿Encontró algunas cosas que le permitan vivir y que le guste hacer? Entonces ya sabe lo que puede hacer, desarrollarlas como método de ganarse la vida. Quizá ya puede iniciar su nueva vida, quizá tiene que prepararse un poco más, pero esta lista no puede perderla de vista para cumplir sus objetivos de vida.

¿Qué hacer con el resto de las cosas que me gusta hacer, pero que no ingresan suficiente dinero? Verlas como diversión. No podemos pensar en sacarle dinero a todo. Hay cosas que son mejores como pasatiempo que como trabajo. Recuerdo una pareja que conocí en Villa la Angostura en Argentina. Ellos se mudaron desde Buenos Aires a esas montañas porque siempre iban a pescar en verano y a esquiar en invierno... construyeron cabañas para los turistas y así podían vivir en el lugar de sus sueños. Me contaron que ya no podían disfrutar sus aficiones ni el lugar, porque lo habían convertido en un trabajo.

Más sobre estos temas en mis libros:

– ¡Alcanza la Cumbre!

– Arco Iris Financiero


FRASE DE LA SEMANA

“Hacer lo que me gusta no es tan difícil como hacer que me guste lo que hago; pero tampoco es imposible.”
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Conferencista y Escritor

jueves, 19 de julio de 2012

TERCER ASPECTO PARA MORIR EN PAZ

La gente que está en un estado terminal se arrepiente de muchas cosas.  Lo más interesante es que el común denominador no es lamentarse de errores cometidos, sino de cosas no realizadas.  Esta semana el tercer artículo de la serie de cinco basada en el libro de Bronnie Ware, enfermera australiana que reunió sus experiencias al trabajar con enfermos terminales.


EXPRESAR MIS SENTIMIENTOS


¡Los hombres no lloran! Es uno de los tantos ejemplos que condicionan a no expresar los sentimientos.  Una cosa es llorar sin motivos, otra es dejar salir el sentimiento de impotencia o de felicidad que nos arrope.

Sí, muchas veces tampoco expresamos nuestros sentimientos positivos.  Generalmente, los hombres somos programados para no expresarnos.  Anteriormente podía ser cuestión de vida o muerte mostrar a nuestro enemigo el miedo en nuestra cara.  Por otro lado, podemos no conseguir lo mejor de un trato si nuestra cara muestra la alegría por una oferta que nos hagan.

La sociedad también condiciona la demostración de nuestros sentimientos.  La rabia, la impotencia, el amor, etc., nuestras expresiones con frecuencia deben ser ahogadas.  

No todo se debe expresar, o mejor dicho, no todo vale la pena expresarlo.  Pero muchas cosas deberíamos poder decirlas, ya sea en otro momento o a otra persona.  No es que descarguemos nuestra rabia con otro, sino que es posible conseguir a alguien que nos comprenda para expresar una impotencia que sentimos por algún acto injusto… por ejemplo.

A muchos nos ha tocado vivir regímenes autoritarios; nos autocensuramos o nos tratan de poner una mordaza por el miedo a que algo nos pase.  La impotencia nos arropa y la rabia termina carcomiéndonos.  ¿Por qué guardarnos los comentarios?  Si el daño que nos hace es menor que el bien que causa, entonces hay que expresarse.

Decir a alguien que uno le ama es parte de lo que muchas veces no hacemos…  Principalmente, los hombres pensamos que es más importante lo que demostramos que lo que podemos decir.  Expresar cariño a nuestros hijos los une sentimentalmente más a nosotros.  Como consecuencia, tendremos una mejor relación y una comunicación más fluida. 

Expresar las cosas que no nos gustan, las acciones de los demás que no nos agradan, etc., también son parte importante de nuestras expresiones de sentimientos.  Puede ser que no sea tan importante compartirlo, entonces, es el momento de entender la poca importancia y apartar ese mal sentimiento de nuestro actuar.  Si es importante, entonces es importante saber cómo expresarlo… mejor con la razón que con el corazón.  Sin dañar, pero decirlo.

La idea es no sufrir por lo no dicho y disfrutar el compartir lo bueno que sentimos.  Un buen sentimiento compartido es mucho más delicioso.


Más sobre la calidad de vida en mi libro:

·         Mi Binomio



FRASE DE LA SEMANA

“No decir lo malo que siento puede no dañar una relación; decir lo bueno que siento, la hace crecer.”

Diego Sosa
Consultor, Coach y Conferencista dominicano

lunes, 25 de junio de 2012

SEGUNDO ASPECTO PARA MORIR EN PAZ


Continúo con la serie de cinco artículos sobre lo que más lamentan no haber hecho en su vida las personas en estado terminal. Basado en la experiencia de Bronnie Ware y visto desde mi filosofía de vida.



2. NO HABER VIVIDO A MI MANERA


¿Queremos que otras personas hagan cosas a nuestro gusto? Así mismo otros quieren que hagamos las cosas de la manera que a ellos más les place. ¿Queremos que nuestros hijos sean como nosotros o de una forma particular? Puede ser que nuestros padres quisieran lo mismo de nosotros.

La cuestión es que no podemos estar contentos con cada persona si no las aceptamos como son. Dicen que un amigo no es el que está contigo por cómo eres, sino a pesar de como eres.

En nuestra lucha por cambiar a los demás no nos damos cuenta que también nosotros hemos sido y seguiremos siendo influidos por otros. Terminamos buscando un comportamiento que agrade a la mayoría. Posiblemente nos convirtamos en muchos personajes diferentes que agradan a diferentes personas o grupos en las diversas actuaciones de nuestra vida diaria.

La mala noticia es que será muy difícil agradar a todos. Y tengo una noticia peor: Tratando de agradar a todos, arribamos al final de nuestra vida y nos damos cuenta entonces de que no llegamos a agradar a la persona más importante en nuestra existencia... al que llamo mi mejor amigo: a “migomismo”.

Aclaro algunas cosas para que no me citen fuera de contexto. Vivir a mi manera no es hacer lo que quiera sin pensar en las consecuencias; no es hacer daño a otras personas por imponer mis conceptos; no es olvidarme de los demás para dedicarme a mí; no es matarme antes viviendo una vida sin controles e insana...

Tenemos sueños que si no los convertimos en objetivos nunca los viviremos. Deberíamos definir la vida que queremos vivir. Si nos dedicamos a nuestros hijos cuando están con nosotros, ése debe ser l disfrute. Si queremos lograr algo en la vida, al lograrlo deberíamos disfrutarlo. Si decidimos vivir un amor, debemos vivirlo. Todas estas cosas y muchas más deben ser definidas en nuestra vida para saber lo que es vivir a nuestra manera.

Claro, hay personas que se desviven por hacer que los demás vivan sus sueños... entonces, defina eso como su sueño y disfrútelo. No es hora de pensar en pasar facturas a los que le hemos dedicado nuestra vida. Es quizá el momento de estar felices por haber vivido el entregar nuestra vida a otros.

Existen otros elementos muy importantes a tomar en cuenta. Los sueños pueden ser múltiples y muy variados. No tenemos tiempo para vivirlos todos, y probablemente tampoco los recursos necesarios para vivir algunos de ellos. Siempre tendremos la posibilidad de soñar más de lo que podemos vivir. Lo primordial es saber que es así. Muchos viven una gran cantidad de sueños, pero los oigo inconformes por los que no han vivido. ¡Caramba! Lo importante es lo que hemos hecho y estamos haciendo... lo que no se logró, se quedó en sueño y no vivirlo no debe ser motivo de tristeza.

La felicidad no es un logro material... es una condición mental. Vivir la vida a nuestra manera es un simple decir. Lo que quiero dejar claro en mi filosofía es que lo importante es decidir cómo quiero vivirla y luego podré disfrutar cada minuto que viva y cada minuto vivido.



Más sobre el tema de calidad de vida en mis libros:

– ¡Alcanza la Cumbre!

– Mi Binomio



FRASE DE LA SEMANA

“Primero defino cómo quiero ser, luego puedo vivir como quiero vivir; eso es construir el camino de la felicidad propia”.

Diego A. Sosa

Coach, Escritor, Conferencista y Consultor



miércoles, 20 de junio de 2012

REALICE DE PRIMERO UNA TAREA NO PLACENTERA

TAREA DE LA SEMANA


Hay tareas que nos martillean el cerebro durante todo el día, posiblemente semanas y hasta meses. Tenemos que hacerlas, pero no son nuestras favoritas. La forma de realizarlas sin dolor es simple, hágala de primero... sí, como quiera tendrá que realizarla. Lo mejor es salir de ella con el menor estrés posible, sin provocar llamadas de reclamos que nos hacen perder tiempo y llamamos interrupciones. Hoy le pido que tome una tarea de esas que no le gusta hacer y la realice de principio a fin. Si es muy larga póngase una meta, ya sea realizar una parte o un límite de tiempo que le dedicará. Sólo saliendo de ella dejará de ser incómoda y estresante.

Más en mis libros:

– ¿No tienes tiempo?
– Tú Eres la Estrella



DE VENTA EN TODO EL MUNDO INCLUSIVE LA VERSIÓN DIGITAL: http://www.lulu.com/spotlight/Mercurio



lunes, 18 de junio de 2012

PRIMER ASPECTO PARA MORIR EN PAZ

Bueno, la palabra morir no es la más bonita, pero sí es buena para hacernos reflexionar. Hace unos días, mi amigo Roberto me envió un escrito muy interesante. Estaba basado en la experiencia de Bronnie Ware con pacientes terminales. Su libro “Regrets of the dying” (Lamentos del moribundo) ha sido un éxito por abarcar los aspectos deficitarios de la gente que va a morir. Claro que el sexo o un viaje a Las Vegas no salieron en esos momentos. Tampoco tener más dinero o una casa mayor o quizá un vehículo de lujo. Pero sí cinco aspectos que analizaré en una serie de cinco artículos. Daré sugerencias para no tener que lamentarnos al final. Para saber a tiempo lo que es más importante en nuestras vidas.


1   HABER TRABAJADO TAN DURO

Una de las cosas que la gran mayoría de los hombres lamentaba, según la autora, era haber trabajado tanto. No diría tan duro, pero sí demasiado tiempo. Muchas damas también coincidieron en este aspecto.

Es una paradoja, tenemos que trabajar mucho para ganar dinero y poder hacer y tener las cosas que queremos. Pero si trabajamos en demasía, al final no hacemos las cosas que quisiéramos.

La cuestión es, ¿dónde está el equilibrio? El deseo de hacer cosas puede ser infinito; una vez logrado algo, ya buscamos el próximo reto. Si no soñamos con más, podríamos ser conformistas. Tiendo a preguntarme nuevamente: ¿Dónde está el equilibrio?

Cuando ganamos más dinero, realizamos más sueños. Una casa, un viaje, una mejor educación para los hijos, vehículos, hobbies, etc. Pero, ¿qué nos perdemos? Esto es lo primero a definir. Si sabemos lo que nos perderíamos, quizá acomodaríamos nuestro tiempo mejor y quizá algunos sueños no fueran tan importantes como las cosas que poseemos. Haga una lista de las cosas que realmente son importantes para usted, así podrá poner la base para encontrar el equilibrio del que vengo hablando.

Decía Ware que los enfermos terminales, en su experiencia vivida, se lamentaban mucho más de no haber pasado suficiente tiempo con sus hijos, sus parejas y allegados. Increíblemente esas cosas no cuestan, pero valen tanto que deberíamos ponerles más atención.

Con el dinero del trabajo compramos una casa, pero no la convertimos en hogar. Cumplido ese sueño, no la disfrutamos por trabajar para terminar de pagarla y seguir cumpliendo sueños.

Otra cosa que he notado es la costumbre de intercambiar regalos por el tiempo no otorgado. Desde pequeños, les damos algo a los hijos cuando llegamos de viaje, como para que se olviden del tiempo que no nos tuvieron a su lado. Creo que los niños terminan alegrándose de que salgamos, así recibirán un regalo. Cuando lloran porque nos vamos, le prometemos un regalo. Cuando no los acompañamos a sus actividades, le prometemos un viaje. Cuando nos pasamos todos los días trabajando hasta tarde, le prometemos estar con ellos en las vacaciones.

¿Dónde está el equilibrio? Toca a cada uno de nosotros encontrarlo. Los hijos crecen rápido, los nietos aún más. Los trabajos nos causan estrés. Las relaciones se deterioran. No esperemos llegar a los últimos días para arrepentirnos de no estar con los nuestros... y que esos momentos sean de calidad, pero en la mayor cantidad posible. Hijos, padres, abuelos, parejas, amigos, familiares... podemos dedicarle tiempo a los que en realidad nos hacen felices.


Más sobre el tema de calidad de vida en mis libros:

– ¡Alcanza la Cumbre!
– ¿No tienes tiempo?


FRASE DE LA SEMANA

“No esperar para hacer las cosas antes de morir es hacerlas a tiempo”.

Diego A. Sosa

Coach, Escritor, Conferencista y Consultor



lunes, 4 de junio de 2012

¿ TENER RAZÓN O SER FELIZ ?


La respuesta parece simple, pero no siempre lo es. Para muchos tener la razón los hace felices... o por lo menos, lo ven así. Las discusiones suelen ser frecuentes en muchas relaciones, ya sean de trabajo o personales. En el trabajo, tener la razón puede significar conseguir el resultado deseado y, por lo tanto, ser eficiente. En las relaciones personales es diferente. Hoy me concentraré en estas últimas.

Hay circunstancias que tener la razón no es de importancia. Escucho y vivo discusiones banales que sólo llevan a malos momentos y desencuentros que suelen durar horas, días y hasta semanas.

- ¿Es importante ganar una discusión? Creo que casi nunca lo es. Tener la razón no me trae nada positivo si la otra persona no acepta que la tengo. La mayoría de las discusiones terminan con un ganador virtual y un perdedor que sabe que no perdió. Ya lo dijo Galileo cuando perdió su más famosa discusión: “El sol gira alrededor de la tierra, pero la tierra seguirá girando alrededor del sol.” O sea, tres perdedores reales: Los dos pierden a la vista del contrario y también pierde la relación.

- ¿Qué pierdo si no la gano? Muchas veces sólo puedo perder mi orgullo. Simplemente algo que aparenta ser más importante que mi tranquilidad y la relación. Demostrar nuestro punto de vista no sirve de mucho en la mayoría de las discusiones. Gran parte de las personas se empecina en tener la razón, no en encontrar la verdadera solución.

- ¿Qué vale más, una victoria o la paz en mi vida? Cada uno debe decidir. Hay personas que sienten que su paz es ganar cada discusión. La mía es diferente y la trato de construir con cada acción.

- ¿Es esa relación tan poco importante que mi orgullo vale más? No todas las relaciones son importantes. Si quiero mantener una relación con una persona que sienta que me aporta a mi vida, entonces aprenderé hasta donde puedo dialogar con ella y hasta ese punto llegaré. Si es una persona que no me aporta y emocionalmente me desequilibra, entonces evitaré ese contacto. No seré enemigo, sólo tendré el contacto necesario para no colocar en mi vida emociones que no quiero tener.

Conocemos personas con las que no se puede dialogar; ellos gustan de tener la razón y terminamos discutiendo... ¿Vale la pena? Para mí no la vale. Prefiero abandonar el diálogo cuando aseguran que el sol gira alrededor de la tierra. Pero no entraré en una discusión que no me aportará nada y destruirá la relación que pueda tener con esa persona.

Las relaciones son tierra fértil para los conflictos, lo ideal es no poner semillas conflictivas en esa tierra.



FRASE DE LA SEMANA

“Ganar una discusión no me hace más inteligente; mantener una buena relación sí.”

Diego A. Sosa
Coach, Escritor, Consultor y Conferencista





lunes, 14 de mayo de 2012

¡UN POQUITO DE TIEMPO PARA MÍ... POR FAVOR!

¿Para quién? Bueno, “mí” pueden representar diversas personas. Yo me puedo decir eso, pero me lo puede exigir mi pareja, mis hijos, mis padres, mi abuela, mis colaboradores, etc. Todos queremos tiempo de mí. ¿Qué puedo hacer? El truco es fácil, atendernos a todos.

Habrá personas más importantes que otras, definitivamente. El mejor legado para mis hijos es el tiempo que les puedo otorgar ahora. Hoy tienen quince y diecisiete años. Luego serán adultos y no podré darles tanto tiempo porque ellos no lograrán recibirlo. Hace un tiempo decidí que son mi prioridad máxima en la repartición de tiempo.

Ya sé, no tenemos tanto tiempo, por eso muchos dicen que le otorgan tiempo de calidad. Yo me he preguntado siempre ¿qué es tiempo de calidad? Analizo a muchos que piensan así y veo que es: Pasar las vacaciones con ellos, darle viajes, regalos, llevarlos donde los padres piensan que es mejor para ellos... “luego comprenderán”.

¿Qué recordamos como buenos momentos con nuestros padres? ¿Los grandes momentos? Sí, seguro que le agradecemos todos esos grandes momentos. Fueron fantásticos y quedaron en nuestra mente tallados.

Sin embargo, los pequeños momentos de cada día hacen algo diferente. Crear una relación intensa durante la juventud y la adolescencia sólo se logra con tiempo... en primer lugar. Claro, el tiempo es el ingrediente básico, pero luego tenemos que condimentarlo con: Comunicación asertiva, paciencia, comprensión, recuerdos (sí, recordar cómo éramos y actuábamos cuando teníamos su edad), liderazgo, credibilidad, tolerancia, amor de actuación, reconocimiento, estar presentes... entre otras especias que le debemos poner a ese menjurje que estamos cocinando. El plato más delicioso que podemos crear... la crianza de nuestros hijos.

¿Qué haremos un esfuerzo? Entonces lo que tenemos que cambiar es la actitud mental. Si creemos que ayudar o acompañar a nuestros hijos es un sacrificio, entonces debemos sumergirnos en nosotros y ver si realmente queremos lo mejor para nuestros hijos. Querer lo mejor y considerarlo un sacrificio no es congruente. Si pienso que podría estar haciendo alguna cosa mejor para mí, entonces no le he dado la prioridad 1 a mis hijos.

Lo que hago es aprovechar cualquier oportunidad que mis hijos me dan para hacer algo con ellos o para ellos... insisto, llegará la época en sus vidas donde no tendré esos momentos.

Otra actitud mental que intento desarrollar es la de no esperar nada a cambio. No sólo con mis hijos, sino con cualquiera. Me ha resultado fácil, cuando hago algo por alguien o con alguien, porque disfruto haciéndolo y nunca pienso que es un sacrificio. Acompañar a una persona, dar un consejo, visitar a un ser querido, etc, me da una gran satisfacción a mí. No pienso que me retornarán el favor o la visita, disfruto haciendo lo que hago y no espero ser desilusionado. No “tengo que...” Mi mentalidad es “quiero...”

Como me satisface el tiempo que le dedico a mi prioridad uno, podría decir que yo también paso a ser prioridad uno. Digamos que soy 1b. Dedicándome tiempo a mí también le dedico a mis seres queridos. Mi salud física y mental, mi desarrollo personal y profesional, mi falta de estrés o tiempo para “desconstruirlo”, etc. Siendo mejor y estando mejor podré también colaborar mejor. Esa razón me lleva a dedicar tiempo a mí con una gran prioridad.

El tiempo está ahí y debemos decidir a quién y a qué otorgarlo. Lo importante es cómo tomamos mentalmente la actividad que ejecutamos. Si creemos que trabajar es un sacrificio, entonces no estamos viendo los beneficios de trabajar, mucho menos estamos disfrutando cada minuto de nuestro tiempo. Cada actividad puede ser tediosa o entretenida, dependerá sólo de la forma en que la veamos.


Más en mi libro:

– Mi Binomio (Contiene 2 libros: ¿Forastero yo? Y Click ¿Quién tiene el control de tu vida?)



FRASE DE LA SEMANA

“Sacrificar mi tiempo no vale la pena; mejor hago todas mis tareas con un gran disfrute.”

Diego A. Sosa
Coach, Escritor, Conferencista y Consultor

lunes, 7 de mayo de 2012

AUTOESTIMA

¿Qué es? ¿Cómo llega a nosotros? ¿Podemos controlarla?

Son muchas las personas que sienten que su autoestima o la de algún ser querido es baja. Con los menores debemos trabajar cuidadosamente para que crezcan con una autoestima sana.

La autoestima es la valoración que tenemos de nosotros mismos. Puede ser una valoración por encima de lo que realmente somos, neutral, o por debajo. Los extremos suelen ser riesgosos. La mayoría de las personas que tiene problema de autoestima se encuentran en la parte que los lleva a sentirse menos de lo que realmente son e incapaces de muchísimas cosas que realmente pueden.

No nacemos con autoestima, eso no viene en el paquete genético ni se nos contagia en el canal de parto. Después de nacidos el comportamiento de la sociedad nos va impregnando de muchos juicios de valores y eso nos lleva a formar la valoración que tenemos sobre nosotros y los demás.

Uno de los factores más comunes que he visto en las personas que sufren de baja autoestima es que vienen de un ambiente sumamente competitivo. El colegio, los amigos, los primos, los hermanos y los padres. Cuando no logran ser primeros en alguna competencia o en alguna materia, suelen haber comparaciones y hasta críticas... muchas veces denigrantes.

Siempre queremos que nuestros hijos sean mejores, y eso es muy sano, lo que les puede afectar es que les exijamos ser “los” mejores.

Todos tenemos nuestro valor y nuestras fortalezas. También tenemos nuestras debilidades. Concentrarnos en lo que no podemos hacer de la mejor forma puede llevarnos a pensar que valemos menos. Compararnos con los demás siempre nos llevará a encontrar alguien que puede ser mejor en algo. Exigirnos siempre superar a alguien será un factor primordial para sentir más frustraciones que momentos felices. Es que seremos menos veces el ganador.

Sí, siempre habrá una mejor nota; si tenemos la mejor nota otro será mejor en un deporte; otro tendrá la sonrisa que más le gusta al género complementario; otro podrá ser más alto o tener las manos más bonitas; quizá otros tengan más dinero para darse algunos lujos... En fin, si queremos sentirnos menos, tenemos muchas posibilidades de encontrar excusas para considerarnos así.

No somos malos cuando no tenemos las mejores notas, cuando no resultamos ser los más simpáticos, cuando no somos el mejor deportista, cuando no ganamos la mayor cantidad de dinero, cuando no ganamos en un juego de mesa, cuando no tenemos la mayor habilidad para responder, cuando no tenemos la mayor cantidad de conocimientos, cuando no tenemos la pareja más hermosa, cuando las cosas no salen como quisiéramos...

Una corta anécdota: Mi lectora más joven, Alexa, de 8 años, preguntó en medio de una conversación qué era una tableta. Algunos se rieron por ella no saber. Ella le contestó que Diego dice en su libro Mi Binomio que no podemos saberlo todo, que todos somos ignorantes de muchas cosas. Todos enmudecieron y le explicaron lo que era el moderno equipo. Esas burlas la podían llevar a desarrollar un complejo, pero en ese instante demostró que no le importa no conocer algo, que eso no la haría sentir menos.

Los que tienen baja autoestima tienden a exigirse más de lo que nadie puede ser. Se concentran en compararse con los demás y competir contra cada uno en una categoría individual. Si quiere competir contra alguien, hágalo en el todo, verá que usted sale ganando en una gran cantidad de categorías ante cualquiera que se quiera comparar.

El valor de nosotros no se ve en la ropa que usamos y lo que podemos comprar. No valemos por el dinero, sino por lo que somos. Superarnos cada día a nosotros mismos es lo que en realidad llamo superación. Autoestima es una herramienta que necesitamos tener en equilibrio. Debemos dejar de analizarnos, es mejor dedicarnos a vivir. Progresar, aprender, ser felices... nadie es menos, nadie es más... simplemente somos la pieza más importante del rompecabezas propio que se llama VIDA.


Más sobre este tema puede encontrarlo en mis libros:

¡Alcanza la Cumbre!
Mi Binomio


FRASE DE LA SEMANA

“Buscar mi valor comparándome con los demás sería una estupidez infinita.”
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Escritor y Conferencista





lunes, 30 de abril de 2012

¿NOS PROGRAMAN PARA TENER HAMBRE?

¿Podemos programar nuestro cerebro para tener hambre? Muchos quisiéramos lo contrario, pero algunas cosas que ingerimos logran el efecto de programación que nos lleva a comer más de lo que el cuerpo en realidad necesita.

Dentro de mis investigaciones sobre cómo mantener un cuerpo sano, encontré informaciones científicas que me parece interesante compartirlas.

· El azúcar de las frutas (fructosa) se convierte rápidamente en grasa: Esta azúcar se encuentra también en muchos productos dietéticos. El problema es que el cerebro no la reconoce en su sistema de control, por eso no la acepta como producto dañino y ella termina alojándose en nuestros depósitos de reserva de grasa con agilidad. Otro efecto es que estimula la creación de reservas de células de grasa.

· Las bebidas dietéticas hacen engordar más que las regulares: Los productos sintéticos utilizados para endulzar alimentos dietéticos son bajos en calorías. Al igual que el azúcar natural son también estimulantes del apetito... pero por el contrario, no le surten al cerebro ningún elemento que le indique la satisfacción del hambre mientras se ingieren. El cerebro piensa que le hacen falta nutrientes ya que falta el azúcar como fuente de energía y nos da el comando de comer más; o sea, estos alimentos nos abren el apetito. Así terminamos buscando en otros alimentos las calorías que nos ahorramos al ingerir productos dietéticos dulces.

· Los alimentos empacados en plástico pueden provocar ataques de hambre: El ftalato es un producto utilizado para los empaques artificiales, como bolsas de plástico y tapas. Éste elemento químico no se queda fijo en el plástico y al liberarse puede pasar directamente al alimento por lo tanto a nuestro organismo. Se ha comprobado que el ftalato puede desatar ansiedad por comer. El cerebro se confunde y reduce la emisión de la hormona de la saturación, encargada de hacer sentir la satisfacción por la suficiencia de comida.

· Los chips (como las papitas fritas) nos pueden convertir en déspotas de la glotonería: El glutamato está en casi todo lo que es salado y conservado. El sabor artificial del glutamato no resalta el sabor de los alimentos como lo hacen los azúcares, los salados, los agrios y lo ácidos, éste químico cambia el sabor de los alimentos creando una confusión en el cerebro. El cerebro reduce la emisión de la hormona leptina (llamada también hormona del adelgazamiento) por esta confusión y el centro de saturación de nuestro cerebro se desactiva. Nuestro cerebro continúa dando el mandato de seguir comiendo. No importa cuántos chips hayamos ingerido, nuca llega la sensación de “estamos satisfechos”.

Pienso que hoy no hacen falta conclusiones adicionales, cada uno puede hacer sus propias conclusiones y decidir cómo y qué ingerir en el que yo llamo “Mi Hotel”, el que cuido y mantengo, porque me alojará toda mi vida.


Más sobre el tema de cómo cuidar nuestro cuerpo en mi libro:

– Tú Eres la Estrella

FRASE DE LA SEMANA

“Saber más de lo que me hace mal es importante; tomar medidas con lo que me hace daño es imprescindible”.

Diego A. Sosa
Escritor, Coach, Conferencista y Consultor

lunes, 23 de abril de 2012

¿ES NUESTRA SOCIEDAD TAN MALA?

Hace muchos años escucho la queja de que la sociedad es mala, que está en decadencia, que estamos perdidos, que la sociedad está dañando a nuestros hijos, que no tiene remedio la degradación social... y mucho más por el estilo.

¿Quién es “la sociedad”? Cuando miro a mi alrededor me doy cuenta que son personas las que componen la sociedad. ¡Dé dilema! Casi todas las personas que conozco son buenas y con las que me relaciono son aún mejores. ¿No le pasa lo mismo a usted?

Entonces: ¿Cómo es que teniendo tanta gente buena nuestra sociedad es supuestamente tan mala?

Por un lado, los malos hacen más ruidos. No salen en los periódicos los miles que ayudan a que personas sean mejores o a que tengan un empleo, pero sí los poquitos que asaltaron a alguien. Estamos cambiando la percepción de miles de buenos, por cada uno que no lo es. Por cada hombre que maltrata a su compañera, hay decenas de miles que las quieren cada día más.

La sociedad siempre ha sido la suma de los individuos que la componen. Cada día somos más individuos en cada sociedad.. Por la comunicación, el transporte y todo lo que ha traído la evolución cada día estamos en contacto con más personas que antes. También tenemos más informaciones... antes lo que pasaba en el medio oriente no era tan relevante en una isla del pacífico como lo es ahora.

Veo personas que han dejado la educación de sus hijos a “la sociedad”. Sí, escucho que me dicen que la sociedad daña a sus hijos. Hasta escucho que dicen que en las escuelas no enseñan valores. ¿Estamos haciendo nuestro trabajo en casa? Cada día pagamos más para darle a nuestros hijos una mejor educación, pero en casa nos dedicamos menos a educar. La educación tiene dos componentes y el de la escuela es cada día más académico... el otro debe salir de la casa.

Uno de los factores que más daño le está haciendo a los jóvenes es la competencia. Los adultos vivimos en competencia y le pasamos eso a nuestros hijos. Subir de estatus es la base de toda competencia y eso está cambiando aceleradamente a nuestra sociedad.

Para lograr un estatus más alto necesitamos simplemente más dinero: El dinero tiene un problema, su calidad se mide por su cantidad. Pero mostrar un mejor vehículo no es una verdadera mejoría, porque la mayoría de las veces lo hemos comprado con un préstamo, o sea, es una pantalla.

Cuando el hijo llega de la escuela feliz con una buena nota, ¿le preguntamos cuánto sacaron los demás? Eso es competencia. Cuando le compramos la ropa de marca para vestirlo, cuando lo comparamos con los primos y compañeros de escuela, cuando le celebramos la mejor fiesta de cumpleaños, la mejor boda, cuando criticamos a los demás por su estilo de vida, cuando demostramos nuestras ansias por tener lo que otros han logrado... Todo es basado en dinero, porque el estatus se muestra... con dinero.

Una mejor sociedad la logramos aumentando los valores de sus individuos. Esos valores no suben con dinero, sino con comportamiento: Ayudar a los demás, cooperar, ser humildes, respetar el derecho de los demás, colaborar con el crecimiento de todos, cambiar la competencia por la competitividad (o sea, ser mejor con respecto a lo que era y no a los demás)... en fin, buscar que la suma de los individuos de una sociedad sea cada vez mayor independientemente de la cantidad de sus componentes.


Más sobre este tema en mis libros:

- Mi Binomio
- Tú Eres la Estrella
- Alcanza la Cumbre


FRASE DE LA SEMANA


Diego A. Sosa Sosa
Coach, Consultor, Conferencista y Escritor

domingo, 15 de abril de 2012

INFOXICACIÓN

La palabra se explica por sí misma. Estamos viviendo tiempos que nos podemos dejar intoxicar por la información. Ya sea por su calidad o por su cantidad. Hoy todos escribimos, todos opinamos, todos multiplicamos información... en fin, es un diluvio que puede terminar infoxicándonos.

Claro, ‘los demás son los culpables’, nos envían tantas cosas. Algunos roban nuestra dirección electrónica y nos llenan de anuncios. Otros nos envían cadenas de correos electrónicos, otros nos copian en los teléfonos inteligentes.

Por otro lado, están las informaciones que sí necesitamos para nuestro diario vivir: Las del trabajo, las de nuestros hijos, las de la familia, las de los amigos, las del día a día, las de la sociedad, las noticias...

Siempre han existido informaciones, la diferencia es que ahora llegan más rápido, se emiten más y se repiten en forma exponencial. Una información interesante nos suele llegar por varias vías, y cada una con su correspondiente comentario.

¿Qué podemos hacer?

No está todo perdido. Ya sé, probablemente usted no esté enfermo, pero quizá puede ayudar a algún amigo. ¿Qué por qué digo esto? Porque las soluciones que leerá serán como para los que son adictos a algo, que casi nunca reconocen que le puede hacer daño su adicción... “eso es a los demás que les hace daño...”.

El caso es que debemos parar con la lluvia de información que no nos sirve para nada.

· Si algunas informaciones no nos interesan, es hora de borrarnos de la lista. Sí, si Diego le envía un correo semanal que no le sirve de nada, envíele un correo para que lo saque de la lista. No tiene que ser grosero con Diego, simplemente le pone en la referencia “Cancelar suscripción”. ¿Qué Diego se puede ofender? Problema de él. ¿Sabe cuántos Diego tiene llegándole a su correo a diario? Tome la acción en sus manos, su tiempo es suyo de su propiedad.

· Pídale a los que le copian información que usted no quiere y a los que lo hacen con frecuencia, que no lo hagan. ¿Se ofenderán? Entonces acaba de descubrir que es alguien que no merece el tiempo que no le está dedicando hoy a personas que usted debería querer más... por ejemplo: A usted mismo, a sus hijos, a su familia o a sus mejores amigos. Siempre protestamos que no vemos a esas personas o que no hacemos algo para nosotros por: “FALTA DE TIEMPO”.

· Los que le envían chistes, anuncios, cadenas y demás informaciones que pueden ser inútiles para usted, pídales que no lo hagan. Si lo solicita dos veces y no le hacen caso, repórtelos como SPAM, le aseguro que eso duele para los que envían correos indeseados a su lista de prospectos.

· Reduzca sus horas en las redes sociales. No tiene que enterarse de todo de todos. Póngale a algunas personas el estatus de “mejores amigos”. Con eso no se perderá las actualizaciones de las personas que en realidad quiere seguir. No sea miembro de cada grupo si éstos le envían información que usted no quiere recibir. O configure su membresía para que no le avise de todos los cambios. Además, configure su usuario para que le envíe la menor cantidad posible de correos electrónicos.

· Cancele las suscripciones de las revistas y periódicos que no lee por falta de tiempo. Si un día sale algo que le interese, pídalo prestado, busque la versión digital o cómprelo. Pero si nunca lo lee, es mejor no tener que utilizar tiempo y nervios en pensar que se le están acumulando. Y de paso ahorra dinero.


Hay muchas cosas más que puede hacer para no infoxicarse, esto es sólo un resumen de algunas de las más importantes.


Más sobre el tema en mis libros:

- ¿No Tienes Tiempo?
- Tú Eres la Estrella


FRASE DE LA SEMANA

“Las informaciones nacen, crecen, se reproducen y casi nunca mueren; no dejes que te infoxiquen”.
Diego A. Sosa


© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor y Coach de Empresas y Profesionales. Mercurio Entrenamiento y Consultorías, S. A.

e-mail: Diego@DiegoSosa.info
WEB: www.DiegoSosa.info