Hace unos días me encontré con un amigo y al preguntarle
cómo estaba me respondió: “No es un buen día para hacerme esa pregunta”. Quizá
otro me hubiese respondido “¡BIEN!” por aquello de “al mal tiempo buena cara”.
Conversando un poco, sin extenderme por aquí, me dijo que estaba en uno de esos
días que todo sale mal. ¿Ha tenido alguno así?
En sicología hay muchos estudios al respecto, otros lo
justifican por el lado de las energías y los astros, etc. La pregunta que le
hago es: ¿Podemos cambiar el rumbo de esos malos días?
Si cree en el destino o le entrega su futuro a los astros me
imagino que tendrá su respuesta bien clara. Le indico que este es el momento de
dejar de leer el artículo, porque como siempre le explicaré algo para que pueda
cambiar… en este caso le daré recetas para que convierta su mal día en uno
bueno, o por lo menos, en uno no malo.
¡Oh, siguió leyendo!, usted es de los que quiere saber cómo
cambiarlo o de los que buscará todos los argumentos para desmontar mi método…
no importa, le agradezco que haya seguido.
1.
Olvídese
de lo que ya pasó: Si salieron varias cosas mal no hay forma de cambiarlas.
Quizá podemos lograr que en otra ocasión no pase; por ejemplo, saber que
levantarse tarde llevará a una cadena de hechos desastrosos, aumentará el
estrés, lo cual nos debe llevar a no perder tiempo cuando el despertador suena.
2.
Elija
tareas que le guste hacer: En momentos negativos vemos todo con lentes
oscuros en medio de la oscuridad. Lo que nos sale bien nos da confianza. Por lo
general, le echamos mano a lo que no nos gusta hacer… “total, hoy estoy de
malas”.
3.
Déjese
contagiar: Cuando vea a alguien positivo acérquesele y tome de su energía.
Su inconsciente tratará de contagiar al otro, pero si recuerda esta sugerencia
se le acercará y le dirá: “Ven, dame de tu energía positiva”. Reconocer y
manejarse con las emociones lo detallo en mi libro Migomismo.
4.
Tenga
identificado a un payaso: Ese amigo o compañero que usted le puede decir:
“Sácame de este bache”. Una persona especial que le hará reír y olvidarse del
mal momento, girando hacia lo bueno.
Ahora le toca a usted: ¿Se atreve a contagiarse o contagiar
de buenas energías para que el día de muchos sea mejor?
Más en mi libro: Migomismo - Su inteligencia emocional interna
POR: Diego A. Sosa
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