En un coaching hace unos días mi cliente quiso trabajar cómo
tratar con una compañera de trabajo que es perfeccionista. “Ella sabe que lo es
y no tiene la menor intención de cambiar”.
En la vida los extremos tienden a complicar la existencia
propia y la de los que nos rodean. Y más si se encuentran personas de polos
opuestos. No quiero decir que mi coachee fuera lo opuesto a ella, pero así lo
considera su compañera.
Para que seamos complementarios debe haber de los dos lados.
La situación se complica cuando una de las partes está muy alejada del centro.
El perfeccionista siempre verá a los demás como deficientes, el que está en el
otro extremo sentirá demasiada exigencia para situaciones que según él no lo
ameritan; todo dependerá del punto de vista.
Los perfeccionistas, por lo regular, viven con más estrés
del necesario, hasta llegan a enfermarse con facilidad. Una coma mal colocada
puede llevarlos al borde de un ataque de nervios. Cuando son tantas las
versiones que hay de usar tan útil amiga (según los escritores, no los lingüistas)…
Debo reconocer que hay reglas inviolables, la gran mayoría no las tomamos en
cuenta y muchos ni las conocen. Le aseguro que a los del extremo de la perfección
les es muy difícil sobrellevar la situación.
Pongo el ejemplo de la coma porque en la mayoría de los
casos los perfeccionistas desarrollan una dedicación a las letras que me
sorprende. No sé por qué, pero les encanta la gramática. ¡Cuánto sufren!
Las relaciones humanas con perfeccionistas son complejas. Ya
sea en lo familiar, personal o laboral. No podemos cambiarlos, debemos tratar
de llevarnos lo mejor posible.
Cuando son nuestros jefes no podemos más que aprender a
cometer la menor cantidad de errores posibles. Si no está dispuesto o no podrá
llegar al nivel requerido, es mejor que busque otro jefe. Pasarse la vida
tratando de trabajar con una persona de estas características no será lo más
divertido que tendrá en su existencia.
Si es jefe de un perfeccionista puede aprovechar para
complementarse. Con el cuidado de no tender a la parálisis. Hay trabajos que no
tienen que ser perfectos, lo importante es que se terminen con la menor
cantidad de errores.
Mi método para ser más asertivo está por completo en mi libro ¿No tienes tiempo? En él muestro las formas de tomar la decisión cuando tenemos las opciones de buscar la perfección o atender a la urgencia.
¿Se atreve a ser más tolerante moviéndose un poquito hacia
el centro siendo menos de uno y más del otro?
Por: Diego A. Sosa
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