“Me resulta muy difícil
decidir si lo pienso dos veces”, me dijo una amiga hace unos días. La primera
decisión la tomamos por intuición, luego entra la razón. ¿A quién le debemos
hacer más caso?
Diría que depende de
varios factores, entre ellos:
1. º La importancia del resultado: Un cirujano no puede accionar
según corazonadas. Es necesario pensar varias veces antes de decidir. Otras
decisiones no tienen resultados de tanto impacto. Es como un bateador en cuenta
de 3 bolas sin strikes. Puede elegir con facilidad si atacar al próximo
lanzamiento o no. No es igual en 0 bolas y 2 strikes. Un atacante en fútbol
puede arriesgarse a fallar un pateo a puerta, pero si el defensa yerra cerca de
su arco puede costarle el juego a todo el equipo… muchas veces el campeonato o
hasta el primer lugar en el mundial.
2. º Experiencia: Claro que en el ámbito que se requiere tomar la
decisión. Cuando en ocasiones anteriores hemos accionado sobre un caso
idéntico, nuestro cerebro pensará rápidamente en lo que hizo en el pasado. Si
estuvimos conformes con el resultado, lo más probable es que rápidamente
tengamos la tendencia, que será involuntaria.
La ciencia nos ha dado
muchas respuestas a lo que pasa en nuestro cerebro para tomar una decisión. Nos
puso en evidencia sobre lo que el inconsciente hace mientras nos enfrentamos a
una situación.
Nuestro cerebro hace
conexiones entre las neuronas. Esto sucede cada vez que enfrentamos una
información nueva. Mientras más usamos esa carretera, más fuerte se convierte
la conexión y más fácil es andar el camino. Es como si la carretera se
ensanchara.
En caso de enfrentar una
situación nueva, o con variables no conocidas, el camino a recorrer puede ser
otro, pero la información llega, tomamos una decisión inconsciente y ella
influenciará todo el tiempo, no importa que la razón no llegue a una
conclusión.
Cuando nos encontramos en
una encrucijada nuestro inconsciente presiona de todas las maneras posibles
para que su decisión sea la tomada en cuenta. La indecisión es una manipulación
muy bien elaborada por nuestro amigo de las tinieblas. Al final casi siempre
tomamos la decisión que él quiere… en conclusión, es una corazonada lo que nos
ayuda.
¿Se atreve a tomar su
próxima decisión que no importe el resultado con la primera decisión que le
venga a la mente?
POR: Diego A. Sosa
Más en el libro: Migomismo - Su Inteligencia Emocional Interna
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